Las almohadas son parte esencial de nuestro descanso, pero con el tiempo es común notar que se manchan de un tono amarillento. Aunque a simple vista puede parecer solo un problema estético, en realidad estas marcas pueden ser una señal de desgaste y falta de higiene que afecta tanto tu comodidad como tu salud.
Según la marca de colchones y almohadas Luuna, una buena higiene en la ropa de cama es clave para mantener un descanso saludable, ya que las almohadas están en contacto constante con nuestra cara y vías respiratorias. Sin embargo, muchas veces no les damos el cuidado que necesitan ni sabemos cada cuánto tiempo conviene reemplazarlas.
Las manchas amarillas aparecen principalmente por la acumulación de fluidos como sudor, saliva, grasa del cabello o restos de maquillaje. Dormir varias noches sin funda protectora o retrasar los lavados también contribuye a que el material absorba humedad y pierda frescura.

Además de lo visible, estas manchas suelen ir acompañadas de acumulación de bacterias, ácaros y hongos, lo que puede detonar problemas como alergias, acné, resfriados frecuentes o irritaciones en la piel.
No todas las almohadas requieren el mismo cuidado, pues depende del material de relleno. Algunas recomendaciones prácticas son:
Si ya tienes manchas amarillas, puedes intentar removerlas con bicarbonato o detergentes para ropa delicada, pero lo más efectivo es la prevención con fundas lavables.
Incluso con buenos cuidados, las almohadas no duran para siempre. Una técnica sencilla es doblarla por la mitad: si no recupera su forma original, es momento de buscar un reemplazo.
En promedio, los especialistas recomiendan que un adulto cambie su almohada cada 6 a 12 meses, mientras que en niños y adultos mayores puede ser necesario hacerlo cada 4 a 8 meses. Además del tiempo, hay señales claras: si tu almohada perdió firmeza, huele mal, provoca molestias en el cuello o ya no recupera su forma, es mejor invertir en una nueva.
Si buscas renovar, aquí tienes tres buenas opciones según lo que prefieras:
Invertir en una buena almohada no solo mejora tu descanso, también evita problemas de salud relacionados con la mala postura o la acumulación de ácaros y bacterias.