Sharjah, Emiratos Árabes Unidos.— “¿Cuál es el rol de la literatura y el arte en temas sociales y políticos, tanto en Nigeria y el mundo?”, preguntó un niño de primaria al (Nigeria, 1934). El escritor tuvo un encuentro con estudiantes durante la primera actividad de la segunda jornada de la .

En este mundo adultocentrista se podría asumir que no habría interés en los niños por escuchar a un dramaturgo galardonado por escribir sobre “el drama de la existencia”; sin embargo, niños y niñas –sentados separados los unos de los otros– siguieron con atención la plática nada edulcorada del también activista, quien remarcó el hecho de que los jóvenes deben prepararse para ser rechazados constantemente.

“La literatura es algo humano; a veces un tema político levanta la mano y ya está, así es como uno se interesa en la política”, respondió el escritor a la pregunta del niño.

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Así como Soyinka no subestimó a los niños, éstos tampoco subestimaron los consejos del hombre de 89 años, a quien se le tenían que repetir las preguntas al oído, y señalaba cómo las editoriales buscan principalmente hacer negocio con la creatividad de los escritores.

Quizás Soyinka, quien también dijo ser un orgulloso profesor, no subestimo a su joven público, pues él tampoco fue subestimado por su familia cuando comenzó a leer a la edad de dos años y medio. El autor de Aké. Los años de la niñez contó que fue un lector precoz y que tan pronto como aprendió a leer, comenzó a sentirse insatisfecho por lo que leía por lo que terminó convirtiéndose en escritor. “Quería cambiar la narrativa”, afirmó.

El escritor lamentó la ausencia de oportunidades para las nuevas generaciones
El escritor lamentó la ausencia de oportunidades para las nuevas generaciones

Soyinka estudió en la universidad de Ibadan (Lagos, Nigeria), para luego mudarse a Londres y escribir teatro para The Royal Court; regresó a Nigeria a inicios de los 60, donde continúa haciendo teatro y hasta fundó una compañía teatral. Sin embargo, su postura política lo llevó a la cárcel; al salir, su obra se volvió más política, para después convertirse en el primer hombre africano en ganar el Nobel de Literatura en 1986. Ahora, el nigeriano continúa con su trabajo como escritor y como “profesor itinerante”, como se define, pues da clases en distintas universidades del mundo, entre estas la sede en Abu Dhabi de la Universidad de Nueva York.

Sobre qué es lo que lo mantiene activo a sus casi 90 años –bromeó sobre que su hijo, quien es doctor, lo acompaña por si “cae muerto” en cualquier momento– enumeró elementos como la suerte, el hábito y el masoquismo. “Creo que sólo tengo suerte y escucho a mi cuerpo. Algunas cosas se vuelven un hábito y cuando hay una idea en mi cabeza, tengo que desarrollarla. Me gusta definirme como un masoquista de clóset. Escribir sigue siendo demandante, uno debe ser un poco masoquista para ser un escritor”, afirmó Soyinka.

Aunque el nigeriano tiene muchas ideas que compartir, aseguró que no se le podrá leer en redes sociales porque están llenas de “filisteos” y “bárbaros” que abaratan la lengua y la creatividad.

“Para mi uno de los grandes inventos del milenio es la democratización de la comunicación. Las redes sociales serían vehículos de ideas, desafortunadamente fueron tomados por filisteos y bárbaros, al grado que los escritores serios están escapando de las redes. Son buenas plataformas, pero están tan contaminadas de imbéciles, que prefiero comunicarme a través de mis libros. No podemos permitirnos que una tecnología tan maravillosa se desperdicie”, declaró.

Para alentar a las nuevas generaciones a dedicarse a la escritura cualquier otro podría recurrir al optimismo y a destacar las bondades de esta profesión, pero no Wole Soyinka, él prefiere recurrir a la realidad. “Prepárense para encontrarse con el rechazo”, advirtió el africano a los niños. “Las editoriales están ahí para hacer negocio, no están para ayudar a que los jóvenes se desarrollen, algunas lo hacen, pero es un negocio. Así que hay que desarrollar esa conciencia. Prepárense para ser rechazados, deja cicatrices de guerra, pero estén orgullosos y sigan escribiendo”, declaró el autor de "Crónicas desde el país de la gente más feliz de la Tierra".

El escritor Wole Soyinka en la Fil Sharjah. Foto: Frida Juárez/EL UNIVERSAL.
El escritor Wole Soyinka en la Fil Sharjah. Foto: Frida Juárez/EL UNIVERSAL.

Soyinka dijo sentirse frustrado porque las nuevas generaciones no contarán con las mismas oportunidades que él tuvo. Después de la independencia de Nigeria, las editoriales estaban abiertas a recibir materiales. “Fue una nueva agitación cultural en África”, afirmó el dramaturgo sobre el contexto en el que publicó sus obras.

El escritor afirmó a los niños que el haber ganado el premio Nobel de Literatura no cambió su escritura, “no conozco a ningún escritor que lo haya cambiado el Nobel”, señaló, aunque dijo que sí conoce a escritores que cambian con el propósito de gustarle a la Academia sueca.

“Lo que cambia es el ganador del premio. Hay muchas nociones sobre lo que debe y no debe hacer un ganador del Nobel. Las expectativas se transforman y se abandona el estilo de vida, las preferencias. Eso tuve que afrontarlo, yo no pedí el premio; pero mi estilo y mi interés por algunos temas no cambiaron”, afirmó el nigeriano.

Al abundar sobre lo que no tendría que hacer un Nobel de Literatura, el tono serio de la conversación cambió radicalmente y Wole Soyinka dejó de ser el ganador del Nobel de Literatura y pasó a ser un hombre que compartió una plática amena sobre las veces que ha sido confundido con el actor Morgan Freeman, al grado de confesar que está tan cansado de ser confundido con el actor de Hollywood y corregir a la gente, que en algunas ocasiones sigue la corriente y pretende ser Morgan Freeman con las personas que se acercan a pedirle fotos y autógrafos. “Una vez firme ‘Con amor, Morgan Freeman. Atentamente, Wole Soyinka’”.

Al final de su charla, los niños se arremolinaron para pedirle autógrafos y fotos al Nobel, quien tuvo que salir a prisa, para escapar del alboroto que causó su presencia.

Wole Soyinka ofrecerá este viernes una conferencia magistral en la , el encuentro literario más importante de la lengua árabe y que se lleva a cabo hasta el 12 de noviembre. Mil 700 actividades forman parte de esta edición que tiene a Corea del Sur como Invitado de Honor.

Una feria en la que también participan 2 mil 300 editoriales provenientes de Egipto, Arabia Saudita, India, Irán, Líbano, Siria, Qatar, Marruecos, Kuwait y Turquía.

El escritor Wole Soyinka en la Fil Sharjah. Foto: Frida Juárez/EL UNIVERSAL.
El escritor Wole Soyinka en la Fil Sharjah. Foto: Frida Juárez/EL UNIVERSAL.

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