Galileo Galilei le cedió sus ojos al Sol. Perdió la vista paulatinamente por observar al gran astro con un telescopio, pero sus observaciones cambiaron al mundo. No solo demostró que la teoría de Copérnico, que defendía a la Tierra girando alrededor del Sol, era cierta; sino también le dio peso a las manchas solares. Dejo de lado la idea de que solo eran una ilusión óptica, como afirmaban algunos científicos de la época, para demostrar que eran prueba fehaciente de la actividad solar que más de cuatro siglos después sigue siendo objeto de estudio.

El Sol influye constantemente en el Tierra con radiación, calor y movimiento constante de partículas y campos magnéticos. Este flujo de energía se conoce como viento solar y se compone principalmente de protones de alta energía que tienen mucha influencia en las actividades cotidianas que realizamos en nuestro planeta.

Un mundo en equilibrio

Después del exitoso lanzamiento de su sonda para conquistar el polo sur de la Luna, la India nuevamente mide fuerzas con las principales agencias espaciales del mundo mediante una misión al Sol: Aditya-L1. Aditya significa Sol en sánscrito, mientras que L1 se refiere al Punto 1 de Lagrange del sistema Sol-Tierra, un lugar en el espacio donde las fuerzas gravitacionales de dos cuerpos celestes, como el Sol y la Tierra, están en equilibrio. Con esta misión, la India tiene la intención de estudiar la dinámica de la atmósfera superior solar y sentar las bases para un análisis completo sobre fenómenos como el magnetismo en la corona solar y los vientos solares.

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El científico Alejandro Farah, del Instituto de Astronomía de la UNAM, contextualiza la importancia de la misión: “En fechas recientes, la India nos ha demostrado con hechos contundentes la capacidad que tiene para explorar nuestro Sistema Solar. Pocos días después de mandar un explorador robótico a la Luna, y ser los primeros en posarse en el polo sur de nuestro satélite, manda la sonda Aditya-L1 para observar nuestro astro rey. Lograr construir un artefacto como este y que tenga una batería de siete instrumentos científicos para la observación del Sol es un hito en la historia de la humanidad”.

Aditya-L1 lleva siete cargas útiles científicas para realizar un estudio sistemático del Sol. Algunos de estos instrumentos son: un coronógrafo de línea para emisiones visibles (VELC), con el que se estudiará la corona solar y la dinámica de eyecciones de masa coronal; un telescopio de imágenes ultravioleta (SUIT) para obtener imágenes de la cromosfera en el ultravioleta cercano (UV) y medir las variaciones en los rayos UV cercanos; así como un experimento de partículas de viento solar (ÁSPEX) para analizar el viento solar y iones energéticos, así como su distribución de energía.

Algo muy importante en los instrumentos que transporta la misión es que todos han sido diseñados y construidos de manera autóctona por diferentes instituciones científicas de la India que trabajan en estrecha colaboración con varios centros de la Organización India de Investigación Espacial (ISRO). Esto pone en evidencia, una vez más, el desarrollo tecnológico en la industria espacial por el que India ha apostado desde hace muchos años y que ha llevado a este país a convertirse en una potencia en la materia.

India ha buscado nuevas formas de potenciar el desarrollo tecnológico, que no solo está a cargo de ISRO, pues también cuenta con el Centro Nacional de Promoción y Autorización Espacial de la India (IN-SPACe). Este centro forma parte de las nuevas reformas lanzadas por su gobierno con la finalidad de promover la participación de la industria privada en el sector espacial, facilitando el acceso a los activos, datos e instalaciones espaciales, que correspondían exclusivamente a la entidad gubernamental. Se trata de una agencia independiente que facilita y supervisa las actividades de las empresas privadas en la construcción y lanzamiento de satélites, y la prestación de servicios basados en el espacio.

Es así que las instalaciones de alta tecnología de la ISRO, que requieren mucho capital, se ponen a disposición de las empresas privadas garantizando inversión con políticas favorables y un entorno normativo amigable. Esto ha facilitado el desarrollo de tecnologías integrales para servicios y aplicaciones espaciales en diversos sectores de forma autónoma, facilitando sofisticadas tecnologías de importancia estratégica: diseña, construye y lanza satélites de comunicaciones de alto rendimiento, de geo imagen y de observación de la Tierra de alta resolución, y opera un sistema indio independiente de navegación por satélite (NavIC). Los beneficios son totales. Si las reformas avanzan según lo previsto, los especialistas estiman que el sector espacial indio debería generar al menos 50 mil millones de dólares de ingresos para 2025.

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Viaje al Sol

Gracias a una apuesta realista por el desarrollo científico, India se suma a la elite de países que siguen de cerca los pasos del Sol. Japón fue el primer país en lanzar una misión a principios de los ochenta para estudiar las llamaradas solares, mientras que la NASA y la ESA han estado observando al Sol desde hace treinta años. En 1990 la misión Ulysses sobrevoló los polos del Sol y descubrió un conjunto de extraños giros en forma de S en las líneas del campo magnético del viento solar, que desviaban partículas cargadas en zig-zag mientras escapaban del Sol.

En 2021, la Sonda Solar Parker (lanzada en 2018 por la NASA) finalmente se sumergió en la corona, muestreando las partículas y campos magnéticos con más datos sobre una región que es crítica para sobrecalentar y empujar al viento solar a velocidades supersónicas, lo que brinda más información para pronosticar eventos climáticos espaciales extremos que pueden interrumpir las telecomunicaciones y dañar los satélites alrededor de la Tierra.

Tras su lanzamiento el pasado 2 de septiembre, Aditya-L1 permanecerá en órbita terrestre hasta el 18 de este mes. En estos días realizará cinco maniobras para ganar la velocidad necesaria para su viaje. Posteriormente, Aditya-L1 se someterá a una maniobra de inserción Trans-Lagrangiana1, que marca el comienzo de su trayectoria de 110 días hasta su destino final alrededor del punto Lagrange L1, es decir, a 1.5 millones de kilómetros de la Tierra. Colocado en la órbita de halo alrededor del punto L1 tiene la mayor ventaja de ver continuamente el Sol para la toma de datos sin interrupciones. Farah explica que posición entre la Tierra y el Sol en la que estará ubicada la sonda Aditya-L1 es la clave de su importancia científica, pues podrá observar de manera constante la actividad solar.

“Nos permitirá entender mejor la física inherente en la corona solar, la fotósfera y la cromósfera de nuestro Sol. Estos estudios aportarán información valiosa de los vientos solares que vienen hacia la Tierra. La inclemencia de la energía que emana el Sol tiene efectos, no tan solo en el clima de nuestro planeta y por ende en nosotros, sino también en el clima espacial en el que orbitan todos nuestros satélites artificiales”, puntualiza el científico.

Fuente: ISRO
Fuente: ISRO

Según datos de la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Exterior (UNOOSA), hay cerca de 10 mil 290 satélites en la órbita de la Tierra, de los cuales alrededor de 7 mil 800 están actualmente funcionando. “La electrónica, óptica e incluso los componentes mecánicos de los satélites son diseñados para soportar el clima espacial. Sin embargo, y en algunas ocasiones, la energía que proviene del Sol en el viento solar puede superar estos valores de diseño y causar daños irreversibles en los satélites”, puntualiza el experto en instrumentación, diseño mecánico, y tecnología espacial para satélites.

Alrededor de 46 millones de dólares fue el gasto de la misión Aditya-L1, lo que en realidad es un costo bajo, considerando los beneficios que sus mediciones pudieran tener en tierra firme. “Una de las misiones de Aditya-L1 es poder emitir una alerta de vientos solares extremos que vienen hacia nosotros y nuestros satélites, lo cual puede tener implicaciones sociales importantes. Por un lado, para alertar a la población para evitar exponerse a los rayos del sol directamente, y por el otro para tomar las medidas preventivas para proteger los componentes de los satélites. Tales medidas pueden ir desde apagar algunos de sus componentes electrónicos como hasta moverlos de su ubicación en el espacio. Recordemos que el tiempo, la complejidad y costo para poner en órbita un satélite son altos. Extender su vida útil es crucial para que su beneficio sea mayor”.

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