Más Información
De la Fuente participa en conmemoración de la Cámara Japonesa de Comercio e Industria en México; destaca importancia de inversión
ONU exige localización de Óscar Jiménez y Luz Lara, pareja de buscadores en Guanajuato; desaparecieron el 5 de noviembre
“La gente tiene miedo de salir”, dicen previo a llegada de Sheinbaum en Zacatecas; productores del campo piden apoyo
Marilyn Cote sin licencia sanitaria ni certificación del personal, confirma Cofepris; promueve denuncia por usurpación de funciones
Las artes escénicas o artes vivas se enfrentan a los retos que les ha impuesto la pandemia de coronavirus . Los teatros cerraron en marzo y la fecha de reapertura aún es incierta en nuestro país. Muchas compañías y artistas en todo el mundo encontraron en la virtualidad una opción para seguir en contacto con sus públicos, desde hace meses millones de pantallas han reproducido funciones de repertorio o de reciente creación, pregrabadas o en directo a través de plataformas audiovisuales. Sin embargo, jóvenes artistas siguen apostando por el quehacer en vivo y crearon dos conceptos: teatro por teléfono y danza a domicilio.
Además, partir de lo doméstico artistas han creado obras y proyectos desde el confinamiento y comparten una obra videograbada y realizada -in situ- en espacios íntimos, como una forma singular de intervención a su cotidianidad durante el aislamiento.
¿Teatro por teléfono?
A partir de la idea de que existe una empresa que ha aprovechado el confinamiento para lanzar un servicio telefónico para conocer personas y entablar amistad, Las Desconocidas y la Compañía Pentimento presentan el proyecto "No hay futuro posible. Proyecto de teatro telefónico sobre el fin del mundo", que en realidad consiste en que una actriz llamará a un espectador para entablar una conversación como dos extraños que han adquirido el servicio de esa empresa.
Isabel Toledo
, responsable del concepto, escritura y dirección de la obra explica que "No hay futuro posible" nació en 2015 durante una residencia en Argentina; en 2017 se volvió a presentar en el Museo del Chopo . Hoy, dice, el futuro los alcanzó y ante el Covid-19 decidieron emprender una tercera temporada.
"Somos cinco mujeres nacidas a finales de los 80 y principios de los 90, de cuatro países diferentes, que coincidimos hace cinco años en Argentina, cuando estábamos cuestionando nuestra idea de futuro. A partir de la idea de que a nuestra generación le ha tocado ver el desuso del teléfono, nació la idea de enlazar a las actrices y a los espectadores a través del teléfono, queríamos descubrir qué pasaba si nos conocíamos únicamente por las voces. Ahora, ante la pandemia, nos volvimos a contactar, nos dimos cuenta de que el futuro nos alcanzó y pensamos que era momento de retomar el proyecto", explica Isabel Toledo.
Foto: Cortesía Pentimento Teatro
"No hay futuro posible", con las actuaciones son Manuela Méndez (Argentina), Vianka Alejandro (Puerto Rico), María Olga Delos (Chile) e Itzel Aparicio (México), consta de cuatro capítulos: El teléfono baila, Publicitando azúcar, El último perro del planeta Tierra y La fiesta del fin del mundo. La primera función ya se puede escuchar en la página https://teatrounam.com.mx y cada lunes de junio se publicará un nuevo capítulo.
"Este proyecto se podría llamar de mil maneras, pero a nosotras nos interesa seguir llamándolo teatro porque estamos proponiendo un juego de recepción con el espectador. ¿Esto es teatro?, ¿es teatro porque me llamó una actriz?, ¿lo que conversé con la actriz fue real o fue ficción?, ¿había otras personas escuchando? No queremos entrar en verdades conceptuales, queremos jugar con el concepto de teatro de una manera más lúdica", explica Toledo.
Y agrega: "Mi generación todavía vivió esas llamadas que duraban horas con las amigas, era un momento muy íntimo porque el otro no te mira. Ahora lo que hemos estado viviendo es que la gente se está comunicando por video llamada, es curioso cómo nos arreglamos de la cintura para arriba. Con este proyecto hacemos un ejercicio de nostalgia".
Bailo al pie de tu ventana
Inés Herrera
es bailarina y previo al Día Internacional de la Danza lanzó una convocatoria en redes sociales para ofrecer danza a domicilio ; seis personas respondieron a su llamado y el pasado 29 de abril realizó un recorrido de 47 kilómetros por las calles de Tijuana, para cumplir con su promesa. La recepción fue tan positiva que ese festejo se convirtió en un proyecto que podría replicarse en distintas ciudades de México, incluso en otros países.
"Si no podemos salir en este momento de nuestras casas, entonces necesitamos encontrar otras formas para mantenernos cerca de la danza, del teatro, de la música. Las artes fuera del teatro no son menos valiosas, por el contrario, la creatividad sale a flote y pueden seguir siendo igual de poderosas, de hecho, la danza en la calle se ha hecho desde siempre", dice.
Foto: Cortesía Inés Herrera
Inés ha mantenido el confinamiento desde marzo pasado, desde entonces, dice, se quedó sin empleo tras la cancelación de varios proyectos, incluso tuvo que mudarse de la Ciudad de México a Tijuana, su lugar de origen. El encierro, como un artista del cuerpo, ha sido duro de llevar. Hasta hace unas semanas ha presentado 14 funciones de la obra "De mi para ti", como parte del proyecto "Danza a domicilio", en igual número de domicilios. La entrega, explica, siempre es en bicicleta.
"No he pretendido hacer un proyecto para generar recursos, sin embargo, me han contactado varias personas para contratarme para llevar danza a otras personas como un regalo de cumpleaños, como si fuera una serenata con danza y debido a que se tratan de encargos y de que creo una pieza específicamente para ese propósito, sí he cobrado. Lo cierto es que han sido pocas las contrataciones, la gran mayoría de mis funciones son gratuitas porque mi verdadero interés es crear una empatía con los demás, es acompañarnos en este momento", dice.
Y agrega: "Tampoco se trata de salir a exponerme y a exponer a otros. Los recorridos los hago en bicicleta para mantener la distancia, uso cubrebocas, gel, no me acerco a las personas, los espectadores se mantienen adentro de sus domicilios y en algunos casos están en la puerta o en la banqueta más cercana. Para mí, la pieza inicia desde que salgo de mi casa, incluso les mando un mensaje para darles primera llamada, llego al lugar y doy segunda llamada y en la tercera doy inicio, aunque bailo ya sin cubrebocas".
La pieza dura siete minutos y el contacto visual con los espectadores es tan importante como el movimiento. "Busco una conexión íntima con las personas a través de la mirada y ha sido muy fácil conseguirlo, creo que la gente tiene ganas de mirar a los demás, no he sentido fronteras ni paredes. Lo más valioso que tiene la pieza que presento es justo ese contacto con la gente".
Foto: Cortesía Inés Herrera
Debido a las medidas sanitarias Inés continuará con este proyecto en Tijuana, sin embargo, está ya en pláticas con otros bailarines para que puedan replicarlo en el interior de la República e incluso en Argentina. " La coreografía es individual, pero tienen mi dirección artística porque me interesa mucho que Danza a domicilio tenga un concepto claro, el objetivo es compartir con los demás, no es una protesta, y es, sobre todo, un momento que puede ser muy íntimo a partir de la mirada", añade, Herrera, quien trabaja como bailarina independiente y forma parte de la compañía Foco al aire.
Arte desde lo doméstico
Desde las prácticas escénicas tradicionales, hasta las hibridaciones actuales de las artes vivas, el espacio cotidiano ha sido fuente sustancial de inspiración. Así, "Escena viva. Intervenciones al espacio doméstico", convocada por el Museo Universitario del Chopo, propone una intervención al espacio doméstico y recopila en video grabaciones, escenas de la vida cotidiana atravesadas por la puesta en escena de sus participantes durante el periodo de distanciamiento social.
Estas intervenciones a lo cotidiano abordan temáticas muy diversas y se realizan a través de textos poéticos, literarios, composiciones musicales, diseños coreográficos, elementos visuales, e incluso, utilizando herramientas teatrales como textos dramáticos, vestuario y utilería.
El trabajo de los artistas convocados se podrá ver en la página http://www.chopo.unam.mx durante los meses de junio y julio. Microscopía/Oligor Teatro (23 de junio), Toztli Abril de Dios (30 de junio), Misha Arias (9 de julio), La liga teatro elástico (7 de julio), Laura Agorreca (21 de julio), Nicolás Poggy (14 de julio), Aura Arreola (25 de junio), Teatro Bola de Carne (2 de julio) y Aliona Shewionkova (16 de julio).
"'Escena viva' es un proyecto fundado en lo doméstico, en cómo cada uno de los creadores que hemos invitado atraviesan la cotidianidad en los espacios en donde han estado confinados. En el Museo hemos trabajado con artistas que trabajan con conceptos que no se pueden clasificar, es decir que no son teatro, ni danza ni performance, son artes vivas", explica Gabriel Yépez, investigador y creador escénico, así como programador en artes vivas en el Chopo.
Yépez advierte que con el confinamiento no ha sido posible la presentación del arte vivo, pero sí se ha podido hacer registro de su existencia. "Las artes vivas son las artes de la presencia, del encuentro con el otro, del presente compartido, todo lo demás como esta serie, son registros que median con el público receptor en medio de una contingencia sanitaria; es decir, el espectador ve en su pantalla el registro del arte vivo. Ahora mismo estamos en un momento de ruptura y tenemos que empezar a pensar distinto respecto a la relación con los otros", explica.
La serie abre con la pieza "Zurcido invisible" de Oligor/Microscopía, que parte de la memoria sobre los cuidados femeninos y que fue realizada en el sur de España, en un momento de contingencia muy riguroso; destaca también "Fragmentadxs" de Arias, quien aborda el confinamiento como una forma de perder la libertad.