Como opciones para que los niños de hasta seis años descubran el mundo, siete puestas en escena de teatro-danza, títeres y performance, a cargo de compañías de Argentina, Brasil, Polonia y Chile, entre otros países, conforman el . Evento que arrancó ayer en Ciudad de México, podrá verse hasta el 16 de junio y tiene tres sedes: el Centro Cultural del Bosque, la Titería de Marionetas de la Esquina en Coyoacán y el Centro Cultural de España en México.

El encuentro es itinerante y abarca, proporcionalmente, puntos clave del territorio nacional: viene de un circuito que hubo en Tijuana, Baja California, pasa por Ciudad de México y sigue en Xalapa, Veracruz. Para Michelle Guerra, directora tanto del Encuentro como del colectivo Teatro en Espiral, el reto de llevar artes escénicas a los más pequeños implica mostrarle a los padres que las infancias tienen una dimensión distinta: "Es decir, la manera en la que ellos pueden conocer el mundo, digamos, a través de algo mucho más social que la familia o la propia guardería es el teatro. Es un derecho cultural que tienen las niñas y los niños como sujetos, está reconocido en la Convención de los Derechos de las Niñas y los Niños. Pero sabemos que esto no es suficiente, entonces estamos generando un medio donde se pueda ejercer ese derecho a la belleza a través de las artes".

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El encuentro surgió en 2021, con el impulso del Centro Cultural Tijuana, y a partir del siguiente año empezó como un circuito más allá de Tijuana. Si bien, apoyos como el de Iberescena y el Centro Cultural Tijuana han sido fundamentales, en Ciudad de México el Programa de Teatro para niñas y niños de la Coordinación Nacional de Teatro (CNT) fue un enlace fundamental. Entre las obras que se presentan destacan "Vuelo de luz" (Chile), "FLOU" (Brasil y España), "La casa dada vuelta" (Argentina) y "Con-Templar" (México) en la Titería; "Between" (Argentina-Brasil) y "ACHADOUROS" (Brasil) en el Centro Cultural del Bosque.

Sobre la forma en la que las infancias se involucran con una pieza performática, Guerra explica que es un proceso a través del juego, lo lúdico, la manera en la que interactúan y la participación activa en piezas de carácter artístico. "Hay obras muy abstractas como Punto y línea, que cuenta la historia de un punto invisible, una línea, unas pelotas... Propiamente no es un tema social, sino cognitivo, pero muestra la pluralidad del programa", explica.

"Las obras abordan preguntas que nos hemos hecho y que se desarrollan a través del lenguaje de las artes". Es importante destacar que las funciones son exclusivas para una edad y de esta manera son anunciadas.

Anelvi Rivera, subdirectora del Programa en la CNT, menciona la colaboración con el colectivo Teatro en Espiral de Ensenada, Baja California y el Centro Cultural Tijuana, y abunda: "Una programación específica, dirigida por edades, implica una curaduría especial y cuidados con base en los rangos de edad". Celebra la presencia de compañías mexicanas y extranjeras: "Eso genera un intercambio, un diálogo enriquecedor sobre lo que se está produciendo para estas edades, y eso hace que el público mire lo que se está generando en otras latitudes. Nos interesa mucho seguir generando este diálogo, abrir el diálogo tanto en la escena con los públicos como con la comunidad que está interesada en la investigación al respecto".

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Trabajar con instituciones como la Embajada de Polonia, el Centro Cultural de España y la Titería sirve para expandir las redes entre artistas, subraya Rivera. Guerra retoma la palabra: "Quizá el único punto común entre las seis obras sea su alta calidad estética y de contenido en escena. Es teatro que reconoce el valor de un público poco atendido. Buscamos un balance que tuviera más que ver con la oferta y la calidad. Creemos que lo más importante es que los niños vieran un trabajo de calidad y entendemos, también, que lo que aprenda o sienta cada quien es un proceso individual que es prácticamente imposible de reconocer".

Señala que uno de los mayores retos, a la hora de hacer artes escénicas para las infancias, es que la propia infancia se asume como material suficiente para entender qué significa ser una niña o un niño: "Entre más he trabajado para las infancias me doy cuenta que es necesario deconstruirnos. Al analizar el patriarcado me doy cuenta de que los niños han sido excluidos en la participación. Cuando somos niños todos queremos participar y ser parte. A veces creo que ciertas ideas de la infancia permean nuestro trabajo y desde ahí decimos más de lo que se comunica con las palabras; podemos amar el trabajo con las infancias, pero nuestro trabajo debe ser congruente con el mundo que queremos compartir con ellos. Hay que dejar de decir que los niños son páginas en blanco y darles el lugar que les toca. Como adultos, nos corresponde ser ese vehículo", concluye Guerra.

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