Al principio, el foco estuvo centrado en Ciudad Juárez , como si en Ciudad Juárez solamente hubiera feminicidios , dice la doctora , investigadora del Departamento de Estudios Culturales de El Colegio de la Frontera Norte en Ciudad Juárez. Sin embargo, señala que los asesinatos de mujeres en esta ciudad del norte de México han permitido revelar que la forma de asesinar a las mujeres tiene un componente de discriminación de género.

La investigadora, quien desde principios de la década de los 90 ha estudiado los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez y que en 2009 participó con un affidávit “Peritaje sobre feminicidio sexual sistémico en Ciudad Juárez” en el juicio en que la Corte Interamericana de Derechos Humanos responsabilizó al Estado mexicano por el caso 12.498 (“González y otras vs México” Campo Algodonero”), asegura que en el país necesitamos menos austeridad republicana y mayor gasto en preservar la vida de las mujeres.

La autora de libros como Trama de una injusticia. Feminicidio sexual sistémico en Ciudad Juárez (Premio García Cubas a la mejor obra científica), que ha acuñado varios términos a los estudios de género —como feminicidio sexual sistémico organizado y feminicidio por ocupaciones estigmatizadas—, acaba de terminar un trabajo sobre la fémina sacra, donde analiza los asesinatos de mujeres que trabajan en centros nocturnos, “ellas tienen otras estigmatizaciones además del hecho de ser mujer, son ‘las mujeres públicas’, ‘las mujeres contaminadas’, de las que dicen: ‘ella ya sabía’, pues no, nadie sabe que la van a matar”, afirma Monárrez.

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"Debemos tener en cuenta la socialización que se nos impone a las mujeres en la división sexual del trabajo: somos las responsables del cuidado de la casa, de los niños, de los ancianos”.

¿Hemos avanzado desde los 90 que usted comenzó a estudiar los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez?

Sí, hay avances en las leyes, se han formado equipos de investigación, sí hay una formación en derechos humanos y género, pero no quiere decir que porque se tomó un curso ya se sea un profesional. Y a la par hay retrocesos y muy graves, porque cuando estamos hablando de tortura estamos hablando de agentes del Estado , entonces mientras no haya transparencia , verdad y justicia para las mujeres esta violencia puede seguir. Además hay una sobrecarga de trabajo, me lo han dicho, tienen miles de carpetas y eso no es posible, necesitamos menos austeridad republicana y mayor gasto en preservar la vida de las mujeres.

¿Leyes que no se cumplen?

La ley es una pedagogía, le avisa a la sociedad de que el dolor de ella ha sido acogido por el Estado y que al mismo tiempo le dice a la sociedad que no va a seguir permitiendo esta clase de males en contra de las mujeres, ni en lo individual, ni en lo comunitario, mucho menos por parte de los agentes del Estado. Porque el último elemento de una definición crítica es que las comunidades expresen su dolor y no vuelvan a permitir lo que sucedió, porque cuando se disminuye la vida una persona se le disminuye a las demás, una no puede permitir eso.

¿Qué ha incidido en el aumento de los feminicidios?

Una de las cuestiones estructurales que han incrementado el asesinato de mujeres es la precarización, y esa precarización va aunada a la cuestión de esta socialización masculina de creerse que son los dueños de los cuerpos de las mujeres. Debemos tener en cuenta la socialización que se nos impone a las mujeres en la división sexual del trabajo: somos las responsables del cuidado de la casa, del cuidado de los niños, del cuidado de los ancianos.

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Y este Gobierno de nuevo ha puesto en el centro la política patriarcal de que nosotras somos las responsables de que la sociedad marche bien, del cuidado de la domesticidad, del ahorro, de la moral, de todo, como si las y los seres humanos nos estuviésemos implicados en una red de instituciones que nos conforman y que van más allá de la familia.

¿Y el patriarcado genera más asesinatos?

Vemos cómo estos hombres que matan se construyen el derecho sobre los cuerpos de las mujeres y de las niñas para asesinarlas, pues no perdamos de vista que ha crecido el feminicidio infantil de niñas; y cómo los hombres que no aceptan un no por parte de las mujeres se sienten con todo el derecho de silenciar la voz que les dijo no, porque no la escuchan o por qué si la escucharon los hirió de tal manera que se tienen que vengar. Estos son los grandes rasgos de esta estructura patriarcal, de esta estructura capitalista y que también llaman colonialidad de género, un término acuñado por María Lugones , a partir de las mujeres de la Colonia que no fueron mujeres en el sentido amplio de la palabra, ni tampoco tenían género, eran hembras que servían para la reproducción y para la producción económica.

¿Ciudad Juárez ha puesto en evidencia muchas cosas?

Sí, hemos hecho bastante investigación sobre el feminicidio, sobre las tipologías, quiénes son esas mujeres, esas niñas que son asesinadas, quiénes son los victimarios, en el caso de que se puedan obtener los nombres, porque muchas veces son grupos organizados , la macrocriminalidad que está presente en todo nuestro territorio, ¿por qué han aumentado también los asesinados de mujeres?, por la macrociriminalidad, entonces no solamente tenemos que ver al victimario, el íntimo, el que conocemos, aquel que tiene relaciones de cercanía, de intimidad, de domesticidad, emocionales con la mujer, sino estos otros que son parte de las grandes redes criminales.

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"Ninguna mujer estamos exentas de recibir una violencia en el espacio público o en el espacio privado por la conexión histórica que tenemos de subordinación y de opresión”.

En 2011 Small Survey Research hizo un estudio sobre cómo había aumentado el número de mujeres asesinadas por arma de fuego; es decir, que además de la violencia que se da en grupos armados, las armas están circulando en las casas de los hombres y si antes las manos, los pies y las armas blancas eran los objetos con los cuales se asesinaban a las mujeres, ahora son las armas de fuego. Entonces el gobierno tiene que pensar que esta mal llamada guerra contra las drogas va más allá de las drogas, tiene un impacto muy grande en las mujeres y en sus hijos e hijas. Es algo muchísimo muy complejo igual que el número de violencias sexuales y de acoso , que están ahí presentes.

¿A partir de lo trabajado en Ciudad Juárez se podrían definir políticas públicas?  

Creo que sí. Aquí en Ciudad Juárez junto con Luis Cervera, que tiene un doctorado en Ciencias Espaciales, hicimos el Sistema de Información Geográfica del Feminicidio, sabemos cuáles son las zonas de mayor vulnerabilidad, las que están en mayor pobreza; lo que se necesita son los equipos de inteligencia e investigación, que los gabinetes locales, estatales, federales junto con todas las instancias se junten y definan una política integral para salvar a las mujeres... eso me parece lo primordial.

Mientras no haya la voluntad, porque la voluntad es no hacerlo, pues vamos a estar perdiendo muchas vidas y además porque el mismo Estado ha renunciado a proteger esas vidas, desde el momento que dice: “bueno, mire, es que se están matando entre ellos, bueno mire es que una ejecución”; no, el Estado no se puede permitir decir eso, o decir que las mujeres son botín de guerra, tampoco; son frases muy impactantes, pero que no dicen nada acerca de lo que está pasando con las mujeres que están siendo asesinadas dentro de las redes del crimen organizado .

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¿La prevalencia es acabar totalmente con las mujeres?

Sí, hay una violencia gratificante, esa violencia gratuita que ya no es necesaria, porque una vez que la mujer deja de existir ¿qué necesidad hay de hacer toda esa serie de agravios en el cuerpo?, es que no solamente estamos hablando del terminó de la vida, es lo que Liz Kelly llama el continuum de la violencia contra las mujeres, lo vemos en los cartelones de las mujeres que protestan: “Las niñas no se tocan”, “Este cuerpo es mío”, “El aborto es mi derecho”, ese continuum de violencia está atravesado en nuestros países por un colonialismo que tiene que ver con etnias, razas y clases sociales, y según esos registros o indicadores que están en nuestros cuerpos nos hacen que seamos más o menos proclives a recibir la violencia por parte de los hombres; sin embargo yo creo que ninguna mujer estamos exentas de recibir una violencia en el espacio público o en el espacio privado por la conexión histórica que tenemos de subordinación y de opresión.

Hay una gran efervescencia feminista ¿por qué no hay políticas públicas para acabar con la violencia contra las mujeres?

No hay una política pública porque no hay voluntad política , es que la voluntad política es no hacerlo. En parte de los colectivos está el enojo, la rabia, mujeres enojadas por todo lo que está sucediendo en nuestro país y tienen la infraestructura urbana de una ciudad que no te acoge, de una ciudad que no te protege, al contrario, te desprotege. Esta es una demanda, está llena de simbolismos, la lucha es una rabia porque quienes están para guardar la seguridad de las mujeres no lo hacen. Esta administración abrió la posibilidad de un mundo en paz, abrió una ilusión de que pudiéramos transitar a un momento de “serenar al país”, pero él mismo cierra ese momento de ilusión porque cuáles han sido estas políticas: dar el dinero de una forma personal, y no, la maternidad no es personal en el sentido de maternaje, se necesita toda una serie de infraestructuras que ayuden a que se pueda ejercer la maternidad y la paternidad.

¿Ayuda que haya mujeres feministas en el gabinete, en los partidos políticos?

Una cosa es que yo me defina como feminista pero otra cosa es qué impulso como feminista . El feminismo es un movimiento que busca la transformación de las condiciones de subordinación en las que están las mujeres, pero también se ocupa del bienestar de los hombres, no solamente de las mujeres. Yo me puedo decir feminista, pero si mis acciones no se reflejan en el dominio público como feminista entonces estoy fallando.

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Es como con Trump, hay una parte de republicanos y republicanas que se desliga de lo que hizo, o sea estuvo cuatro años haciendo lo mismo, no es posible que te des cuenta en el momento que toma el Capitolio de que era un hombre que atacaba a la gente con capacidades diferentes, que era un hombre misógino, no; las posturas se fijan en el momento, eso es lo radical.

¿Qué tanto puede hacerse desde la academia y qué tanto desde la calle, a veces está separada la teoría del activismo?

Lo importante es cómo una sociedad se apropió del concepto feminicidio, una sociedad que reclama justicia pero al mismo tiempo que retoma el concepto feminicidio desde la academia, desde las organizaciones sociales , desde familiares de víctimas que le está diciendo a las autoridades no solamente que hay una injusticia sino también sobre las condiciones estructurales en las cuales viven las mujeres.

El feminicidio es una palabra muy potente, yo lo he dicho y escrito, es una palabra antisistémica porque hay varios elementos en ella, primero nos permitió remover esos términos: el masculino de homicidio que no nos decía cuántas mujeres estaban ahí --tampoco cuántos hombres--, y nos permitió también decir que hay una política de asesinato de las mujeres y está basada en esa superioridad que se otorgan los hombres para quitarles la vida a las mujeres.

¿Es usted optimista, vamos a lograr vivir en equidad, que se reduzcan la violencia y los feminicidios?

Yo creo que sí, pero sí vamos a tardar años; yo quisiera ser más optimista pero no hay muchos elementos, sin embargo lo soy por lo que veo: porque las familias salen cada día más, porque los colectivos están en la calle, porque hay mayor número de investigadoras, porque hay mayor demanda al gobierno. Yo quisiera que este gobierno, en los tres niveles, tuviera los oídos finos que queremos.