Fue un calvario para los investigadores aplicar a la convocatoria 2023 del (SNI), manejado por el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología (), pues tenían que hacerlo en la recién lanzada plataforma Rizoma (donde cargaban sus documentos, como artículos de investigación, currículum y comprobantes de participación en actividades de difusión), que no funciona.

Fernando Ramírez Alatriste, investigador de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), explica que su experiencia fue “muy mala”, pues al final, luego de subir sus datos en la plataforma, se generó automáticamente un folio de solicitud. Ramírez pensó que eso significaba que ya había terminado el proceso y el folio lo comprobaba, pero no fue así. “En la plataforma no estaba habilitado el botón de ‘enviar’”, agrega Brenda Valderrama, investigadora de la UNAM.

En nueve meses, más de un centenar de ha estado batallando con Conahcyt para que atienda las fallas de Rizoma y se les dé otra oportunidad de ser evaluados. En este plazo, Conahcyt dijo por correo a algunos afectados que verificaría si realmente hubo errores en la plataforma, abrió en dos ocasiones de forma extemporánea la plataforma para que algunos afectados pudieran reenviar sus aplicaciones.

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Mientras algunos investigadores lidian, hasta la fecha, con las reconsideraciones y otros ahora batallan para conseguir el dictamen de ingreso al SNI, así como para poder subir sus datos bancarios a Apeiron (el siguiente paso después de recibir el SNI), la Auditoría Superior de la Federación (ASF) auditó al Conahcyt por el desarrollo de Rizoma y señaló que por parte del Consejo hubo una “deficiente” supervisión del proyecto, que se lanzó a los usuarios sin verificaciones de su buen funcionamiento y que está incompleto, pues junto a Rizoma, se debían lanzar otras dos plataformas que serían como una especie de red social para la comunidad científica (se trata de Sistema WEB de Articulación del Conocimiento, Inteligencia Colectiva y Supermente y de Desarrollo de sistemas de vinculación con los integrantes del CVCC).

El proyecto tuvo un costo de 89 millones 998 mil pesos, se detalla en la auditoría, y fue realizado por “Encargo del Estado”. La ASF indica que “se presume un probable daño o perjuicio” por un monto de 57 millones 791 mil pesos, por los dos proyectos no entregados.

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Inexperiencia de la empresa

Rizoma fue desarrollado por Comimsa (Corporación Mexicana de Investigación en Materiales S.A. de C.V.), un excentro público de investigación de Conahcyt que a finales de 2023 fue transformado, por orden del Presidente, en la empresa paraestatal InnovaBienestar, para desarrollar dispositivos médicos, tecnologías inteligentes y de cómputo. Incluso antes de su transformación, el desarrollo de software no era el fuerte de Comimsa, pues su enfoque era en el sector energético, minero, automotriz y del acero.

Otro elemento que delata la inexperiencia de la empresa es que, de acuerdo con la ASF, el contrato que firmó Conahcyt con Comimsa estableció que del 25 de enero de 2022 hasta entre el 30 de noviembre y 31 de diciembre de 2022, debían quedar listas las tres plataformas.

“Me atrevo a decir que es una empresa con poca experiencia porque si se comprometió con esos tres módulos a entregarlos en un periodo de 10 meses estaba muy complicado”, dice una investigadora afectada, especialista en desarrollo de software, que pidió mantener su identidad en el anonimato.

La experta explica que se requeriría al menos de un equipo de 25 personas por plataforma para poder cumplir con ese compromiso. Aunque la ASF no detalla el número de personas en total que participaron en el proyecto, sí señala que Comimsa contrató al personal mediante una bolsa de trabajo y no proporcionó documentación que “asegurara que las personas seleccionadas contaran con la experiencia, los conocimientos y las habilidades para participar en las actividades de programación, diseño y pruebas”.

En la auditoría también se señalan falta de planes de trabajo, contratación de personal de forma injustificada —por ejemplo, se contrataron a 20 personas para desarrollo móvil, aunque Rizoma “no consideró en sus alcance la funcionalidad de servicios para aplicaciones móviles”— y falta de supervisión a los equipos de trabajo.

“Dado el tamaño del proyecto no se le puede otorgar a una empresa que no tenga la experiencia, no se puede estar contratando personal (nuevo) para ese proyecto (…). Si esta empresa reúne un grupo de personas que no ha tenido experiencia de cómo trabajan los integrantes del equipo se vuelve un desastre”, agrega la especialista.

Falta de capacitación

Los investigadores también señalan que no hubo suficiente capacitación. El 31 de mayo de 2023 hubo una sola sesión informativa que se transmitió en YouTube, donde se dio un recorrido virtual por Rizoma. También señalan que ante las dudas, la respuesta de Conahcyt era lenta.

La comunidad se ayudó entre sí para esclarecer algunas dudas.

En la propuesta Técnica-Económica, Comimsa presentó entre los requerimientos para el desarrollo de las plataforma gastos de capacitación y entretenimiento, actividades de difusión y divulgación de resultados, gastos de difusión y promoción y equipos de cómputo y telecomunicaciones. Al respecto, la ASF señaló que Comimsa gastó 89 mil pesos en equipo como micrófonos, audífonos y sistema de altavoces “con el objetivo de apoyar a posibles actividades de difusión, conferencias y foros sobre la plataforma Rizoma, los cuales nunca se llevaron a cabo, por lo que no existe justificación de su adquisición”.

Las consecuencias

Las fallas de Rizoma van más allá de un dolor de cabeza. Por ejemplo Mónica Mendoza perdió una oportunidad laboral, porque mientras Conahcyt le daba respuesta a su caso, cerró una convocatoria de plaza laboral para la que requería ser SNI.

Por su parte, Nadia Pérez, investigadora del Instituto Politécnico Nacional (IPN,) después de pedir la reconsideración sí obtuvo el SNI, pero corre riesgo de perder parte significativa de su sueldo, pues no pudo obtener a tiempo el dictamen que lo comprueba por fallas en la plataforma, por lo que bajaría de nivel en el Programa de Estímulos al Desempeño de los investigadores que otorga el Instituto Politécnico Nacional.

Que Fernando Ramírez se quede sin SNI no sólo lo afecta a él, sino a sus estudiantes de maestría, pues recién Conahcyt negó becas a los posgrados que no cuenten con un mínimo de profesores con SNI, convirtiéndose en un círculo vicioso. Ramírez, quien pidió reconsideración de su resultado, también cuestiona que a quienes se les negó el SNI no fue a través de una evaluación individualizada, como se indica en el reglamento, sino que Conahcyt envió un copy-paste a los rechazados que dice que no presentaron documentos para avalar su experiencia; él asegura haberlos cargado en Rizoma.

“Los efectos colaterales son mayores. Se nos violentó, se nos dijo mentirosos, se nos sometió a un grado de estrés enfermizo”, dice Mendoza sobre la experiencia con Rizoma. “Lamento la incertidumbre, el daño emocional y la falta de respeto con la que nos han tratado”, concluye Valderrama.

Este medio solicitó la postura de Conahcyt con respecto a los señalamientos de la Auditoria, pero al cierre no hubo respuesta. Sin embargo, el Consejo lanzó un comunicado el pasado viernes, donde afirma que Rizoma “a la fecha, ha cumplido a cabalidad las entregas técnicas con calificación aprobatoria total”.

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