Recuerdo el olor y el sabor de las naranjas —partidas en cuartos— del medio tiempo como si hubiera sido ayer. Cómo olvidar la formación “panal”, en que la gran mayoría de los niños, yo uno de ellos, correteábamos todos en bola al balón, mientras otros se tiraban al suelo para ver el pasto o las cochinillas de cerca. No importaba el marcador ni los goles en contra ni si eras el mejor o el peor… importaba divertirse. Pumitas hizo que mi corazón fuera azul y oro desde los seis años.

Años más tarde, en la pubertad, no sabía qué carrera era la que quería estudiar, sólo estaba seguro de que la quería estudiar en la UNAM. Por supuesto, me equivoqué inicialmente: un año en el tronco común de Ingeniería fue suficiente para que me diera cuenta de que, aunque apasionado por los números, la construcción de puentes, carreteras, presas y demás, esa disciplina no era lo mío y que la Física —en la UNAM, por supuesto— era mi camino. Hubo momentos difíciles, por ejemplo la huelga, y momentos magníficos, como cuando le avisé a mi abuela que fui galardonado con la Medalla Gabino Barreda de mi generación.

Gracias a varias materias optativas de Astronomía y a un intercambio académico en la Universidad de California, campus Santa Cruz, EU, supe que la Astrofísica era mi gran pasión. Así, estudié la maestría y el doctorado en Astronomía, en el Instituto de Astronomía de la UNAM. Cada día que aprendía algo nuevo sobre el universo me generaba una felicidad enorme.

Después de varias estancias de postdoctorado, una de ellas en el Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM —donde empezó mi independencia científica—, ingresé como catedrático Conacyt a la planta académica del Instituto de Astronomía de la UNAM.

A parte de ser investigador, doy clases en el Instituto de Astronomía y en la Facultad de Ciencias, soy tutor de estudiantes y estoy en actividades de divulgación cada que puedo. Además de haber sido integrante de la Unidad de Comunicación y Divulgación Científica del Instituto de la UNAM, fui parte de los creadores del proyecto “Estrelleros: astronomía en hospitales”, un grupo de académicos y estudiantes del Instituto de Astronomía que lleva talleres, pláticas y actividades a hospitales o a lugares donde esta disciplina no suela llegar, y soy conductor del podcast de Astronomía Tras los Fotones.

Uno de mis temas favoritos es el estudio de los destellos de rayos gamma. Hace algunos años se detectó un destello de rayos gamma que no era explicable mediante ningún modelo. Así, en colaboración con algunos colegas, ideamos un modelo que resultó ser el que explica dicho fenómeno y todas sus características tan exóticas. Por ello, en septiembre de 2022 nos otorgaron el Aspen Institute Award.

Fundación UNAM ha sido muy importante en mi vida dentro de la UNAM, al impulsar y apoyar tanto proyectos como a estudiantes a través de la recaudación de fondos entre universitarios y egresados.

Descifrar y entender los fenómenos transitorios más energéticos del universo ha sido, desde hace más de 20 años, mi día a día. No mentiré con que todos mis días son fáciles, ya que hay muchas frustraciones académicas, pero cuando salen bien las cosas, valen más que un bicampeonato de los Pumas… bueno, casi.

No cambiaría cosa alguna de mi vida en la UNAM —desde las naranjas en Pumitas, hasta mi día de ayer en el Instituto de Astronomía— por nada.

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