Atender a las entidades y diócesis vulneradas por los sismos del mes de septiembre y del pasado 16 de febrero, es la prioridad del convenio general de colaboración con la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).

Esto como parte de las acciones que desde septiembre de 207 realizan la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Antropología e Historia para atender las afectaciones causadas al patrimonio cultural histórico tras los eventos telúricos, detalló el INAH en un comunicado.

Al acto asistieron la secretaría de Cultura, María Cristina García Cepeda y el antropólogo Diego Prieto, director del INAH, y monseñor Alfonso Miranda, secretario general de la CEM, en representación del cardenal Francisco Robles Ortega, presidente de la misma, quienes signaron el acuerdo.

García Cepeda expresó que el convenio es una garantía de que el INAH y la CEM irán de la mano en el correcto mantenimiento de los inmuebles dañados.

“Estamos trabajando para mantener en pie la memoria y las raíces que le dan identidad al pueblo mexicano, que forman parte de la historia y el tiempo de nuestro país”, por ello —dijo— aunque el reto es enorme, el establecimiento de los mecanismos para llevar a cabo un trabajo técnico de excelencia, traza el camino a seguir en la recuperación del patrimonio mueble e inmueble de carácter religioso.

Al respecto, Diego Prieto señaló que hasta el momento han sido restaurados más de medio millar de inmuebles, y el compromiso es que para 2020 se encuentre recuperado el total de edificaciones de valor histórico, artístico y religioso, afectadas por los sismos de septiembre de 2017 y del 16 de febrero de 2018.

Resaltó que el convenio establecido con la CEM ayudará a tener un contacto más directo con los ministros de culto, de manera que debe propagarse la idea de que “el INAH no existe para estorbar, sino para marcar lineamientos sobre el debido cuidado e intervención de los retablos, esculturas, objetos litúrgicos, y de los inmuebles en sí mismos, y evitar el uso de elementos incompatibles con la arquitectura tradicional”.

En ese sentido, puntualizó que añadidos modernos, como el uso de concreto en elementos estructurales de las iglesias históricas, incidieron en el derrumbe de muros, cúpulas y torres.

Otra meta es promover —mediante libros parroquiales, bitácoras u otras herramientas de crónica— mayores registros de cualquier trabajo o intervención arquitectónica que se realice en los edificios históricos abiertos al culto; actividades que deberán contar con la autorización y acompañamiento correspondiente del INAH.

En la firma del convenio también estuvieron, por parte del INAH, los coordinadores nacionales de Monumentos Históricos, de Conservación del Patrimonio Cultural y de Centros INAH, Arturo Balandrano Campos, Liliana Giorguli Chávez y José María Muñoz Bonilla, respectivamente; así como la directora del Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos, Silvia María del Socorro Mesa Dávila. De la CEM asistió monseñor Florencio Colín Cruz, titular de la Dibeas.

Cabe destacar que las coordinaciones y áreas del INAH y la CEM referidas, formarán parte de una Comisión de Seguimiento y Control, que en breve se integrará para la puesta en práctica y evaluación de las acciones y programas que emanen de este convenio general.

akc

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