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Para los historiadores, sostiene Jean Meyer (Niza, 1942) entender la actualidad de un país es siempre difícil. Y en el caso del México actual resulta aún más complicado por la manera en que las cosas cambian día con día. No obstante, el investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y columnista en EL UNIVERSAL, comparte sus reflexiones sobre la situación que atraviesa el país y su visión rumbo a las elecciones de 2018. “Hablo como ciudadano porque no soy especialista en Ciencia Política y el hecho de que sea historiador, no ayuda especialmente a captar la situación política inmediata, menos ahora que todo cambia y las cosas se complican cada día”, señala el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2011.

En entrevista, el historiador de origen francés naturalizado mexicano en 1979 opina que ante la crisis política que se vive y la falta de líderes claros, el país requeriría de un fenómeno Macron, como el que vivió Francia en sus elecciones recientes.

¿Cómo ve la situación actual del país? ¿Cómo llega México rumbo a las elecciones de 2018?

Como ciudadano, veo problemas eternos, algunos que se han agravado, como la violencia; otros que se han hecho más visibles, como la corrupción. Son viejos problemas que se modernizan, que crecen, que han estado por lo menos a lo largo del siglo XX: la corrupción, la seguridad pública, la impartición de justicia que es fatal en México. Veo que hay una propagación de la delincuencia y de la deshonestidad en general. Creo que hay un fenómeno moral, ético, un poco sorprendente. Se supone que estamos en un país estadísticamente cristiano, donde la mayoría de la población es católica y los que no son evangélicos, protestantes, que es una minoría, pero son puritanos, no tienen violencia y siguen los 10 Mandamientos. Pero, por otro lado, en lo que va del sexenio, casi 20 sacerdotes han sido asesinados, más de la mitad por su valentía, porque predicaban contra el crimen organizado; algunos sencillamente para robarles, y eso, en un país como México era una cosa absolutamente impensable, un tabú; el sacerdote podría ser un bribón, un abusador, lo que sea, pero la función sagrada lo amparaba; incluso en los momentos más álgidos de la Revolución y el anticlericalismo mexicano no había eso. A diferencia de muchos analistas, yo diría que la economía no va tan mal, México se ha modernizado, no es un país de tercer mundo, es un país que exporta a países industriales, pero tenemos esos problemas eternos que se han agravado y hay una debacle moral, y posiblemente la crisis de nuestra clase política, de nuestros partidos, también corresponde a eso. Por eso hay ese cinismo de nuestros gobernadores de todos los partidos, son todos iguales de rateros y corruptos.

¿Qué esperaría del proceso electoral en 2018?

No tengo la menor idea, no tengo candidato. Hace unos meses tenía la esperanza de una final López Obrador - Margarita Zavala, pero lo que ha hecho y está haciendo la dirigencia del PAN, es casi un suicidio. En el PRI no sé quién sería el candidato, el señor Meade para mí es estimable porque no es un político tradicional, eso explica que haya sido secretario, tanto de un presidente panista como de un priísta, y pudiera serlo de un presidente del PRD o del mismo López Obrador. Es lo que en Francia llamamos un alto funcionario, pasan los políticos y él es un profesional del trabajo; sería un candidato decente. En el PAN si cae o se va Anaya, podría recuperarse de aquí a julio de 2018, pero él es de esa gente que piensa solamente en sus intereses personales y está dispuesto a sacrificar al PAN para salvarse a sí mismo. Mientras, López Obrador está esperando a que le caiga la fruta madura en la boca. Y si él es, como dice que es, un hombre honesto, también acepta a su alrededor a gente con un historial y un pasado cuestionable. Así que estoy en la perplejidad absoluta y no espero gran cosa de las elecciones de 2018. México necesitaría ahora un fenómeno comparable al que acaba de vivir Francia, es decir, un Emmanuel Macron que de repente sale de la nada, que nadie conocía, solo los expertos, y en unos meses fue capaz de generar un movimiento que no solo ganó la presidencia, arrasó en las elecciones legis-lativas a las pocas semanas. Creo que cuando Castañeda hablaba hace dos, tres años de los candidatos independientes estaba pensando en algo así. Francia lo ha tenido, pero en México no veo ningún Macron por ahí que de repente pueda lanzar un movimiento ciudadano. Algunos dicen que el Frente Ciudadano, la unión PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, podría ganar las elecciones, yo lo veo muy difícil porque primero necesitarían encontrar un candidato aceptable y esto parece más una unión de catástrofes.

¿Cómo ve a nuestra clase política? ¿Como la describiría?

Creo que uno de los grandes problemas del electorado mexicano es el abstencionismo, que se debe al desprestigio de la clase política, de todos los poderes políticos. Uno ya no puede decir que a pesar de que no estamos de acuerdo con la izquierda porque tiene ideas anticuadas en cuanto a la economía, pero es gente honesta. La izquierda ya no es izquierda porque todos trafican, son negociantes. En el PAN, Anaya posiblemente no ha hecho nada ilegal, pero lo que ha hecho es aprovecharse, es tráfico de influencias. Quizá no hay ilegalidad, pero hay inmoralidad.

¿Ve ahora algún líder político claro para 2018?

No. Yo veo una milpa, donde ya crecieron las mazorcas, llega una tormenta, una granizada y toda la milpa queda en un campo de escombros y por ahí queda solamente una, por el momento el único que se ha quedado de pie es López Obrador.

¿Lo ve con posibilidades de ganar?

Sí, si no surgen otros. Un Macron creo que no puede surgir, pero si no surge un candidato decente, sea del PRI, del PAN, PRD o del Frente, por default, gana López Obrador. Como dice el dicho, en el reino de los ciegos, el tuerto es rey. López Obrador, por más visiones un poco arcaicas, anticuadas, que nos remiten al México Cardenista de los años 30, no es candidato de mi devoción, pero, insisto, si no surge otro candidato, él tiene muy buenas posibilidades de ganar, aunque sea por default y sería totalmente legal.

¿Qué posición considera que debería tener el futuro presidente de México ante Estados Unidos?

Ahí creo que no hay margen de maniobra. Creo que hace mucho México entendió el juego. Y si bien hay muchos puntos en los que puedo estar en desacuerdo con este gobierno, me cayó muy bien el comunicado de la Secretaría de Relaciones Exteriores del 27 de agosto de 2017. Creo que es lo que, gané quien gané, tiene que rectificar. Ese comunicado dice como primer punto que nuestro país no pagará bajo ninguna circunstancia ningún muro o barrera física; dos, sobre la violencia generada en México por el tráfico ilícito de drogas, armas y dinero, reitera que es un problema compartido que solo terminará si se tratan sus causas de raíz, la alta demanda de droga en EU; tres, dice que la posición de México en la renegociación del TLCAN continuará siendo seria y constructiva, siempre poniendo el interés nacional por delante; cuatro, que México no negociará el TLCAN ni ningún otro aspecto de la relación bilateral por medio de las redes sociales o los medios de comunicación; y finalmente, le envía un mensaje de plena solidaridad por los daños causados por el huracán Harvey. Esa es una buena línea de política exterior, no es una línea partidista, es lo que debe ser. México no debe tener complejos frente a EU, ya no estamos en la situación del siglo XIX; cuando perdimos la Guerra del 46, México tenía 8 o 9 millones de habitantes, EU ya tenía 30; cuando empieza la Revolución Mexicana, EU ya era una potencia mundial y nosotros un país que apenas terminaba de construir los ferrocarriles, la relación era realmente terrible, desigual, hoy no lo es. Por ejemplo, dos estados que votaron en mayoría Trump, Oregón y Dakota, están descubriendo que 80% de su producción agrícola se exporta a México. Ya no es una relación tan desequilibrada. Si Trump pone un impuesto de 30% sobre los coches mexicanos, el resultado no será castigar nuestras exportaciones, sino castigar a sus ciudadanos. Entonces, a mí no me asustan las negociaciones del TLCAN, sea que se renegocie o que desaparezca.

¿México estaría en una buena posición cualquiera que sea el caso?

Sí. La economía mexicana no va tan mal, como dicen los críticos del gobierno. Es una manera de criticar al gobierno y no se reconoce ciertas cosas positivas que se remontan al sexenio de Zedillo, cuando empezó las primeras reformas, que siguió de manera más lenta con Calderón. En Francia, el presidente Macron va a empezar a hacer una serie de reformas laborales, México las hizo antes; Francia las hace 10 años después que Alemania, 15 años después que Inglaterra, estaba muy retrasada en ese sentido. En ciertas cosas, México está haciendo lo que hace Francia y Francia podría inspirarse de reformas que ha hecho México. No hay que ser ciegamente partidista, esas reformas no son ni de derecha ni de izquierda, es el mundo global que las exige.

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