El Instituto Nacional de Derechos de Autor entregó en diciembre pasado un certificado de registro a la obra “Origen y esplendor de una nación”, que es, en esencia, un proyecto para colocar en el Zócalo capitalino una maqueta de Tenochtitlán y ofrecer un espectáculo de luz, sonido, danza, video mapping y pirotecnia para conmemorar los 500 años de la caída de Tenochtitlán. ¿Suena familiar? A sus creadores, también. Nos cuentan que dicho proyecto estaba en proceso y que antes de que lo presentaran a las autoridades del gobierno capitalino, buscaron a una serie de proveedores para que les dieran un presupuesto. En eso estaban cuando en marzo pasado se enteraron en las noticias de que el 13 de agosto se ofrecería al público una maqueta del Templo Mayor y un espectáculo llamado “Memoria luminosa”. Los creadores buscaron al gobierno para advertirles de las semejanzas de ambos proyectos, pues podría ser un potencial robo de idea. Pero los funcionarios que los recibieron les respondieron que, si acaso se podía hablar de plagio, no era asunto de esta administración, sino un tema entre ellos y los proveedores que se enteraron de dicha idea, una cuestión entre particulares, pues. ¿Es posible que dos cabezas piensen lo mismo?, ¿se lo habrá preguntado el gobierno de Claudia Sheinbaum?

La Fonoteca no tiene ni baterías para operar

La Fonoteca Nacional apagó la luz y bajó las cortinas desde julio pasado porque el sistema con el que opera no sólo no ha tenido el mantenimiento necesario, tampoco cuenta con los insumos básicos para seguir funcionando. Nos cuenta que la fonoteca opera con un sistema llamado NOAmediARC, el cual le permite almacenar sus acervos digitales. La licencia se debe pagar anualmente y necesita de mantenimiento y cuidados. Se trata de un sistema cerrado, es decir, no puede consultarse por Internet, así que para tener acceso a los acervos es necesario ir a las instalaciones. Dicho sistema necesita baterías que no se consiguen en cualquier lugar y si no se cambian cuando se requiere, se puede provocar un corto circuito y se borraría información. Como de momento no se pueden comprar ni las baterías ni darle mantenimiento, se decidió apagarlo. ¿Y esto qué significa? Que la Fonoteca está cerrada, no se tiene acceso a nada y, por lo tanto, la digitalización está detenida. ¿Y eso es grave? Sí, nos dicen, porque las cintas de distintos acervos corren riesgo de dañarse debido a que hay espacios de almacenamiento sin temperaturas controladas y si no se digitalizan, se perderían. La promesa es que NOAmediARC se vuelva a prender el 15 de septiembre, pero la licencia se debe renovar en octubre y no se sabe si habrá dinero para ello o no. De momento, la versión oficial de este cierre es que se está dando “mantenimiento del sistema eléctrico” y por eso la consulta de los catálogos está suspendido hasta nuevo aviso. En Twitter, por ejemplo, la institución también avisó que la audioteca está cerrada por “mantenimiento”. Las alertas están prendidas, otra vez.