La perspectiva que , el escritor mexicano radiacado en Arizona, le ha dado a la es tan reveladora como atractiva y ha convertido su libro "". Una historia radical de la crisis climática (UNAM/Festina, 2021) en un revelador e intrigante relato sobre la grave situación de la humanidad y el planeta Tierra, “como seres humanos nos damos cuenta de que estamos destruyendo el ambiente en la medida en que nos estamos quedando solos como únicos habitantes de este planeta”, asegura el doctor en literatura por la Arizona State University.

El profesor y escritor nacido en Veracruz, en 1982, investiga y escribe sobre literatura, humanismo ambiental, estudios de animales y teoría política, y durante cinco años se metió a hacer el relato de los relatos sobre crisis climática que implica por lo menos una historia de los últimos 400 años, y que ha llegado al presente con la inminencia de la extinción.

“Se están muriendo los insectos, se están muriendo los anfibios, se están muriendo muchas especies marinas por el calentamiento de los océanos; ni hablar de la extinción de especies que viven en bosques y selvas, porque sus hábitats están siendo destruidos por la deforestación y el negocio; entonces la extinción no es algo ajeno a nosotros, sino que al contrario, históricamente nos ha servido como una manera de reflexionar sobre nuestro lugar en el mundo”, señala el escritor, quien asegura que al libro le ha ido muy bien, tanto que ya casi se agota.

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“Creo es atractivo precisamente porque lo que hago es plantear un relato, cuento la historia de la crisis climática a partir de relatos y eso hace muy atractivo el planteamiento del libro porque no solamente ‘vomito’ datos científicos, lo que me interesa a mí, porque vengo de la literatura, de una disciplina que se llama humanismo ambiental, es contar historias humanas sobre la crisis climática, y cómo esas historias humanas están insertadas en condiciones socio-históricas, y que son inseparables de ciertos eventos de acumulación de capital que fue permitida gracias a la destrucción de la naturaleza”, afirma Serratos.

Agrega: La gente lo lee como si estuviera leyendo una gran novela sobre la historia de la humanidad en los últimos 400 años, y realmente es una historia global porque en el libro me muevo de un lugar a otro, de la Amazonía paso a Indonesia, de ahí me voy a China, de China me voy a la Rusia soviética, de la Rusia soviética me voy a Estados Unidos. Fue un proyecto exhaustivo en ese sentido, una investigación que duró casi cinco años; espero que mi libro no sea el único, sino que inspire a otras personas a contar sus historias de la crisis climática desde sus propias realidades, planteando y cuestionando lo que no cualquiera se atreve. La crisis climática es un problema radical para la cual necesitamos soluciones radicales, no podemos andar con medias tintas, porque está en juego no solamente nuestro futuro sino también nuestro presente”.

Por su formación de narrador y desde la perspectiva del humanismo ambiental, Francisco Serratos ve la crisis ambiental desde otra perspectiva, que a veces no alcanzan a analizar los biólogos o los climatólogos, lo que él apunta en el libro El Capitaloceno. Una historia radical de la crisis climática es que estamos ante un momento gravísimo producto del capitalismo, de los capitalistas y de la riqueza acumulada en unas cuantas manos que habitan en los países más desarrollados de nuestro planeta.

Serratos alerta en su libro sobre un hecho puntual: la narrativa de que la crisis climática es algo que va a suceder en el futuro ya no se sostiene ni por el lado empírico ni por el lado teórico-científico, pues asegura que todos los fenómenos climáticos que hemos visto en los últimos cinco años como catástrofes naturales, realmente son catástrofes políticas, porque son los políticos los que no actúan sobre este tipo de asuntos. Asegura que las catástrofes naturales y la pandemia misma, han resquebrajado esa idea de la crisis climática como algo muy lejano y a futuro.

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“Por ejemplo, ahora los gobiernos quieren que las personas utilicen menos agua, y claro, eso es parte de la crisis climática, el hecho de que no llueva tanto es una consecuencia de la crisis climática, las sequías son una consecuencia de las crisis climática, y el hecho de que ahora tenemos que racionar el agua es un evento que es parte de ella; pero ¿por qué los gobiernos nos imponen a nosotros ciertos límites pero no se los imponen a Coca-Cola que utilizan millones y millones de litros para producir sus productos que ni siquiera son sanos para nuestros cuerpo?”, plantea Serratos, quien señala también que 80% de las emisiones acumuladas desde 1751 son responsabilidad de los países ricos y los actuales 800 millones más pobres del planeta apenas han contribuido con el 1%.

“Este es un tema, un debate y una lucha impostergable, es decir, este es el tema de nuestro futuro no sólo como ciudadanos de un país, sino de la especie; es el futuro de nuestra especie en el único planeta que podemos habitar que es el planeta Tierra”, señala Serratos, quien a través del libro ofrece una perspectiva histórica sobre cómo llegamos a este problema y lo que podemos aprender al estudiar la historia de la crisis climática.

“Lo que vemos y atestiguamos en las noticias sobre huracanes cada vez más voraces, incendios, sequías, olas de calor extremas, a veces como que nublan nuestra capacidad de darle sentido, pero cuando volteamos hacia atrás y estudiamos la historia como que comenzamos a unir el rompecabezas de este problema tan caótico. Debemos entender que estos eventos no son solo climáticos sino sociales porque aunque no lo queramos aceptar ya existen movimientos sociales que son inspirados, para bien y para mal, en las crisis climáticas”, apunta Serratos y cita el caso del tiroteo en Nueva York, en el que el asesino era un ecofascista, “ellos saben que la crisis climática es real, pero la reacción de estos grupos es proteger sus privilegios a costa del sacrificio del otro que ven como una amenaza hacia esos privilegios”.

FRANCISCO SERRATOS
Escritor
“La extinción no es algo ajeno a nosotros, sino que al contrario, históricamente nos ha servido como una manera de reflexionar sobre nuestro lugar en el mundo”

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