“Las nuevas generaciones le temen a las palabras, pero no a los actos (...) El machismo y la misoginia son atávicas y deben revisarse en conjunto, y no partir de la cancelación y estigmatizar”, dice la dramaturga Carmina Narro durante la presentación de su comedia, "Estancia en París" —estrenada en 1994 con el título Credencial de escritor—. “Hace 30 años ya empezaba la confrontación por lo políticamente correcto (...) Hay que revisitar las obras, ver cómo pasaron la prueba del tiempo. En su tiempo esta obra escandalizó; lo hará esta vez, pero de manera distinta. Vengan a ver estos seres complejos que se amodian”, dice el director Rodrigo Johnson.
En Estancia en París, la confrontación sucede no sólo de forma externa, sino a nivel personal —uno mismo mirándose al espejo—. Tres escritores jóvenes, estudiantes de Literatura, y un maestro, interpretados por Rami Ramírez, Mona Olvio Garro, Paola Gigi y Sergio Zurita, respectivamente, serán puestos a prueba por la posibilidad de ganar una residencia de escritura.
Esta comedia trata, explica Narro, sobre la jiribilla del mundo literario y lo que un artista está dispuesto a hacer para ser tomado en cuenta. No importa, dice, que alguien haya hecho una trayectoria de 30 años en México, “lo que te valida es un reconocimiento en el extranjero (...) Eso habla de nuestra idiosincrasia y baja autoestima”. Recalca que entre la competencia voraz de los artistas, la alta demanda que existe y el poco apoyo, en un caso como el de esta obra, los personajes pueden representar la forma en que el deseo puede sacar lo peor de la gente, “a pesar de ser amigos y presumirse como personas moral y éticamente solventes”, abunda la dramaturga y se pregunta qué es lo que hace escritor a alguien: “El arte es otra cosa, una necedad a la que no se le ve mucho sentido. Seríamos mejores personas sin esta necesidad de ver el propio nombre en negritas. Aunque también es una falacia que se escribe para uno mismo”.
Mientras los tres jóvenes pueden ser capaces de traicionarse, perder la dignidad y “ver quién se come a quién”, la figura del profesor Tapia plantea un camino, una dirección.
A grandes rasgos, Estancia en París es, para Narro, una comedia sobre el conflicto alumno-maestro que refleja el problema filosófico del arte. Hay, dice, quienes venden su dignidad y quienes no.
Para Johnson, “Narro seduce al espectador con una comedia donde el doctor Tapia ofrece la posibilidad de una estancia en París como manzana de la discordia. Detona la envidia y la competencia en un tono de comedia ágil, divertida y amarga”.
Estancia en París podrá verse el 17 y 24 de junio, el 1, 8 y 15 de julio en el Foro Shakespeare (Zamora 7, Condesa). Es una puesta en escena independiente que las compañías Teatro Perpetuo y Colectivo Río Agape producen.