Que “chairo” es sustantivo y adjetivo ofensivo para llamar a una persona que defiende causas sociales y políticas en contra de las ideologías de la derecha, que “fifí” es un adjetivo coloquial para quien viste con mucha elegancia o tiene modales muy delicados, o que “pepena” es el acto de recoger del suelo restos de la cosecha, frutos, piedras o granos, son apenas tres de los 32 mil 650 vocablos que ofrece el Diccionario del Español de México que hace unos días puso en línea El Colegio de México para consulta abierta.

Esta obra que coordina el lingüista Luis Fernando Lara y que contiene 90 mil acepciones y unos 100 mil ejemplos para entender esos vocablos en su contexto de uso, reúne palabras de casi 100 años de español mexicano y es, sin duda, la más importante herramienta lingüística del español de México que se puede consultar en línea y cuya descarga es gratuita: https://dem.colmex.mx/

Es un diccionario integral del español que ha sido usado o se usa en toda la República Mexicana desde 1921 hasta la fecha; tiene como base el Corpus del español mexicano contemporáneo (1921-1974) y las investigaciones que desde 1973 lleva a cabo el Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios de El Colegio de México, y que en 2012 presentó una primera edición del Diccionario.

“En el Corpus reunimos materiales de todas las maneras de hablar y de escribir español en México, partimos de una hipótesis etnológica donde tratábamos de saber ¿cuándo hablamos y escribimos, de qué lo hacemos?, entonces tomamos muchísimos textos literarios, periodísticos, científicos que son los que ocupan la mayor parte del Corpus y luego estudiamos textos de cine, telenovelas, fotonovelas, discursos políticos, religiosos, grabaciones del habla de los rateros, del caló, grabaciones hechas en todo el país”, afirma Luis Fernando Lara, doctor en lingüística y literatura hispánicas.

El Corpus del español mexicano contemporáneo (1921-1974) contiene cerca de 2 millones de palabras; Lara asegura que fueron realmente pioneros en la elaboración de un corpus de esta clase y en el tipo de diccionario que se creó con base en un método. “El primer Corpus de la Academia Española lo hizo 26 años después de nosotros. También fuimos pioneros en la elaboración de un diseño automático de lectura de los textos para de ahí entresacar las palabras; así como de un sistema estadístico para saber cuáles son las más usuales en el español mexicano”, señala Lara, quien es miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y de El Colegio Nacional.

De ahí su enorme originalidad, es un diccionario de carácter descriptivo, hecho con criterios exclusivamente lingüísticos, que trata, con particular cuidado, la calidad del análisis semántico y su redacción; incluye vocablos cultos, populares, científicos, políticos, religiosos, del caló y las jergas juveniles.

Esta versión en línea ofrece varias secciones que ayudan a conjugar verbos, entender el uso de los tiempos verbales, conocer las reglas de ortografía y puntuación, saber cuáles son gentilicios de México, la escritura de números y abreviaturas; e invita al público a hacer preguntas sobre vocabulario o proponer la inclusión de otras palabras.

Método de la pepena

A diferencia de lo que hicieron en la primera edición del Diccionario que sólo incluyeron palabras que aparecieran al menos tres veces; para la segunda edición utilizaron lo que Lara llama “método de la pepena”: tomaron una gran cantidad de palabras que sólo aparecían una o dos y las estudiaron una por una; así agregaron cerca de 10 mil palabras.

“Conservamos el modo de tratar las palabras; hacemos definiciones con perífrasis largas para que el lector pueda tener el mayor número posible de puntos de apoyo para entender la definición, introdujimos muchísimos ejemplos, eso es algo que sólo tenemos nosotros y no tienen los diccionarios académicos; la ventaja del ejemplo es que restituye la palabra a su uso, eso produce la sensación de realidad de los usos del español mexicano aparte de que se colorea con las características de nuestra cultura”, afirma Lara.

Para eso sirven los 100 mil ejemplos que contiene el Diccionario, para que los mexicanos nos reconozcamos en el español que hablamos.

“Nos interesa que todos los mexicanos se den cuenta de la riqueza de nuestra lengua, que se sientan afianzados en ella, que nuestra lengua es absolutamente legítima y que no tiene que estar esperando los designios de una academia central. Es muy importante que digan: ‘Ah, sí es cierto, yo lo he oído’”, señala Lara.

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Además el Diccionario genera que los mexicanos tengamos una perspectiva del estado de nuestra lengua a través del tiempo: “Eso vuelve a este diccionario único frente a todos los demás países de lengua española; este Diccionario tiene palabras de cuatro generaciones de mexicanos”.

Luis Fernando Lara dice que hay muchas palabras de cómo hablaba aquella primera generación del México de 1921 y que ya no conocieron de primera mano los jóvenes de hoy, “lo que permite el diccionario es precisamente que entiendan el habla de sus bisabuelos, y eso es muy importante porque les puede dar una perspectiva histórica del español”, afirma.

El diccionario confirma que para nosotros los mexicanos la historia es realmente la base de nuestra legitimidad, por eso el objetivo central del diccionario “es reconocernos a nosotros mismos en nuestro español de México y apreciarnos a nosotros mismos en nuestra lengua”.

Vocabularios regionales

Lara asegura que hay nuevos retos para El Colegio de México, pero sobre todo para los colegas de otras universidades del país: hacer diccionarios de vocabularios regionales. El problema se agudiza porque desde El Colegio no pueden mandar investigadores a cada región a hacer las encuestas necesarias para recuperar esos vocabularios: costaría mucho dinero y hay mucha inseguridad.

“Como no lo podemos hacer, llevo varios años proponiendo a colegas de las universidades de los estados que hagan sus propios diccionarios, con métodos parecidos a los nuestros; no tratamos de colonizarnos, les exponemos los métodos y después ellos deciden qué hacer”.

Hasta ahora solamente hay un diccionario que ha seguido su método, se trata del Diccionario del Léxico Regional de Sinaloa, que hizo el profesor Everardo Mendoza, de la Universidad Autónoma de Sinaloa y que ya entregó a Siglo XXI para su publicación en coedición con Academia Mexicana de la Lengua.

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“Everardo me pidió que le hiciera el prólogo; es el primer léxico regional que se ha hecho con buenos métodos; lo que esperaríamos es que otras universidades lo emularan. Zacatecas está empezando a preparar su corpus, las otras universidades todavía no reaccionan, pero lo que más nos conviene es que haya un diccionario por región y por estado para que complemente nuestro Diccionario”, dice Lara.

Lara, quien tiene estudios especializados en las universidades de Kiel y Heidelberg, Alemania, y en el Centro Nazionale Universitario di Calcolo Elettronico de Pisa, Italia; y es autor de ocho libros y cuatro diccionarios, asegura que mientras más obras de consulta tengamos, mejor conocimiento tendremos de nuestro español.

“Si se siguen los mismos métodos tendremos medios de comparación, lo mismo con el español de otros países, no conocemos ni siquiera el español real de la Península Ibérica y no lo conocemos porque España considera que el español de ellos es el de todos los demás”, dice Luis Fernando Lara, quien concluye: “Hemos sido pioneros en los métodos y en los resultados; esperemos que nos imiten, y si es posible, que nos superen”.

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