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El Templo Mayor es un continuo manantial de descubrimientos. Bien lo sabe Leonardo López Lújan, quien desde 1991 lidera al grupo interdisciplinario encargado de la exploración e investigación de este recinto prehispánico.

El arqueólogo, que a sus 16 años comenzó a trabajar en la excavación de la capital azteca, fue electo como nuevo integrante de El Colegio Nacional; se suma así al máximo de 40 personalidades mexicanas que la institución puede agrupar.

“Es el mayor de los honores que he recibido a lo largo de mi desarrollo profesional, hay pocos momentos en la vida de un científico que sean tan emotivos y significativos como el ingreso a esta institución que ha albergado a los tres premios Nobel que tiene el país”, confesó López Lújan.

Recientemente también se incorporó la bióloga Julia Carabias y la astrofísica Susana Lizano, después de que se generó un amplio debate en torno a la falta de equidad de género entre los miembros de El Colegio Nacional, que en sus 75 años de historia sólo a sumado a seis mujeres.

“El Colegio Nacional y otras instituciones académicas están haciendo un esfuerzo por transformarse, por responder adecuadamente a la sociedad civil acerca de la paridad de género. Estamos despertando de este largo marasmo donde los hombres se han impuesto sobre las mujeres. La institución quiere ofrecer un nuevo rostro pero es claro que aún falta mucho por hacer, la representación femenina en las ciencias aún no alcanza los niveles óptimos”.

Aunque aún no define cuál será su programa de actividades en esta institución, López Luján comentó que le gustaría realizar actividades en diferentes estados del país para así continuar en su labor de “divulgar el conocimiento”. “Nuestra función como científicos es que los hallazgos se den a conocer al mayor número de personas y de este modo beneficiar a la sociedad”, agregó el líder del Proyecto Templo Mayor.

“Es importante continuar con la dinámica de trabajo que ha venido realizando El Colegio: ha multiplicado su número de actividades y diversificado temáticas, situación que ha permitido involucrar no sólo a sus miembros sino también a distintas redes de especialistas. Era una institución que concentraba sus esfuerzos en la capital y ahora tenemos actividades en diferentes regiones de la República Mexicana y algunas en el extranjero, como el convenio de colaboración con El Colegio de Francia”, explicó el también investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

La línea de trabajo de Leonardo López se ha centrado en la política, la religión y el arte de las sociedades prehispánicas del Centro de México, principalmente de Teotihuacán, Xochicalco y Tenochtitlán. También ha incursionado en la historia de la arqueología mexicana, logrando avances significativos en el estudio de sus orígenes en los siglos XVIII y XIX.

Nueva administración. Ante la eminente sucesión presidencial, el arqueólogo señaló que “vendrá un golpe de timón en el rumbo que va a tomar este país, y es muy significativo que se confirme la continuidad del director del INAH, Diego Prieto”. “La lectura que le doy es una satisfacción del equipo del presidente electo por el trabajo que ha realizado el actual director, en los pocos años que lleva al frente del Instituto”, aseguró.

Sin embargo, enfatizo que el equipo de Diego Prieto tendrá que enfrentar grandes retos, como proveer de trabajo a las nuevas generaciones. Recordó que, hace 30 años, cuándo se sumó como profesor de tiempo completo, en el INAH había 800 investigadores, “hoy seguimos con la misma matrícula”.

“Los jóvenes investigadores de este país, ya sea de la UNAM, UAM o INAH, tienen contratos efímeros, que son mal pagados y que no les ofrece ninguna seguridad para forjar un futuro profesional. No hay que generar contratos temporales, sino plazas, una certidumbre; de otra manera estaríamos condenando nuestro futuro”.

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