Tesiu Rosas Xelhuantzi

comenzó su estancia posdoctoral de un año como investigador del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM , en septiembre de 2020, en plena emergencia sanitaria por el , un tiempo adverso para la investigación documental debido a que todos los archivos y bibliotecas permanecían cerrados por la pandemia, lo que aletargó su investigación que se centra en inventariar y catalogar las lenguas indígenas en que fueron escritos los manuscritos novohispanos, entre 1550 y 1820.

La misma adversidad enfrentó Ericka González León , otra joven investigadora que comenzó su estancia posdoctoral en marzo de 2021 en el mismo Instituto y cuya investigación consiste en hacer la reconstrucción de la biblioteca de la congregación del Oratorio de San Felipe Neri; su objeto de estudio es saber por qué hay una serie de manuscritos que se encuentran en la Biblioteca Nacional de México, y determinar si había una relación laboral entre la congregación y la imprenta de la familia Benavides Calderón.

Ambos investigadores padecieron la pandemia, su trabajos entraron en una especie de limbo del que sólo salieron cuando el semáforo epidemiológico en la Ciudad de México entró en amarillo, y con todas las medidas sanitarias, la UNAM aceptó que la Biblioteca Nacional de México y la Hemeroteca Nacional de México , reabrieran sus puertas un día y luego dos días a la semana, con el mínimo personal, y en un horario reducido, a apenas una decena de investigadores de posdoctorado “de casa” como apoyo para que pudieran emprender sus investigaciones y poder comenzar a publicar como se los exige el grado.

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De vuelta a la Biblioteca Nacional
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Ericka González León, otra joven afectada por el cierre de espacios, volvió a la Biblioteca para continuar con su investigación posdoctoral.

Esa especie de “programa piloto” de reanudación de actividades de los dos grandes espacios documentales que resguardan el patrimonio bibliográfico de México, sirvió de prueba para aceitar los protocolos sanitarios y de conservación de materiales que desde el pasado lunes 7 de junio ha puesto en marcha para investigadores y público en general la Biblioteca y la Hemeroteca. Y será una segunda etapa de prueba de los protocolos para el retorno de actividades generales de la comunidad universitaria que la UNAM tiene prevista para agosto.

La vida alrededor de la Biblioteca y la Hemeroteca parece comenzar a “normalizarse”. Hay servicio del Pumabús, cada vehículo es desinfectado tras cada viaje, con asientos señalizados, gel antibacterial y ventanas siempre abiertas, en el estacionamiento hay varios autos y motocicletas; casi todo se ve normal, sin embargo, el vestíbulo del más importante centro documental del país luce distinto, hay tapetes sanitizadores, filtros automatizados de toma de temperatura y dispensadores de gel; y el piso está cubierto de caminos señalizados para la entrada y salida de usuarios, quienes están obligados al uso de cubrebocas.

De vuelta a la Biblioteca Nacional
De vuelta a la Biblioteca Nacional

El investigador Tesiu Rosas retomó su investigación sobre las lenguas indígenas en que fueron realizados los manuscritos novohispanos.

“Así como cambio nuestra forma de ir al super, de ir al banco e incluso la forma de convivir con nuestros amigos y familia, la forma de consultar en las bibliotecas y los archivos también se vio modificada”, asegura Alejandra Odor Chávez , jefa del departamento de Conservación y Restauración de la Biblioteca Nacional de México.

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La funcionaria universitaria asegura que las medidas apegadas a los “Lineamientos generales para el regreso a las actividades universitarias, en el marco de la pandemia del Covid-19” de la UNAM y los protocolos particulares que se han establecido para la Biblioteca y la Hemeroteca, no implica que no se pueda hacer investigación y consulta del patrimonio, “simplemente es una corresponsabilidad, la institución pone lo que debe y lo único que solicitamos es que los usuarios se apeguen a los lineamientos, traigan su cubrebocas todo el tiempo y que todos colaboremos para protegernos en conjunto”.

De vuelta a la Biblioteca Nacional
De vuelta a la Biblioteca Nacional

Alberto Partida Gómez, jefe del Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional asegura que los protocolos de consulta y de desinfección de los materiales se sustentan en una investigación puntual realizada por un equipo amplio a partir de documentos científicos que ha determinado cuestiones fundamentales: aforo al 50%, un horario reducido, todas las medidas sanitarias, ventilación, desinfección de áreas y mobiliario, servicio de consulta por citas, para determinar día y hora de visita, pero además previa confirmación del material documental que van a consultar.

La recomendación, dependiendo de la demanda, es que los usuarios tengan estancias de 2 horas, “lo que estamos pidiendo es que sean muy precisos en su solicitud de consulta a través del catálogo electrónico para avisarles cuando no está disponible el material o poder satisfacer con rapidez sus necesidades de investigación, de manera que cuando ellos tengan su cita les tengamos preparado el material”, afirma Partida Gómez.

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El funcionario dice que afortunadamente los investigadores y usuarios en general que han comenzado a llegar han comprendido perfectamente bien esa condición de citas que él no considera medidas restrictivas, si no procedimientos que se derivan de la emergencia que seguimos atravesando, “tenemos que adaptarnos a una nueva dinámica, en la que tiene que haber mucho diálogo”.

De vuelta a casa

En el Fondo Contemporáneo de la Biblioteca México, en particular en la sala de consulta abierta donde están depositados los diccionarios, enciclopedias y obras generales, el retorno es algo distinto. Es la única sala de la Biblioteca donde hay estantería abierta, pero no en tiempos de pandemia . Cintas amarillas restringen el acceso de los usuarios a esas obras, deben ser solicitadas al encargado y éste se las entrega, la devolución también es a través de ellos y esas obras son “aisladas” y entran a una desinfección “natural” de dos días, en la que no se usa ninguna sustancia química, es con el puro paso de las 48 horas.

“El aislamiento es de 2 días porque vimos que ya había muchos más estudios donde la misma Organización Mundial de la Salud señala que es mucho más probable el contacto por aerosoles y no tanto por superficies, entonces actualizamos los protocolos para priorizar la ventilación, el uso de cubrebocas y la limpieza constante de mobiliario”, afirma Alejandra Odor.

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La jefa del departamento de Conservación y Restauración dice que entre las principales adecuaciones al recinto está la instalación de filtros sanitarios en todas las entradas, señalizaciones de entrada y salida, mayor aforo en los espacios más amplios pero menor aforo en los pequeños. “Hemos buscado favorecer la circulación teniendo las puertas abiertas de los espacios y el control de los aforos, por ahora en el semáforo en el que estamos, del 50%. Es lo que estamos haciendo en las salas de consulta y en nuestras áreas de trabajo donde tenemos horarios escalonados con el personal administrativo y académico para que las áreas no superen el 50% de aforo al mismo tiempo”.

Ese proceso de organización administrativa y de personal no es poca cosa, en todo el complejo laboran alrededor de 500 personas, entre bibliotecarios, conservadores, catalogadores, personal de servicio y administrativo, al que se suman los usuarios, que saben que para agosto cuando la UNAM retorne a clases presencial, se verá incrementado.

“Actualmente estamos trabajando lunes, miércoles y viernes de 10 de la mañana a 3 de la tarde, y martes y jueves de 10 de la mañana a 7 de la noche. El pasado lunes ya se subió el anuncio dela reanudación de actividades y ya estamos brindando servicio no solamente a los usuarios internos sino también a los usuarios externos, he recibido ya por lo menos unas 10 solicitudes y yo lo que les estoy solicitando es que sean muy precisos en solicitud de consulta para poder satisfacer con rapidez sus necesidades de investigación”, señala Partida Gómez.

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La inversión para cumplir con los protocolos, sin que den el costo, dicen que ha sido importante pero también menos complicada porque de por sí a ciertos espacios como el Fondo Reservado de la Biblioteca y a la sala de consulta de la Hemeroteca los investigadores y usuarios acuden desde siempre con cubrebocas y guantes de látex algodón, lo que hace que sea una medida establecida y cotidiana por el cuidado y preservación de los documentos y materiales periodísticos.

Es en esos dos espacios: Hemeroteca Nacional y Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional, donde el regreso ya era más que necesario para los investigadores y becarios que realizan investigaciones y tesis, y deben acudir a las fuentes originales que están en estos espacios documentales, debido a que México aún tiene un déficit respecto a la digitalización y que es uno de los retos de estas dos instancias nacionales.

Tener acceso a las fuentes era la meta del historiador Tesiu Rosas, “mi estancia empezó en septiembre de 2020, en plena pandemia, desde que inició he estado batallando con esta contingencia y no he podido realizar mi trabajo como originalmente estaba planeado pero ahora que finalmente se están normalizando los horarios de consulta he podido avanzar más, hemos tenido un apoyo muy especial de las autoridades porque justamente nuestra investigación dura un año en este año tenemos que entregar resultados publicados”.

Ericka González León también revisó a profundidad los escritos, “tengo que checar que no tengan anotaciones, enmendaduras, tachaduras, firmas, cuentas; hago todo el registro, además mido y cotejo autores, datos y hago el registro de las filigranas, de las marcas de fuego, de las portadas, hago la descripción de todos los manuscritos porque estos manuscritos son únicos, hato todo el registro de grabados, grabadores e impresores porque esta congregación estaba relacionada con familias de impresores”.

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La vida comienza a “normalizarse” de a poco en la Biblioteca Nacional de México y en la Hemeroteca Nacional de México, pero todo aquel que entra sabe que todo es distinto pero es parte de un proceso al que la vida se ha adaptado, y quien entra con normalidad se limpia los pies, se los seca, pasa por el termómetro infrarrojo, usa gel y con su cubrebocas permanente sigue las líneas que lo llevan a la sala de consulta que requiere visitar.

Frase

“He estado batallando con la contingencia, y ahora que ya se están normalizando los horarios he podido avanzar, hemos tenido apoyo de autoridades”.

 Tesiu Rosas

. Historiador