Especialistas en arquitectura, arqueología y diseño reflexionaron sobre los diferentes tipos de patrimonio, como el arquitectónico, el histórico, el natural y el de diseño; de las leyes que los protegen y de la relación del patrimonio con megaproyectos, como el del y el del .

Los temas fueron abordados durante la mesa “El patrimonio cultural”, del ciclo La cultura y la creación en tiempos del Covid-19, que es organizado por EL UNIVERSAL y el Seminario de Cultura Mexicana.

En el encuentro, moderado por el maestro de la UNAM Gerardo Estrada, participaron el arquitecto Felipe Leal, el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, el arquitecto y profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco Saúl Alcántara, y la experta en diseño moderno y contemporáneo y profesora en la escuela de Arquitectura y Diseño del Tecnológico de Monterrey Ana Elena Mallet.

El patrimonio, explicó Matos Moctezuma, son los vestigios prehispánicos, coloniales e históricos que forman parte de la historia, pero también lo son las tradiciones, leyendas, lo que comemos, la manera de hablar las lenguas indígenas y el dejo del castellano; los productos de los artesanos, las manifestaciones de los artistas y los libros.

El arqueólogo enfatizó en el tema de los libros porque “no hace mucho” se han sufrido pérdidas de documentos e incluso han sido extraídos del Archivo General de la Nación y de la Catedral Metropolitana, indicó.

“Todos esos son nuestros legados, decimos siempre, pero tenemos el deber de protegerlos, difundirlos y estudiarlos”, dijo Eduardo Matos.

Parte del patrimonio está protegido por la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Histórico, norma que para el arquitecto Saúl Alcántara es una ley que “todavía es una gran deudora de la conservación del patrimonio”; en su oportunidad agregó que hace falta la salvaguardia y protección de los paisajes naturales.

“El acercamiento entre la filosofía, competencias profesionales y los organismos que atienden la tutela y conservación de los bienes culturales y ambientales es cada vez mayor, para ello está la convención de 1972 de Unesco. En la cumbre de la Tierra de Río de Janeiro de 1992 se propone la totalidad entre el patrimonio cultural y el patrimonio cultural natural tangible e inteligible, pero esto no se ha materializado en los proyectos compartidos y menos aún en normas y reglas que atiendan a las dos vertientes patrimoniales”, explicó Alcántara.

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Ana Elena Mallet y Felipe Leal coincidieron en que el patrimonio no sólo son objetos o edificaciones de hace más de 200 años, sino que también hay contemporáneo, pero que es patrimonio al que casi no se le considera.

“Poco se ha hablado de conservar, proteger o coleccionar al patrimonio contemporáneo y pensar cómo se va a transmitir y cuidar. Con respecto al diseño, en México hace falta esta cultura material”, dijo Mallet.

Para proteger al patrimonio también existen instituciones como el INAH, que actualmente se encuentra en una situación crítica debido al recorte presupuestal del 75% a gastos operativos: “La reducción sí puede poner en riesgo a las zonas arqueológicas, pero también a las zonas coloniales e históricas; así como a las muchas investigaciones que se han tenido que parar”.

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Los especialistas también hablaron del patrimonio en relación con dos megaproyectos: Chapultpec y el Tren Maya.

“Los argumentos que se dicen es que (Chapultepec) es para que exista también un foro de arte contemporáneo, pero hay cerca de 300 recintos donde el arte contemporáneo tiene presencia en la Ciudad de México”, indicó Leal.

Sobre el Tren Maya, Matos Moctezuma dijo: “Hay proyectos que deben ser muy bien meditados, hay muchos arqueólogos que no están de acuerdo y otros que sí, habría que ver en qué beneficia (el Tren Maya) a la población que está ahí asentada”.

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