A comienzos del año de 1929, Antonieta Rivas Mercado se integró al grupo de la Universidad Nacional de México.[1] Derivado de su experiencia reciente al frente del Teatro de Ulises (1928), el rector Antonio Castro Leal le ofreció impartir la clase de “Práctica Teatral” en la Escuela Nacional de Música, Teatro y Danza, institución dirigida por Carlos Chávez desde enero del mismo año. En esta nueva aventura también la acompañó el pintor Julio Castellanos, a quien le otorgaron la clase de “Práctica Escénica”.
Esta época como profesora tuvo dos ejes puntuales muy importantes, el compromiso social y político. Pues fue justo en este momento, al convertirse en profesora de teatro de la Universidad Nacional de México, al convivir con sus alumnos y alumnas, al conocer ese otro México, el que ella no conocía, el de la clase humilde, el México de los de abajo, fue que surgió una nueva Antonieta, una Antonieta más preocupada de las mismas preocupaciones que sus alumnos. Fue entonces cuando nació su compromiso social, su compromiso político, su compromiso con los más necesitados, su verdadero compromiso con México. El cambio en Antonieta fue radical, y ya no habría marcha hacia atrás.
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La primera situación relevante con la que tuvo que lidiar como profesora fue cuando Antonieta organizó a su grupo de alumnos y puso en escena una adaptación de la novela Los de abajo, de Mariano Azuela, y entonces, irremediablemente, tuvo que entrar en una discusión llena de necedades con Chávez, quien, como era el director de la Escuela Nacional de Música, Teatro y Danza, se sentía muy superior a Antonieta, quien tan sólo era una profesora, y comenzó a acosarla de una forma excesiva, mientras que Antonieta, con ese temperamento que tenía, no pudo hacer otra cosa más que defenderse, ella definitivamente no se iba a dejar humillar y menos por Chávez.
Toda esta rivalidad entre Carlos Chávez y Antonieta Rivas Mercado, surgió a partir de la creación de la Orquesta Sinfónica Mexicana (1928), derivado de que todo el trabajo para formar la Sinfónica lo realizó Antonieta, pero Chávez quería autonombrarse, como lo hizo años después, como único creador de la Orquesta Sinfónica Mexicana, pero en ese momento Antonieta no se lo permitió, ella era la única responsable de ese mérito. La situación entonces fue que Antonieta recibió muchos ataques por parte de él, y ella, con el carácter que siempre la definió, tampoco lo aceptó, así que durante toda esta etapa mantuvieron un pleito lleno de necedades por parte de él, y una postura a la defensiva del lado de ella.
Como Antonieta ya estaba preparando la puesta en escena de la adaptación de Los de abajo, solicitó el salón de ensayos de la Orquesta Sinfónica Mexicana, para ensayar con su grupo de alumnos, la cual se pondría en escena en marzo de 1929, y así fue como comenzó el lamentable intercambio epistolar con Chávez:
23 de febrero de 1929,
Universidad Nacional,
Al C. Director de la Escuela de Música, Teatro y Danza,
Presente,
Me permito recurrir a Ud. para pedirle se me conceda el uso del salón de ensayos de la Orquesta Sinfónica, esta tarde a las 4 P.M.
De Ud. atentamente,
La jefe del Departamento,
Antonieta Rivas Mercado[2]
La respuesta de Chávez a su petición fue la siguiente:
23 de febrero de 1929,
Escuela Nacional de Música, Teatro y Danza,
Dirección,
Señora Antonieta Rivas Mercado,
Directora Teatral de la Escuela Nacional de Música, Teatro y Danza,
Presente,
Con relación a su oficio fechado hoy, y que ya contesto en un memorandum relativamente a su contenido, me permito hacer a usted las siguientes rectificaciones: no existe en esta Escuela un departamento de teatro y, por consiguiente, no puede existir un jefe de dicho departamento.
El papel timbrado oficial solamente puede ser usado por la dirección de esta Escuela y para todo asunto que los señores profesores de este plantel deseen tratar con otras dependencias o en general fuera del establecimiento, pueden en cualquier momento dirigirse a la dirección que lo hará desde luego en la mejor forma posible.
Reitero a usted las seguridades de mi atenta y distinguida consideración,
El director,
Carlos Chávez[3]
Antonieta le respondió:
25 de febrero de 1929,
Universidad Nacional,
Sr. Carlos Chávez,
Presente,
En contestación a su oficio fechado el 23 de febrero, tengo el gusto de hacerle las siguientes rectificaciones: en presencia suya el señor Rector de la Universidad, Lic. Antonio Castro Leal, me ofreció el puesto de jefe del Departamento de Teatro de la Universidad, por consiguiente, existe ese departamento.
En conversación que difícilmente debe Ud. haber olvidado, le dije: “que sólo por cortesía se le comunicaría lo que en mi departamento se hiciera”, Ud. estuvo conforme.
Para resumir: 1. Existe el Departamento de Teatro; 2. Yo soy jefe de ese departamento; 3. Este departamento a mis órdenes se dirigirá directamente a las dependencias fuera del plantel cuando yo lo juzgue necesario.
A usted le conviene para cualquier aclaración hablar con el Rector de la Universidad,
La jefe del Departamento de Teatro,
Antonieta Rivas Mercado[4]
Con copia para el Rector de la Universidad.
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A pesar de semanas de tensión entre Antonieta y Chávez, la adaptación de la obra Los de abajo, de Mariano Azuela, se estrenó en el Nuevo Teatro de la Secretaría de Educación Pública (antes teatro Hidalgo), el jueves 7 de marzo de 1929.
La adaptación fue hecha por el periodista español José Luis Ituarte, bajo la dirección de Antonieta Rivas Mercado, y con escenografía de Julio Castellanos. Las actuaciones fueron de Isabella Corona, Julia Ruisánchez, Francisco Jáuregui, Enrique Asúnsolo, Manuel Correa y Juan Manuel Salcedo, entre otros.
La puesta en escena sólo tuvo cinco representaciones, fue censurada y cancelada por las autoridades, debido a la fuerte crítica social, así como a la crítica sobre el gobierno de Emilio Portes Gil manejado por Plutarco Elías Calles, en lo que fue el comienzo del Maximato.
Carlos Chávez le escribió al Rector de la Universidad:
6 de marzo de 1929,
Escuela Nacional de Música, Teatro y Danza,
Dirección,
Al C. Rector de la Universidad Nacional,
Presente,
Me permito poner en conocimiento de usted los hechos siguientes:
Con motivo de la representación de Los de abajo y no obstante que está dentro de las funciones de esta Escuela la organización y propaganda de todas las cooperativas de alumnos, esta Dirección ha palpado la inconveniencia de que otras dependencias universitarias realicen la propaganda de la cooperativa teatral que pondrá en escena la obra antes mencionada, y de que la organización de la misma fuera hecha sin el conocimiento de esta Dirección. Esto ha dado por resultado que la Dirección se ha visto en la imposibilidad de contestar a diversas preguntas hechas por algunas oficinas universitarias, relativas a trabajos de propaganda organizados para la representación de la obra susodicha. Debo citar la que hizo el señor Adolfo López Mateos, administrador de la Escuela Preparatoria, relativa a asuntos de boletaje para dicha representación, y la hecha por el señor Ignacio Fernández Esperón relativa a canciones que en la misma debían cantarse.
De la misma manera, la señora Antonieta Rivas Mercado, profesora de esta Escuela, a nombre de una sección teatral que no existe, se ha puesto en comunicación directa con el almacén general de la Universidad para el servicio de pedidos de útiles de oficina, pedidos que entiendo deben tramitarse por conducto de la Dirección de la Escuela de Música.
En mi oficio número VIII-13-83 de fecha 26 de febrero próximo pasado, me permití dar a usted cuenta de una serie de oficios cambiados por esa Dirección y la señora profesora antes mencionada.
Acompaño a usted copia de mis oficios fecha 4 de marzo, dirigidos al señor profesor Julio Castellanos, y a la señora profesora antes mencionada. Espero se servirá usted comunicarme el criterio de esa Rectoría a su digno cargo acerca de este particular.
Debo insistir en el hecho manifestado a usted personalmente en diversas ocasiones de que esta Dirección a mi cargo nunca consintió en ningún procedimiento que pudiera significar que el suscrito abandonase un momento el lugar que por derecho le corresponde como director del plantel.
Me permito sugerir y pedir a esa Rectoría se encuentre el mejor remedio a esta situación a la mayor brevedad posible.
Reitero a usted las seguridades de mi consideración muy atenta y distinguida,
El director,
Carlos Chávez[5]
Con esta obra, Antonieta generó una nueva polémica en el medio cultural, que se mantuvo por varias semanas, los detractores y defensores escribían sus opiniones en las páginas de los periódicos El Universal y Excélsior.
Antonieta Rivas Mercado dirigió la puesta magistralmente, como ya se mencionó, colaboraron con ella José Luis Ituarte, quien realizó la versión dramática de la novela, también su amiga Isabella Corona, que llevó a cabo uno de los papeles más importantes en la escenificación, y Julio Castellanos, quien realizó la escenografía.
Con la puesta de Los de abajo, Antonieta recibió un severo ataque por parte del gobierno, a partir de la crítica que hacía con la adaptación, pues Antonieta no estaba expresando su sentir en relación con la novela de Mariano Azuela de 1915, ni sobre lo que había sido la Revolución Mexicana, por el contrario, Antonieta estaba criticando el momento actual que se estaba padeciendo:
El resultado fallido del movimiento armado de la Revolución Mexicana; el gobierno de Plutarco Elías Calles; la innecesaria guerra cristera; la modificación de la Constitución, para que se pudiera reelegir el general Álvaro Obregón como presidente; el asesinato del ya presidente electo a manos de un fanático religioso y de un grupo de políticos de Guanajuato (pero que hoy, a casi cien años de lo sucedido, sabemos que el autor intelectual fue el propio presidente Calles); el desastre del gobierno interino de Emilio Portes Gil; la mentira del general Calles, de retirarse a la vida privada, cuando en realidad estaba gobernando al país detrás de los presidentes que colocó en ese periodo denominado Maximato (1928-1936), los gobiernos de Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez; la creación de un partido político único del Estado, el PNR (Partido Nacional Revolucionario), que Calles fundó el 4 de marzo de 1929; a esto se sumaba la crítica que hacía Antonieta a la represión del gobierno, represión social era lo que más existía, y Antonieta Rivas Mercado supo retratar muy bien esto en su adaptación de Los de abajo.
Esta crítica originó que, después de tan sólo cinco representaciones, la obra fuera cancelada, de cualquier forma, ya se había logrado el propósito de Antonieta, expresar sus apreciaciones sobre Calles, quien había comenzado ya con esa dictadura de 12 años, denominada Maximato.
Mariano Azuela fue un gran amigo de Antonieta, estaba al tanto de la adaptación y las críticas, incluso asistió al estreno acompañando a Antonieta, además de preparar un texto que se ofrecía junto con el programa de mano denominado: Cómo escribí Los de abajo:
México, 2 de abril de 1929,
Sra. Doña Antonieta Rivas Mercado,
Muy estimada señora:
Mi relativo aislamiento es causa de que hasta ahora me haya llegado la noticia del fracaso oficial del arreglo dramático de Los de abajo. Es por esto que hasta hoy también pueda mandarle mi felicitación más calurosa y más cordial. Hay éxitos que dan vergüenza y fracasos que enorgullecen. Y bien ahora sí me pongo incondicionalmente a sus órdenes para que (con la plena aquiescencia del señor José Luis Ituarte quien hizo la adaptación teatral) demos los retoques necesarios a la obra de ustedes, para el éxito que obtendrá a su debido tiempo. Por lo demás no tengo más pretensiones que las de quien conoció y vivió el medio y el momento que con tanto cariño y entusiasmo estudiaron ustedes y sus bravos muchachos.
Sabe usted que soy su siempre agradecido, affmo., atto., S. S.
Mariano Azuela[6]
Sin embargo, el Dr. Azuela tampoco salió ileso de esta circunstancia, pues también se canceló una nueva publicación de Los de abajo, que ya estaba pactada para aparecer ese mismo año, se trataba de la censura del gobierno.
Antonieta Rivas Mercado con Mariano Azuela, Julio Castellanos e Isabella Corona, en el estreno de la adaptación teatral de Los de abajo, en el Nuevo Teatro de la Secretaría de Educación Pública, 7 de marzo de 1929, Archivo: El Universal, 17 de marzo de 1929, Sección de Rotograbado
El trabajo de Antonieta como directora teatral de ninguna forma era un pasatiempo o un evento aislado, su labor era conocida y reconocida por el medio intelectual de la época, encontramos una carta en el archivo de Manuel Gómez Morín, carta que le dirigió el escritor Xavier Icaza, el 18 de marzo de 1929, enviándole su texto Preludio del Valle de México, solicitándole que, derivado de su amistad y trabajo con Antonieta (Manuel Gómez Morín era el abogado de Antonieta), si podía proponerle la puesta en escena de la obra, esta solicitud la atendió de forma puntual el Lic. Gómez Morín.
La segunda situación con la que tuvo que lidiar la profesora Antonieta Rivas Mercado en ese periodo, fue enfrentar una realidad, la realidad de los estudiantes universitarios, sus alumnos buscaban hacía tiempo más libertad en el aula, más libertad de pensamiento, la “Autonomía Universitaria”, que no es otra cosa más que la “libertad de cátedra”, así que de inmediato se unió a esta causa, a la lucha de sus alumnos, en ese momento muy jóvenes, pero que con el tiempo se convirtieron en profesionistas muy importantes de México: Alejandro Gómez Arias, Germán del Campo, Adolfo López Mateos, Salvador Azuela, Juan Bustillo Oro, Manuel Moreno Sánchez, Mauricio Magdaleno, Vicente Magdaleno, entre muchos otros.
De esta forma, Antonieta se convirtió en esa profesora rebelde, que apoyaba a sus alumnos, que los aconsejaba, que lo guiaba, que realizaba juntas con sus estudiantes para hablar de la Autonomía, que asistía a las asambleas con sus alumnos, que participaba en las manifestaciones, y que estuvo de acuerdo con la huelga.
Antonieta comenzó a vivir en carne propia la represión del general Calles, era tan irónico que apenas un año antes, ella contaba con la amistad de la familia Calles, había sido amiga de sus hijas Hortensia y Alicia, ni más ni menos que ellas fueron parte del Patronato para financiar la Orquesta Sinfónica Mexicana, y Antonieta había sido una de las invitadas especiales en la boda de Alicia Calles.
Antonieta vivió de primera mano el horror, los encarcelamientos de sus alumnos, se enteró de cómo los torturaban, supo de los estudiantes asesinados, le repugnaba toda esta situación, cada vez le daba más repulsión la política mexicana, el gobierno de México. En estas circunstancias, Antonieta le escribió una carta muy reveladora a Manuel Gómez Morín, reveladora en el sentido del compromiso que Antonieta tenía para con sus alumnos universitarios:
Hotel San Diego, Cuautla
24 de mayo de 1929
Querido Manuel:
El periódico me enteró de los acontecimientos ocurridos ayer entre los estudiantes y la policía. ¡Pensar que José Manuel Puig Casauranc tiene más hombría que Antonio Castro Leal o que Daniel Cosío Villegas!
Recordará que cuando le hablé de la huelga, fue en previsión de lo sucedido ayer. No les bastó convertir en cuarteles las escuelas, eran necesarios estudiantes heridos y encarcelados. Esta traición de Castro y Cosío a la juventud me duele más que las palabras puedan decir.
¿Qué va a suceder? Ud. a quien ciertamente oirán [sic.] en lo posible el sentido de su antigua manera de ser, cuando una cuestión de reconocimientos no les habría encastillado su mala fe y brutalidad. Dígales que no por comprometer su autoridad, que es absolutamente inexistente, sigan manchando con sangre su paso por la Universidad. Pobres de los hombres a quienes sí come el puesto.
He de agradecerle de corazón unas líneas que me tranquilicen.
Su amiga,
Antonieta[7]
Aunado a todos estos hechos, como ya se mencionó, en la Universidad, Antonieta mantuvo muchas discrepancias con Carlos Chávez. No sabemos exactamente qué sucedió, por qué transitaron de la amistad a una gran rivalidad. Suponemos que fue por el tema de la Sinfónica. La situación entonces fue que Antonieta recibió muchos ataques por parte de Chávez, ella, con el carácter que siempre la definió, no lo aceptó.
No eran buenos tiempos, era un tiempo exclusivo de hombres y, además, Antonieta resultaba ser una profesora incómoda, primero la puesta en escena de Los de abajo, en la que se atacaba directamente al presidente Calles. La relación tan estrecha que tenía Antonieta con sus alumnos, era la profesora que los apoyaba y que los aconsejaba en todo momento, la profesora que lideraba el movimiento por la “Autonomía Universitaria”, así que Chávez tenía todo a su favor, sólo le bastaba comunicarse con Antonio Castro Leal, al cual le solicitó la destitución de Antonieta, petición que el Rector inminentemente aceptó, de tal forma que, en abril de 1929, se le solicitó a Antonieta su renuncia como profesora y de paso, sin motivo aparente, la de Julio Castellanos:
La clase de Práctica Teatral a cargo de la señora Antonieta Rivas Mercado ha venido dándose con verdadera irregularidad […] Los trabajos realizados durante el tiempo transcurrido del presente año escolar pueden clasificarse de nulos: La representación de Los de abajo fue hecha con elementos que en su inmensa mayoría no están inscritos en esta Escuela. Los alumnos inscritos no han recibido ninguna atención y se muestran quejosos de esta falta, que, si bien se debe a las condiciones anormales en que la señora Antonieta Rivas Mercado ha trabajado a partir de los ensayos de Los de abajo, no debe, por ningún concepto, ser tácitamente sancionada por esta Dirección, por el hecho de permitir que se prolongue un día más. Por consiguiente, me permito pedir a usted en nombre de la disciplina elemental que debe reinar en una escuela […] Que se nombre al C. Celestino Gorostiza profesor de Práctica Teatral, en lugar de la señora Antonieta Rivas Mercado. Que cesen igualmente en sus funciones al señor José Luis Ituarte y el profesor Julio Castellanos […][8]
Antonieta, como siempre se había manejado, optó por no defenderse de tanta necedad, de tanta ignorancia, estaba harta, hastiada de ese ambiente, así que tomó la mejor decisión, retirarse de esas personas, de ese grupo de la Universidad, de ese grupo de hombres que se sentían todo poderosos, a causa de ser parte de un gobierno en franca dictadura y embriagado de poder.
A partir de esta circunstancia, Antonieta se acercó de nuevo al grupo Contemporáneos, se reencontró con sus amigos, hizo las paces con ellos, y comenzó a diseñar un nuevo proyecto. Por supuesto, Alfonso Reyes no estuvo exento de esta situación:
México, 10 de abril de 1929,
Mi querido Alfonso,
Hace meses tengo su carta por contestar ¿recuerda? su defensa de los muchachos del grupo Ulises por ser el único grupo que tiene “dignidad literaria”. Estos meses transcurridos para mí en alejamiento de ellos y acercamiento al grupo que actualmente está en la Universidad, me ha dotado de sabiduría. Tenía Ud. razón. Novo, Villaurrutia, el mismo Owen, tienen un valor apreciable. Son los únicos con los cuales es posible hacer labor de inteligencia. Tanto así que reanudo el teatro en su compañía. Vamos a hacer el teatro experimental. Un local de ciento veinte a ciento cincuenta localidades, una escena, no mayor que la del Vieux Colombier. En breve recibirá Ud. un folleto que le documentará ampliamente. Rodríguez Lozano y Castellanos se encargarán de la dirección plástica. Novo, Villaurrutia, Pepe Gorostiza y yo de la escénica. En esta ocasión, sí montaremos la Ifigenia Cruel. Recuerdo del amigo ausente a quien nuestro cariño y nuestro pensamiento constantemente acercan.
En breves días le escribirá a Ud. Rodríguez Lozano pidiéndole colaboración para nuestra revista: Unidad, Revista de inquietudes. La dirección general, más nominal que efectiva la tendré yo, la artística, Manuel y la sección literaria Xavier.[9]
Ya sabrá Ud. que viene Gonzalo Zaldumbide. Vamos a procurar amortiguar el choque inevitable entre ese gran señor y este medio erizado de barbarie. Temo por Zaldumbide, tan puramente centrado en sus conceptos y temo por México impúdico, exigiendo respeto a principios que de siempre han sido traicionados. ¿Qué pensará de nosotros? Por Dios ya no más vergüenza.
José Vasconcelos maravilloso. Ha lanzado a la juventud por un sendero apostólico. Su trabajo electoral es una prédica. Viene por la presidencia o por la muerte y se le siente tan desasido del mundo que, creo, preferiría la muerte. Ha puesto al país en una tensión dolorosa: la del que ya no esperaba y a pesar suyo, vuelve a esperar. Sólo un milagro, sólo que los ángeles se pusieran de su lado.
Sabe, lo quiere,
Antonieta[10]
Antonieta Rivas Mercado intentó retomar las actividades con su grupo, pero el acercamiento con sus alumnos de la Universidad, también le trajo una novedad más. Sus alumnos eran vasconcelistas, eran seguidores de José Vasconcelos, estaban muy implicados con la campaña presidencial, así que aproximaron a su profesora a este movimiento.
Antonieta había recibido mucha información de sus alumnos, verdaderamente la habían acercado al movimiento vasconcelista, sólo faltaba que se diera la oportunidad. Ésta ocurrió el 10 de marzo de 1929, en la ciudad de Toluca. Antonieta se dirigió con sus alumnos, iban a escuchar a Vasconcelos, al final del mitin, Samuel Ramos presentó a Antonieta con Vasconcelos. No hacían falta presentaciones, ya se conocían de aquella etapa en la que Antonieta frecuentaba el ambiente de la Escuela Nacional Preparatoria y la Universidad, entre 1920 y 1922. Así que sólo hizo falta un intercambio de palabras, de ideas, y Antonieta ya era parte de la aventura vasconcelista.
Antonieta le ofreció su auto a Vasconcelos para que en él hiciera su entrada a la Ciudad de México, el candidato, sin dudarlo ni por un momento, aceptó. Así fue como el 10 de marzo de 1929, Vasconcelos entró a la capital en el auto de Antonieta Rivas Mercado.
Vasconcelos invitó a Antonieta a participar en su campaña política, era una equivocación no hacerlo, Antonieta lo cautivó. Era una mujer brillante, con tanto porte, con tanto carácter, con tanta elegancia y, además, lo inteligente y culta que era, Vasconcelos quedó rendido frente a Antonieta.
Antonieta se separó nuevamente de sus grupos Ulises y Contemporáneos, y se integró totalmente a la campaña vasconcelista. Durante meses participó en giras, juntas, asambleas, concentraciones, escribía y corregía discursos, apoyaba económicamente, y todo ese tiempo fue recogiendo impresiones para redactar una crónica del movimiento.
Con la llegada de Antonieta, Vasconcelos sumó mucho a su lucha, ella no sólo le aportó su ayuda económica, lo más importante fue el apoyo intelectual. Antonieta le daba muchas ideas, le compartía sus ideales, lo que esperaba de este movimiento, pero también discutían bastante. Vasconcelos la reconoció como una “mujer de política”. Fueron muchas la ocasiones en las cuales Antonieta le redactó los discursos, o bien, le reescribió sus conferencias, como se detalla totalmente en la crónica que Antonieta escribió: La campaña de Vasconcelos,[11] publicada de forma póstuma.
Fue así como Antonieta concluyó su etapa dentro de la Universidad Nacional de México (UNAM), y comenzó con un nuevo capítulo: la campaña de Vasconcelos.
[1] La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En ese momento todavía es la Universidad Nacional de México. La autonomía se decretó el 26 de julio de 1929.
[2] Carta de Antonieta Rivas Mercado para Carlos Chávez, 23 de febrero de 1929, Antonieta Rivas Mercado, Obras, 2 Tomos, Edición de Tayde Acosta Gamas, México, Secretaría de Cultura / Siglo XXI Editores, 2018, T. II, p. 160.
[3] Carta de Carlos Chávez para Antonieta Rivas Mercado, 23 de febrero de 1929, Antonieta Rivas Mercado, Op. Cit. T. II, p. 161.
[4] Carta de Antonieta Rivas Mercado para Carlos Chávez, 25 de febrero de 1929, Antonieta Rivas Mercado, Op. Cit. T. II, p. 162.
[5] Carta de Carlos Chávez para Antonio Castro Leal, 26 de marzo de 1929, Antonieta Rivas Mercado, Op. Cit. T. II, p. 169-170.
[6] Carta de Mariano Azuela para Antonieta Rivas Mercado, 2 de abril de 1929, Antonieta Rivas Mercado, Op. Cit., T. II, p. 179.
[7] Carta de Antonieta Rivas Mercado para Manuel Gómez Morín, 24 de mayo de 1929, Archivo de Manuel Gómez Morín, ITAM.
[8] Carta de Carlos Chávez para Antonio Castro Leal, 2 de abril de 1929, Antonieta Rivas Mercado, Obras, T. II, pp. 181-182.
[9] Estos proyectos ya no se llevaron a cabo porque Antonieta se integró de lleno a la campaña presidencial de José Vasconcelos.
[10] Carta de Antonieta Rivas Mercado para Alfonso Reyes, 10 de abril de 1929, Antonieta Rivas Mercado, Op. Cit., T. II, pp. 184-185.
[11] La campaña de Vasconcelos, Antonieta Rivas Mercado, Obras, 2 Tomos, Edición de Tayde Acosta Gamas, México, Secretaría de Cultura / Siglo XXI Editores, 2018, T. I, pp. 227-344.





