Durante años ha prevalecido la idea errónea de que el teatro mexicano ha sido construido únicamente por hombres. Los archivos del Centro Nacional de investigación, Documentación e Información Teatral Rodolfo Usigli (CITRU) nos ayudan a demostrar lo contrario y decirnos que también las mujeres han participado de manera muy importante en la escena mexicana”, afirma Edith Ibarra, coordinadora académica del ciclo de tres mesas redondas Ex-Céntricas: Capitales culturales en femenino en la escena mexicana, que organizó el CITRU, hoy en el Aula Magna del Centro Nacional de las Artes (Cenart), a las 10:00 horas.
Ibarra, investigadora, directora escénica y dramaturga, explica que se trata de un cuarto ciclo que tuvo el objetivo de “visibilizar el trabajo de las mujeres en la escena mexicana. El CITRU resguarda muchos archivos de mujeres creadoras. En este ciclo vamos a presentar cinco archivos que han investigado o que han trabajado cinco investigadoras del CITRU”.
En la primera mesa, continúa, se presentaron cinco archivos y, al respecto, se preparó un libro publicado por el INBAL: “Relatos que elaboran memoria: archivos de mujeres creadoras de la escena teatral en México”. Los cinco archivos de los que se habló son los de: Esperanza Iris, María Luisa Ocampo, Graciela Castillo, Félida Medina y Aída Guevara; dos escenógrafas, una actriz empresaria, una dramaturga gestora cultural y una actriz, explica Ibarra: “Hay una riqueza documental en estos archivos que nos permiten entender el paso de las mujeres en la producción cultural de nuestro país”.
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La segunda mesa trató sobre los primeros hallazgos de investigación en el Archivo Mario Luis Ocampo: “Ella es una dramaturga guerrerense que también fue una importante promotora cultural. En el presente damos por hecho la categoría de teatro mexicano, pero en 1923 no existía esto que llamamos así. Entonces, ella es una de las tantas promotoras que intenta articular a dramaturgos, actores, actrices y empresarias teatrales para justamente impulsar algo que se va a llamar después teatro mexicano. Por eso es muy importante la figura de María Luisa Ocampo”.
En la tercera mesa se abordó la activación del archivo María Luisa Ocampo: “Activar implica, justamente, darle un nuevo aire, una nueva vida al archivo y sobre todo difundirlo, divulgarlo e interesar a las nuevas generaciones en los estudios del archivo”, concluye.
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