El artista mexicano Javier Marín expone en el su escultura monumental —que consiste en dos piezas— Chalchihuites, en el marco de la exposición Aztecas.

Con el propósito de mostrar la parte contemporánea del arte mexicano, y contrastar con las 123 piezas prehispánicas en exhibición, el museo contactó a Marín para invitarlo a exponer.

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TONELADAS
casi es el peso de las esculturas y tienen cinco metros de diámetro.

Chalchihuites fue la elegida para la ocasión por mostrar la “influencia” que tiene de las culturas prehispánicas: “el chalchihuite es símbolo muy generalizado en latinoamérica, que tiene varios significados como gotas de agua o lo precioso. Yo lo elegí hace 10 años porque me encantó la idea que representara una gota de lluvia o una gota de sangre”.

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Las piezas circulares están rellenas con fragmentos de varias esculturas de épocas anteriores del trabajo de Marín. “Es una metáfora de cómo me veo: somos un poquito fragmentos de todas las generaciones, las culturas que nos integran, un poquito de todo”.

Las esculturas y las estructuras circulares, que miden cinco metros de diámetro, hacen que cada pieza pese casi 2 toneladas y compliquen su traslado; ahí es donde el artista activa su “chip de ingeniero” para poder gestionar los viajes. Como la pieza ya se ha presentado en La Haya (Países Bajos), en Roma (Italia) y Bruselas (Bélgica), Marín ya tenía un manual de instrucciones de transporte y montaje a distancia, sin embargo, el viaje de Chalchihuites a Corea fue toda una odisea.

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“Es una metáfora de cómo me veo: somos un poquito fragmentos de todas las generaciones, las culturas que nos integran”

El traslado de la obra tuvo problemas “pospandémicos”, pues cuando el cargamento llegó al puerto de Busan, en Corea, había una fila de 17 navíos para atracar por la saturación que causó la reactivación de actividades después del confinamiento por Covid-19, por lo que la nave tuvo que esperar dos semanas en Shanghai, China. Cuando finalmente el barco pudo atracar en Corea, una huelga de transportadores terrestres impidió su traslado. En mayo, Marín y su equipo habían viajado a Corea para el montaje, ante el panorama, regresaron a México y tres semanas después, el 24 de junio, se inauguró la escultura en el exterior del Museo Nacional de Corea.

Sobre exponer en Corea, y en otros países del mundo, Marín considera que el intercambio cultural construye a la sociedad.

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