Artes visuales

Censura de obra en ARCO reaviva polémica en España sobre libertad de expresión

La inauguración de la feria se vio empañada por la decisión del recinto de quitar retratos de líderes catalanes de una serie sobre presos políticos

La obra de Santiago Sierra presenta 30 retratos pixeleados de personas que el artista considera que fueron encarceladas por sus ideas (GABRIEL BOUYS. AFP)
22/02/2018 |00:21Jerónimo Andreu / Corresponsal |
Redacción El Universal
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cultura@eluniversal.com.mx

La obra de un artista español expuesta en la feria de arte contemporáneo de Madrid ARCO fue retirada ayer por retratar a presos catalanes como “presos políticos”. El caso de censura generó un profundo malestar que empañó la inauguración del evento.

El artista Santiago Sierra presentó en el stand de la galerista Helga de Alvear, su obra Presos políticos españoles contemporáneos, un mural con 30 retratos pixeleados de personas que Sierra considera que fueron encarceladas por sus ideas.

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Entre ellos están Oriol Junqueras, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, tres dirigentes catalanes en prisión provisional por colaborar en la declaración de independencia de Cataluña el 27 de octubre. Este tema sigue envuelto en una viva polémica en España. Los juicios están abiertos, el principal impulsor de la independencia, Carles Puigdemont, permanece huido en Bélgica, y la sociedad española debate sobre si se considerar “presos políticos” a políticos que han sido encarcelados por infracciones administrativas y penales, aunque tras ellas haya un componente ideológico.

Con la supuesta intención de atajar la polémica, Clemente González Soler, el responsable del recinto en el que se celebra la feria, solicitó a la galería que retirase las obras.

“Yo soy una simple galerista y quiero volver el año que viene”, declaró al diaro El Español la galerista Helga de Alvear, tras desmontar las piezas para evitar represalias.

González Soler es un cargo político, encargado de la gestión del mayor recinto ferial de Madrid (IFEMA), que acoge desde ARCO a ferias de turismo o de trajes de novia. Su principal apoyo es el gobierno de Madrid, al frente del cuál está el Partido Popular, la formación política del presidente Mariano Rajoy, y abierta enemiga de los independentistas catalanes.

De acuerdo con IFEMA, la decisión llega “desde el máximo respeto a la libertad de expresión” porque “la polémica que ha provocado en los medios de comunicación la exhibición de estas piezas está perjudicando la visibilidad del conjunto de los contenidos que reúne ARCOmadrid 2018”.

Los organizadores de ARCO se opusieron a la decisión. Carlos Urroz, director de la feria, aseguró que él carece de poderes para enfrentarse a IFEMA, pero que la censura le desagrada: “No se puede retirar una obra de una pared. Yo nunca lo habría hecho”.

Sierra, artista que aborda temas políticos con performances y objetos provocadores (en 2017 expuso esvásticas nazis), declaró en un comunicado que “esta decisión daña seriamente la imagen de esta feria internacional y del propio estado español”, y constituye una falta de respeto “hacia la madurez e inteligencia del público”.

“Creemos que actos de este tipo dan sentido y razón a una pieza como ésta, que precisamente denunciaba el clima de persecución que estamos sufriendo los trabajadores culturales en los últimos tiempos”, dijo Sierra.

Los problemas con los límites de la libertad de expresión en productos culturales se han multiplicado en España, abriendo un debate sobre la creciente susceptibilidad de la sociedad y los legisladores.

El martes, un hiphopero de 24 años, Valtonyc, fue condenado a tres años y medio de cárcel por amenazar al rey y varios políticos en canciones publicadas en Internet en 2012. Y ayer, una juez ordenó que se prohíba la impresión y comercialización de un libro sobre el narcotráfico en Galicia. La razón es que en la obra, Fariña y firmada por el periodista Nacho Carretero, se cita la relación de un exalcalde con traficantes de cocaína de los años 80.