El Museo Noguchi, en Nueva York (Estados Unidos), se convertirá en un “ambiente subterráneo”, gracias a la obra de cuatro arquitectos mexicanos: Carlos Lazo, Juan O’Gorman, Mathias Goeritz y Javier Senosiain.
La transformación del museo dedicado al escultor Isamu Noguchi se debe a que el próximo 19 de octubre inaugurará la exposición In Praise of Caves: Organic Architecture Projects from Mexico by Carlos Lazo, Mathias Goeritz, Juan O’Gorman and Javier Senosiain.
La arquitectura orgánica es un movimiento que propone reconectar al humano con la naturaleza. Un ejemplo es la Casa-cueva de Juan O’Gorman, en el Pedregal; también el conjunto Cuevas civilizadas, de Carlos Lazo; y la Casa Orgánica, de Javier Senosiain, espacio redondo que recuerda a un huevo y representa el origen de la vida, explica Suárez. Este último inmueble ha sido popular en redes sociales, atrayendo a celebridades como Rosalía y Dua Lipa. “Estos arquitectos hacen esculturas habitacionales”, indica el mexicano, pues mezclaban la arquitectura con la escultura en sus diseños.
Diálogo
Suárez, especialista en arte y arquitecto de vocación (no de profesión), asegura que este proyecto lo trabaja desde 2018, luego de platicar con el arquitecto Javier Senosiain sobre cuáles habían sido sus referentes. “Él dijo que Carlos Lazo, Juan O’Gorman y Mathias Goeritz”, cuenta.
Una vez concretada la exposición, el mexicano estuvo viajando por el mundo en busca de museos especializados en arquitectura interesados en albergar esta muestra que él había titulado “Arquitectura orgánica mexicana: esculturas habitacionales en cuatro tiempos”.
Suárez recurrió a museos fuera de México porque “desgraciadamente en este país el reconocimiento al talento suele venir cuando se está muerto o cuando es alguien del extranjero”. Y aunque hubo museos en Francia y Alemania interesados, Suárez eligió trabajar con el Museo Noguchi en Nueva York.
“Qué mejor lugar que Nueva York, una ciudad de rascacielos”, para presentar una exposición sobre edificios subterráneos, indica el consultor mexicano.
Sin embargo, la única condición para que se lograra la colaboración era que el trabajo de estos mexicanos tuviera una relación con el legado de Noguchi, de lo cual se encargó Hart, curador en jefe del museo.
Dakin Hart explica, en el texto de la muestra, que aunque Noguchi no tuviera un interés explícito por las cuevas, su trabajo escultórico lo llevó a interesarse en la topografía, las tumbas y la tierra. Un ejemplo es su obra Memorial to the Dead, Hiroshima. “Yo regreso de forma recurrente a la tierra para buscar el significado de la escultura”, dijo Noguchi en el libro A Sculptures World (1968).
Arquitectura para un mundo en crisis
La exposición In Praise of Caves: Organic Architecture Projects from Mexico by Carlos Lazo, Mathias Goeritz, Juan O’Gorman and Javier Senosiain es un proyecto prepandémico, estaba agendado para inaugurar en 2020. Sin embargo, por la pandemia se pospuso e incluso estuvo en riesgo de no realizarse, pues el principal ingreso del Museo Noguchi proviene del gobierno de la Ciudad de Nueva York, que estaba en crisis por ser un foco de contagio en el mundo.
Ante este panorama, la exposición de arquitectura orgánica cobró mayor sentido para el Museo Noguchi.
En la muestra se verán proyectos que datan de los años 40, hasta los 80. Sin embargo, por la premisa con la que fueron diseñados, se mantienen vigentes. “Por el calentamiento global, todo lo que es arquitectura orgánica adquiere un valor sumamente relevante”, dice Suárez.
Diseños como la Casa-cueva de Juan O’Gorman y Cuevas civilizadas, de Carlos Lazo, muestran “los beneficios prácticos y ambientales de mudarse bajo tierra, y cómo la humanidad podría reconectarse con la esencia de la felicidad de vivir en armonía con la naturaleza”, indica el Noguchi Museum.
Pero también es un diseño para la sobrevivencia ante guerras, como lo planteó Carlos Lazo con la Casa de Sierra Leona, pensada como una vivienda digna, pero también como un refugio durante las guerras y ahora se podría sumar la pandemia a la lista de situaciones difíciles.
“Conforme la crisis climática se acelera, junto a otras terribles señales de que hemos roto de manera quizá irreparable nuestra relación con la naturaleza, estas visiones nunca habían sido más relevantes”, indica Hart en el texto de la muestra.
Rescatan arquitectura perdida
In Praise of Caves: Organic Architecture Projects from Mexico cuenta con una colección de 50 piezas entre las que hay maquetas, fotografías, pinturas y esculturas provenientes de colecciones privadas.
De las piezas en exhibición destacan las maquetas de dos proyectos: la Casa-cueva de Juan O’Gorman —destruida tras ser comprada por Helen Escobedo— y Cuevas Civilizadas, de Carlos Lazo. De ninguno de estos dos proyectos existían modelos o planos. Las maquetas fueron realizadas por el estudio de Javier Senosiain, que recurrió a documentos del Archivo General de la Nación y visitó la Casa de Lazo.
“La exposición tiene un doble valor porque se está retomando no sólo el origen de la arquitectura pura de México, es decir no colonial, no europea. Sino que es la primera vez que se muestran maquetas de estos proyectos”, explica Suárez.
También se exhiben ocho maquetas sobre edificios de Javier Senosiain, así como una serpiente de seis metros de alto que se hizo ex profeso para la exposición, que representa al Nido de Quetzalcóatl y que para Suárez es la pieza principal de la muestra. Además hay una selección de esculturas de serpientes de Mathias Goeritz y el plano frontal de la casa de Juan O’Gorman. Ninguno de estos se habían exhibido anteriormente.
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