J. Ángel Fernández

En los últimos años ha quedado de manifiesto que la Ciudad de México está pasando por un momento crítico en materia de violencia homicida. Las explicaciones al fenómeno resultan centrales para poder generar estrategias más eficaces. Sin embargo, no todas resultan ser útiles para entender el problema y para proponer acciones de intervención que tengan resultados positivos que se mantengan en el tiempo.

En la Ciudad de México la violencia letal ha venido creciendo de manera sostenida en los últimos años. De acuerdo a las estadísticas oficiales del SESNSP, de 2015 al 2018, el homicidio doloso pasó de 854 denuncias a 1265, lo que significa una variación al alza de 48.13%.

A un nivel más desagregado, los datos muestran que hay un patrón de concentración de los homicidios intencionales, es decir, que el delito no se distribuye de manera aleatoria en el espacio de la Ciudad de México. En un análisis general, encontramos que, entre enero 2016 y abril 2019, de los 4 252 homicidios dolosos denunciados, 205 se concentran en tres colonias, lo que significa que 4.8% se aglomeran en apenas 0.13% de las colonias de la capital del país, esto de acuerdo a los datos presentados en la Agencia Digital de Innovación Pública del Gobierno de la Ciudad de México.

Las explicaciones que distintos actores han puesto sobre la mesa para dar cuenta del fenómeno son de distinta naturaleza, aunque no todas resultan tener un correlato consistente. Por ejemplo, algunos indican que las actividades del crimen organizado en la CDMX son en gran medida responsables del alza de este delito. Otros, por su parte, señalan que el cambio de poder en alcaldías y en el gobierno central de la Ciudad ha generado un vacío institucional que ha provocado el crecimiento de las muertes intencionales. Otros indican que las condiciones económicas, como la pobreza o la desigualdad de ingresos, son las que explican esta situación. Así, estas aportaciones poco ayudan para esclarecer, por un lado, la etiología de las acciones homicidas y, por el otro, la distribución espacial de la violencia letal en una de las ciudades más grandes del mundo.

Es por ello que requerimos otras cajas de herramientas analíticas que nos ayuden, primero a alcanzar un mejor diagnóstico y, segundo, a realizar intervenciones más efectivas para prevenir y atacar la violencia letal en la ciudad. Tampoco basta ver la simple localización en el espacio de los eventos homicidas, sin saber las variables que están influyendo en su emergencia.

Un primer grupo de teorías que podrían auxiliar a esta tarea son las de la oportunidad. Estas teorías, en términos generales, indican que las oportunidades para delinquir están determinadas por elementos como la presencia un objetivo, el diseño urbano, las rutinas cotidianas de la población y de los infractores, las valoraciones de costo-beneficio de los potenciales delincuentes, la presencia de un guardia, entre otras situaciones. Entonces, consideramos que este conjunto de explicaciones podría proporcionar elementos para identificar a algunos factores que confluyen en el espacio y en el tiempo para que se presente la oportunidad de cometer un homicidio.

Sin embargo, habrá que decir que no basta con dar una lectura a las pautas de los infractores y victimas. Si bien este tipo de teorías nos pueden ayudar a entender la distribución espacial de la violencia letal en la ciudad, también es necesario sumar otras variables que influyen para que se cometa un homicidio. Propuestas que vayan más allá de las circunstancias concretas en las que una persona es privada de su vida de manera intencional, esto es, ver las condiciones que permanecen en el tiempo y en el espacio y que promueven esta concentración de este (y otros) delito.

En este sentido, las explicaciones como las de la desorganización social, del capital social y de la eficacia colectiva pueden apoyar para entender en qué medida la densidad organizativa de los vecindarios, y los recursos asociativos que de esta se desprenden, influyen en la variabilidad de los homicidios. Esto sin dejar de mencionar que también toman en cuenta que las condiciones económicas, demográficas e institucionales juegan un papel importante para generar controles sociales contra la violencia.

La idea no es solo colocar un lente que nos de una lectura teórica del problema de la violencia letal en ciudad, sino que se tomen decisiones a partir de estas herramientas. Que los responsables de la seguridad dejen de pensar como opción primara que el incremento de la presencia policial y del ejército en las calles o aumentar la capacidad de control del espacio social, como es la elaboración de leyes más duras, tendrán un efecto a largo plazo para mejorar las condiciones de convivencia entre los habitantes de la urbe.

Investigador del Observatorio Nacional Ciudadano

@DonJAngel

@ObsNalciudadano

Fuentes:

Agencia Digital de innovación Pública (2019). “Datos abiertos Ciudad de México. Carpetas de investigación PGJ Ciudad de México”. En línea: https://datos.cdmx.gob.mx/explore/dataset/carpetas-de-investigacion-pgj-cdmx/table/ (Consultado el 20 de mayo de 2019 ).

SESNSP (2019). “Incidencia Delictiva del Fuero Común, nueva metodología”. En linea: https://www.gob.mx/sesnsp/acciones-y-programas/incidencia-delictiva-del-fuero-comun-nueva-metodologia?state=published (Consultado el 20 de mayo de 2019 ).

Vozmediano Sanz, L., & Guillén, C. (2010). Criminología ambiental : Ecología del delito y de la seguridad (1a ed., Psicología 162). Barcelona, España: Editorial UOC

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