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Inclusión financiera en México. ¿Adiós al uso de efectivo?

18/01/2019 |02:13
Redacción El Universal
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La Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) en conjunto con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), presentó los resultados de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) para conocer si los que habitamos este país podemos acceder de alguna forma a instrumentos bancarios relacionados con el crédito, el ahorro y medios de pago. Lo que se encontró es que de 2012 a 2018, se pasó de 39.4 a 54 millones de personas “incluidas” en el sistema financiero. Al revisar a detalle la ENIF, se descubre que no hay confianza en las instituciones financieras formales. Preferimos utilizar mecanismos alternativos de crédito (e.g. las tandas, préstamos entre conocidos, acudir a prestamistas) que implican riesgos y que resultan ser más caros. La necesidad de financiamiento existe por lo que se puede concluir que en México se utiliza mucho el efectivo. Tanto efectivo facilita los robos, la corrupción, pero además genera un costo implícito para la economía que pocas veces se revela: ¿quién no ha dejado de comprar o pagar algún servicio en este país, simplemente porque no había cambio o de plano no existía una terminal para realizar la transacción?

El anuncio conjunto del pasado martes por parte del Banco de México, SHCP y la Asociación de Bancos de México, ha sido esperanzador por la introducción del sistema CoDi (cobro digital de seguridad). Dicho sistema es un medio de pago muy parecido al que se ha utilizado en países en desarrollo (e.g. Kenia) para el caso de las transferencias condicionadas o las remesas. La idea es simple: las personas podrán transferir desde un teléfono inteligente a otro con las mismas características, cualquier pago que se requiera. Esto implica a largo plazo el ya no necesitar cajeros y empresas de traslado de valores que garanticen la disposición de efectivo, mayor seguridad en las transacciones (CoDi genera un código que permite rastrear la operación) y al mismo tiempo una mayor fiscalización de recursos (fácilmente se va a relacionar con la emisión de comprobantes fiscales). De forma paralela, se anunciaron dos acciones conjuntas que desde mi punto de vista implican una mejora sustancial: 1) acceso a créditos de nómina de cualquier banco y; 2) el permitir que los jóvenes de entre 15 y 17 años puedan abrir cuentas bancarias a su nombre y sin tutor. En el caso de la primera acción, se busca el disponer de créditos de cualquier banco (no solo del receptor de la nómina) lo cual se deberá traducir en una competencia por mejores tasas de interés, montos y plazos, pero además la posibilidad de compartir la información en todo el sistema financiero sobre los posibles consumidores morosos o con una alta probabilidad de cometer un fraude (hay muchas operaciones en el sistema financiero donde se suplanta la identidad). En el caso de la segunda acción, se observa una de las formas en cómo se piensa articular financieramente el programa “Jóvenes por un futuro” de tal suerte que sea posible dispersar los 44 mil millones de pesos que tendrá de presupuesto.

La primera impresión en torno a la nueva estrategia es que se percibe una planeación estratégica del sector, buscando incrementar la competitividad. Sin embargo, hay que tomar en cuenta algunos retos que se deberán enfrentar tales como: 1) garantizar la seguridad informática de la plataforma (CONDUSEF ha reportado que el fraude de mayor crecimiento es el cibernético); 2) mejorar la regulación en torno a la privacidad de las personas; 3) incentivar a las generaciones “no millenial” para que encuentren atractiva la propuesta; 4) evitar la colocación excesiva de créditos; 5) a las sociedades de ahorro y crédito popular, que históricamente han sido relegadas en el planteamiento de mejoras tecnológicas; 6) la posibilidad latente de la inflación; y 7) la infraestructura en materia de internet.

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La estrategia es buena, genera certeza (el día del anuncio mejoraron indicadores como el tipo de cambio y las cotizaciones en bolsa, y podría ser una respuesta a la demanda histórica de créditos a costos bajos. También podría implicar la desaparición del efectivo tal como lo conocemos.

Tecnológico de Monterrey, Campus Puebla-Profesor de cátedra.