Herles Velasco

Un mundo robot

Sophia causó revuelo, pues es un prototipo dotado de extraordinaria expresividad

21/11/2018 |00:53
Redacción El Universal
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Hace unos días concluyó en la ciudad de Puebla la 11 edición del Festival de Mentes Brillantes “La Ciudad de las Ideas 2018”, un interesante espacio en donde se exponen a través de múltiples actividades, las ideas y trabajos de creativos de todo el mundo. Este año se presentaron temas que fueron desde la impresión tridimensional de comida, como una opción para acabar con la hambruna en el futuro, hasta la presencia de Sophia, la robot humanoide más avanzada del mundo, quien fuera desarrollada por los científicos de la empresa China Hanson Robotics, enfrascada desde hace tiempo en el trabajo con una arquitectura cognitiva y herramientas basadas en Inteligencia Artificial, que permiten a los prototipos desarrollados simular personalidades humanas, así como tener interacciones significativas con las personas y evolucionar a partir de esas interacciones.

Sophia causó revuelo, pues es un prototipo dotado de extraordinaria expresividad (para algunos, demasiada) capaz de simular una amplia gama de expresiones faciales, así como la facilidad para reconocer rostros y poder mantener conversaciones no dirigidas con las personas que así lo requieran.

Los robots son elementos cada vez más comunes en nuestra cotidianidad (no al nivel de Sophia, por supuesto). Todo esto me trae a la mente el maravilloso libro de Javier Serrano Un mundo robot, que justamente habla de un mundo en donde desde los taxistas, chefs y hasta los médicos pueden ser sustituidos por estas máquinas desarrolladas con una IA capaz de seguir un proceso sin ayuda humana alguna. Así que al ver a Sophia, tan real y hablando de cuestiones delicadas como su “deseo” de sentir emociones humanas sin arrebatar el empleo a las personas, sino con la firme intención de facilitarnos la vida, me lleva a pensar que estamos ya en un momento de cambios abismales, en donde tendremos que replantear nuestra posición en el mundo, así como nuestros objetivos de vida y, sobre todo, las actividades que desarrollaremos para ganarnos el pan de ahora en adelante.

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Un mundo robot presenta opiniones encontradas con respecto a la intervención de la IA en la vida humana; por ejemplo, asegura que habrá una importante pérdida de los valores actuales de la humanidad, los hábitos de madrugar para ir al trabajo o de estudiar para sacar buenas notas y conseguir un empleo, “es posible que nos conviertan en obsoletas bolsas de grasa llenas de lagañas”, ¿para qué molestarse en hacer algo de lo que una máquina se puede encargar?.

Pero yo estoy más a favor de la versión optimista, en donde las personas tendremos más tiempo para hacer lo que más nos llene de gozo, tiempo ilimitado para leer, estudiar, escribir, degustar un buen vino o conversar con todos aquellos que hoy por hoy están igual de atareados que nosotros, tratando de ganarse la vida. Con esto, creo sinceramente que las personas acabarían por dedicarse a tópicos mucho más intelectuales que les dieran múltiples opciones a problemas cuya solución sólo es cuestión de tiempo y dedicación.

@Lacevos