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Desde mayo de este año entró en vigor en Europa la GDPR es decir, la General Data Protection Regulation. Esta normativa puso de cabeza a todos los fotógrafos, especialmente los fotógrafos de calle en Europa. En previsión a esto, el festival Haarlem Culinair encontró una solución para no infringir la ley: ofrecerle a los asistentes al festival la opción de no ser fotografiados si usaban una etiqueta roja (provista por los propios organizadores) o un punto rojo en la frente marcado con lápiz labial. Esto identificaba a las personas que no querían ser fotografiadas. Del total de 70,000 asistentes, únicamente 3 decidieron portar la insignia.
Este es un precedente interesante acerca de la privacidad y la manera en la que el mundo contemporáneo trata de equilibrar los derechos a la privacidad y la posibilidad de hacer imágenes de otros.
OC
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Óscar Colorado Nates, editor de Mirada Universal es fundador de OSCARENFOTOS, crítico, analista y promotor de la fotografía. Doctorando por la Universidad Complutense de Madrid; catedrático de Fotografía Avanzada en la Universidad Panamericana (CDMX).