Texto:

Carlos Villasana y Ruth Gómez

Fotografía actual

: Gabriel Barajas

Diseño web:

Miguel Ángel Garnica

 

Tlaxpana es el nombre de una colonia de la hoy alcaldía Miguel Hidalgo; tiene origen prehispánico y significa ”el lugar donde se barre”. En la época colonial esta zona estaba considerada en “las afueras de la ciudad” y por sus “rumbos” corría un acueducto que proveía de agua al Centro de la capital: el Acueducto de la Verónica o de Santa Fe, que corría por lo que hoy son el Circuito Interior y la Ribera de San Cosme.

Una de las fuentes más bonitas que tuvo la capital
Una de las fuentes más bonitas que tuvo la capital

El Acueducto de la Verónica o de Santa Fe corría por lo que hoy conocemos como Circuito Interior y la Ribera de San Cosme, ambas vías muy transitadas. Fuente: Google maps.

Una de las fuentes más bonitas que tuvo la capital
Una de las fuentes más bonitas que tuvo la capital

Su existencia precedía de la Colonia y ya en la época colonial se calcula que tenía una longitud mayor a mil metros y contaba con cientos de arcos. De acuerdo con Raquel Pineda Mendoza, en su libro “Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe”, este acueducto era de origen prehispánico; fue restaurado en el siglo XVI y siguió funcionando hasta el XIX, cuando “fue torpemente demolido, junto con parte de su arquería de Santa Fe, con la que constituyó, desde 1628, el hermoso acueducto de dos niveles, único en su género, que introdujo agua de Chapultepec en su conducto inferior y agua de Santa Fe en el superior”.

El nacimiento de agua de este acueducto era el manantial de Santa Fe -hoy dentro de la colonia Palo Alto-; de ahí el agua se conducía por un conducto subterráneo y recorría la distancia entre Santa Fe y el Bosque de Chapultepec “a través de cerros perforados y puentes sostenidos por altísimos arcos”.

Al encontrarse con la toma de agua de Molino del Rey, el acueducto salía de Chapultepec hacia el Norte, sobre la calzada de la Verónica -actual Circuito Interior-, donde se le incorporaba una hermosa fuente, y ahí doblaba hacia el oriente para terminar en la alcantarilla o La Mariscala, a espaldas la Alameda Central.

Una de las fuentes más bonitas que tuvo la capital
Una de las fuentes más bonitas que tuvo la capital

Litografía de la fuente de la Tlaxpana, 1858.

La Fuente de la Tlaxpana fue construida hacia 1738 y demolida a finales del siglo XIX; se ubicaba en donde doblaba el acueducto que traía agua desde Chapultepec y Santa Fe hasta la Ciudad de México y se ubicaba en el cruce de lo que hoy conocemos como Circuito Interior y la Calzada México-Tacuba.


Una fuente italiana a la mexicana

Una de las fuentes más bonitas que tuvo la capital
Una de las fuentes más bonitas que tuvo la capital

Según los mapas antiguos de esta zona, la fuente de la Tlaxpana se encontraba justo aquí, en lo que hoy conocemos como el cruce de Circuito Interior y la Calzada México-Tacuba. Fuente: Google maps.

En entrevista telefónica para EL UNIVERSAL, Ángeles González Gamio, una de las cronistas de la Ciudad de México, explicó que a lo largo de la capital había cientos de fuentes que eran tomas de agua necesarias para los habitantes de la urbe: “a diferencia de ahora, las fuentes servían para que las personas se acercaran y llevaran el agua para sus casas. Sin embargo, su función utilitaria no estaba peleada con su valor estético y había fuentes cuya belleza resaltaba como la de Chapultepec, La Mariscala y por supuesto la Tlaxpana.” Y no sólo es ella quien lo ha considerado así, sino también el reconocido cronista de la capital Guillermo Tovar de Teresa.

Su diseño estaba inspirado en la Fuente del Órgano de la Villa del Este en Tívoli, Italia; declarada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Para sorpresa de su tiempo, los creadores de la Fuente de la Tlaxpana no se conformaron con hacer una vil copia de la estructura italiana, sino que se atrevieron a re-interpretar el modelo, adaptándolo al imaginario y a la mentalidad novohispana.

Una de las fuentes más bonitas que tuvo la capital
Una de las fuentes más bonitas que tuvo la capital

Fuente del Órgano de la Villa en Italia, imagen. Origen: Pinterest.

Una de las fuentes más bonitas que tuvo la capital
Una de las fuentes más bonitas que tuvo la capital

Fuente de la Tlaxpana en el siglo XIX, Colección Villasana - Torres.

Gracias a los grabados de artistas de la época y a imágenes de famosos fotógrafos de viaje como William Henry Jackson, podemos conocer la belleza que la caracterizaba. Su temática era totalmente barroca, tenía mucho parecido con los retablos de las iglesias: en la parte central superior estaba el escudo de la capital, un águila con alas extendidas con nopales de fondo, flanqueada por dos ángeles con instrumentos de viento, que se asemejaban a un clarinete.

En las fotografías se aprecia, en el centro, un gran nicho con forma de “concha”, que resguardaba a la figura de un hombre sentado de “tamaño natural” que tenía a sus pies un escudo y a sus lados otros dos hombres con instrumentos, en esta ocasión de cuerdas. Las columnas estaban adornadas por figuras de hombres con una toga cayendo sobre un lado del cuerpo; asimismo, se observan relieves cuyas formas se asemejan a enredaderas. La continua aparición de figuras con instrumentos musicales le hizo ganarse el mote de “Fuente de los Músicos”.

Una de las fuentes más bonitas que tuvo la capital
Una de las fuentes más bonitas que tuvo la capital

Otro ángulo de la fuente de la Tlaxpana en el siglo XIX, Colección Villasana - Torres.

Sin otra razón más que la renovación y la creciente urbanización de la capital, la Fuente de la Tlaxpana fue destruida a finales del siglo XIX por el arquitecto Antonio Torres Torija y hoy, en donde pudo existir una fuente declarada, quizás, Patrimonio de la Humanidad, sólo hay concreto.

A unos metros de donde se encontraba la fuente, podemos encontrar la Capilla Británica del antiguo panteón inglés, que hoy en día opera como un pequeño centro cultural.

Una lástima que no la veamos hoy

Nos acercamos a un par de transeúntes para mostrarles la foto de la Tlaxpana y conocer su opinión sobre la ornamentación y también pensando en un escenario hipotético en el que la fuente aún existiera.

La primera impresión que la gente mostraba al ver la fotografía era de sorpresa, algunos preguntaron “¿es Italia?, “¿en serio aquí estaba?’ cuestionó una joven de nombre Pamela, que con asombro paseaba su mirada de la foto a la calle y viceversa “¿qué pasó con ella?”, tras la explicación sólo pudo decir “qué lástima”.

Un grupo de jóvenes venía de tomar clases de idiomas en las inmediaciones del Casco de Santo Tomás: “la verdad sería lindo verla ahorita, porque lo único que hay sobre la calle es comercio y carros, hasta tendríamos donde lanzar monedas para un deseo”, dijo uno de ellos que se identificó como Alejandro.

Nos acercamos a una familia que estaba en los juegos infantiles que circundan a la capilla, una señora de la tercera edad nos dijo que había sido vecina de la zona desde pequeña y no sabía que la fuente había existido. La realidad es que hoy no hay nada aquí que acredite la existencia de la fuente ni del acueducto del que era parte, a diferencia de los contados arcos cercanos al Metro Sevilla o las fuentes de Chapultepec o de Salto del Agua; que quedaron como testimonio de una época donde el agua se transportaba a plena vista y no bajo tierra.

La cronista Ángeles González Gamio nos dice que ojalá se pudiera poner una fotografía de buen tamaño en algún lugar de la capilla que muestre la belleza de la fuente y que sirva para que los vecinos conozcan un poco sobre ella; asimismo, comenta que serviría para evitar que la ciudad vuelva a perder patrimonio arquitectónico a la pos de la “modernización”: la Fuente de la Tlaxpana es sólo un ejemplo de decenas de inmuebles que han sido demolidos o dejados en el olvido.

Explica que para la salvaguarda del patrimonio se debe de dar a conocer la historia de la capital y el porqué es importante un edificio o un monumento ya que sólo así la ciudadanía se sentirá identificada con él y buscará cuidarlo; de lo contrario la ciudad seguirá perdiendo joyas arquitectónicas que no sólo proporcionan un deleite o “agazajo” visual, sino que dan un sentido de identidad y de orgullo por vivir en la “Ciudad de los Palacios”.

La fotografía principal es de inicios del siglo XIX y es de la colección Carlos Villasana-Torres

Nuestras comparativas son de 1858, se trata de una litografía de la Fuente de la Tlaxpana y la imagen actual es de donde alguna vez estuvo esta fuente, el cruce de Circuito interior y la Calzada México-Tacuba.

Fotografía antigua:

Colección Villasana - Torres.

Fuentes:

Cronista Ángeles González Gamio. "La Ciudad de los Palacios - Crónica de un patrimonio perdido" de Guillermo Tovar de Teresa. ”Origen, vida y muerte del acueducto de Santa Fe” de Raquel Pineda Mendoza.

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