A 24 horas de haberse registrado el terremoto más fuerte que ha azotado al país, con magnitud de 8.2 en la escala de Richter y con saldo de 52 muertos, México ha vibrado al menos otras 266 veces. Con menos intensidad y cada vez menos frecuencia, las réplicas del siniestro asaltan el recuerdo de los mexicanos y la imagen de la capital en 1985 vuelve a aparecer.

Por Alexis Ortiz 

El nervio no se esfuma cuando acaba un temblor, se reaviva con cada movimiento del suelo que acontece minutos, horas, semanas e incluso meses después de la terminación de un sismo. Xyoli Pérez Campos, Jefa de Servicio Sismológico Nacional, explica en entrevista para El Universal que es imposible hacer una predicción de cuántas réplicas sucederán después de un temblor, así como tampoco es posible saber cuándo vibrará la Tierra.

“Las réplicas son consecuencias del sismo principal, cuando éste ocurre genera una alteración de los materiales que conforman la zona donde se da el sismo principal; el reacomodo de las rocas, un proceso natural, genera movimiento en el suelo de nuevo”, señaló Xyoli Pérez, quien advirtió es necesario no dejar de estar alerta ante un posible temblor nuevo.

Este reacomodo, un intento de equilibrio de las placas tectónicas, sucede en el mismo territorio donde se efectúa el siniestro, además de alcanzar zonas aledañas. El terremoto vivido la noche de ayer en México tuvo su epicentro en Chiapas y recorrió 700 kilómetros antes de llegar a la capital del país. Según la especialista, si un temblor es trepidatorio u oscilatorio no es un factor de influencia en las réplicas, pues “todos los sismos cuentan con los dos movimientos porque son reflejo de las ondas sísmicas que se generan con el temblor, aunque la intensidad de cada movimiento es distinto”.

La sismóloga Xyoli Pérez recomienda tener identificadas las zonas seguras de cualquier casa y edificio durante el periodo de réplicas, y estar alerta en todo momento, así como no dejar de seguir las medidas de seguridad que los organismos de protección civil publican en sus páginas oficiales.

Aunque aceptó son pocas las veces que un temblor de magnitud intensa es seguido de uno más fuerte, asegura que “cada temblor es un universo diferente y no podemos predecir qué nos aguarda, por eso la prevención es importante”. Cuando un sismo es seguido de uno más fuerte, el primero adopta el nombre de “premonitor”, mientras al más intenso se le conoce como “principal”.

Con frecuencia las réplicas son causantes de daños materiales posteriores al temblor principal. Una estructura dañada no supervisada por un equipo de especialistas corre el riesgo de terminar de destruirse con un sismo ulterior. Si bien la Jefa de Servicio Sismológico señala la complejidad para predecir las réplicas, las del terremoto de ayer se esperan con una magnitud de 7 grados.

“Siempre tenemos que estar preparados ante este tipo de eventos y nunca bajar la guardia, porque las réplicas debemos considerarlas como nuevos sismos”, dijo Xyoli Pérez, mientras el suelo mexicano se reacomoda y aguarda sigiloso para demostrar una vez más que contra la naturaleza no se puede.

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