Desde el blanco hasta el rojo carmesí, pasando por una variada gama de sepias, las semillas de mijo se han convertido en una alternativa contra el hambre y la crisis climática. La ONU ha propuesto el 2023 como el Año Internacional del Mijo, una forma de impulsar el cultivo y consumo de este grupo de cereales de semilla pequeña con alto contenido nutricional y bajos requerimientos de recursos hídricos.

El mundo necesita producir más alimentos para alimentar a una población en rápido crecimiento, que se prevé alcance los 8 mil 500 millones para 2030 y alrededor de 9 mil 700 millones para 2050. Con una crisis climática cada vez más evidente, se requiere una mayor diversificación de las fuentes de alimentos mediante la promoción de cultivos aptos para entornos más vulnerables. Precisamente el mijo se coloca como una de las alternativas más viables en varios sentidos que tienen que ver con la explotación de los recursos naturales.

Alrededor del 36% de la población mundial vive en regiones con escasez de agua y los recursos hídricos son los más amenazados del planeta. Por esta razón, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (mejor conocida como FAO) busca integrar con más fuerza los mijos a los cultivos del mundo. Además de sus bajos requerimientos hídricos, sus semillas son más resistentes a plagas y a cambios climáticos abruptos.

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De acuerdo con la FAO, incluir o integrar la producción del mijo en los sistemas agrícolas, puede favorecer a que estos evolucionen, siendo cada vez más eficientes, resilientes y sostenibles, pues pueden crecer en todo tipo de suelos sin agotar sus nutrientes. Al reducir la degradación de la tierra también apoyan a la restauración y conservación de la biodiversidad local.

Legado y futuro de un súper alimento

La propuesta de impulsar este año al mijo, viene de uno de sus principales productores a nivel mundial: India, donde se produce alrededor del 20% de este tipo de cereales. Este país se toma en serio su impulso. En el marco de su Programa de Seguridad Alimentaria, India ha buscado darle verdadero empuje al pequeño agricultor, pues consideran que finalmente de ellos depende el futuro de los sistemas alimentarios. No sólo los apoya con insumos, infraestructura y digitalización de sus herramientas, sino que en la actualidad ha logrado integrar más de 500 start-ups que trabajan en la cadena de valor del mijo.

De manera paralela, los científicos del Instituto de Investigación del Mijo han incubado 250 de estas empresas emergentes para lograr la autosuficiencia de los agricultores con el desarrollo de alimentos nutritivos y cultivos que aumenten rendimientos con menos insumos, a la vez que protegen (y se protegen) eficazmente contra los impactos climáticos.

Así, India está desarrollando el potencial de la producción de mijo paralelamente a su integración en empresas de alto valor en mercados nacionales e internacionales.

El mijo es una fuente de nutrición ancestral importante para millones de personas en Asia y África subsahariana. Está profundamente arraigado en la cultura y las tradiciones de los pueblos indígenas de estas regiones del mundo; sin embargo, puede ayudar a garantizar la seguridad alimentaria en más sectores de la población y otras regiones del mundo que también tienen gran vulnerabilidad alimentaria, debido a suelos pobres y poca agua. El modelo de India no sólo se trata de dar recursos, sino brindar ciencia y mercados para su producto, un ejemplo que se tendría que replicar en nuevas alternativas alimentarias en todo el mundo.

La FAO ha puntualizado que este tipo de cereales pueden ayudar a superar la escasez de alimentos en periodos difíciles, contribuyendo así a la reducción del hambre en diversas poblaciones de Latinoamérica. Los beneficios nutricionales del mijo son muy variados. Se consideran una rica fuente de minerales, fibra, antioxidantes y proteínas.

Existen diferentes variedades de mijo, de las cuales destacan el mijo perla, proso y cola de zorra, como los más altos contenidos de proteína, con valores que pueden oscilar entre 11 a 14.5%.

Otro punto a favor es su bajo índice glucémico. El mijo se considera un alimento ideal para personas con elevados niveles de azúcar en la sangre, por lo que es uno de los alimentos ideales para quienes padecen diabetes, obesidad y enfermedades del corazón, los principales problemas de salud pública en México. Es así que además de sus ventajas alimentarias, se espera que la inserción de este cultivo posibilite la creación de trabajos e ingresos adicionales para pequeños productores en todo el mundo.

En México, el mijo es producido en baja escala como forraje, pero en el país existen amplias áreas de escasa precipitación que podrían incluir este cultivo también como fuente de alimentación para humanos. Dentro del Laboratorio de Tecnología de Cereales del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) se ha utilizado la harina de mijo para procesos de panificación que han mostrado un mayor rendimiento (30%) que con la harina de trigo, creando productos libres de gluten que podría ser el principio de una nueva serie de alimentos con nuevos beneficios nutricionales. Precisamente el futuro de la agricultura es crear más alimentos con menos recursos.

La alimentación del futuro

La FAO ha subrayado que la pandemia de Covid-19 puso de manifiesto las fragilidades y desigualdades de los sistemas alimentarios, acentuando la necesidad urgente de garantizar productos sostenibles, inclusivos y resilientes. Esta necesidad de diversificar las opciones alimentarias no sólo busca estimular ciertos cultivos, sino pone de relieve la importancia de las elecciones sobre lo que comemos y el impacto que pueden tener en nuestro entorno inmediato. Entre otros de los alimentos del futuro, se contemplan el kale (una planta extremadamente resistente a bajas temperaturas), las lentejas, la raíz de loto, los nopales, la quinoa y las espinacas.

Recientemente la ONU presentó el libro Cookbook in Support of the United Nations: For People and Planet (Un libro de cocina en apoyo de las Naciones Unidas: por las personas y el planeta), un recetario con diversas sugerencias gastronómicas que buscan ofrecer un mosaico cultural de combinaciones alimentarias que pueden abrir una ventana a un futuro más sostenible. Preparado por prestigiosos chefs, cocineros caseros indígenas y agricultores, este libro, creado en colaboración con Kitchen Connection Alliance (una organización sin fines de lucro que busca mejorar los sistemas para cultivar y distribuir alimentos a nivel mundial), ofrece 70 recetas que buscan deleitar el paladar y estimular la conciencia ecológica sobre alimentos que pueden contribuir a la lucha contra el cambio climático.

Las recetas de este libro tienen un 58.6% menos de carbono en comparación con una comida media de las regiones del mundo que más emiten. El mijo proporciona una solución a las variaciones producidas por el cambio climático y con una huella de carbono 25% menor que los cultivos básicos.

El libro está disponible en internet y en el Centro de Visitantes de la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York, pero también será la columna vertebral en este 2023 de una serie documental que incluirá una exploración de comunidades indígenas y las zonas del mundo más amenazadas por el cambio climático.

El texto se divide en cinco secciones claves para el futuro de la alimentación en el mundo: sistemas alimentarios, biodiversidad, consumo sostenible, alimentos y cambio climático, y desperdicio de alimentos. Entre las recetas que ofrece, se encuentran los pasteles de cangrejo elaborados con fonio, un antiguo cereal de África Occidental. Precisamente el fonio es considerado otro de los alimentos del futuro, pues es un cereal fácil de cultivar, resistente a la sequía y uno de los granos de maduración más rápidos del mundo. Tiene sabor a nuez y se puede usar de la misma manera que el arroz, el trigo y otros granos populares, pero libre de gluten y con alto contenido de hierro, zinc y magnesio.

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