Juan Carlos, quien tiene 27 años dando clases de secundaria en una escuela pública de la CDMX, recibió una encuesta para contribuir a la discusión sobre el Marco Curricular y Plan de Estudios 2022 de la . Le gustó ser considerado, aunque las preguntas sólo servían para respaldar algo ya gestado, pues solo dejaban margen a una respuesta positiva o negativa. “En preguntas como si se considera importante mejorar la educación básica, era obvio un sí, pero no era factible brindar una reflexión más amplia”. Atiende 14 grupos de los tres grados de secundaria con casi 50 alumnos cada uno. Le gusta mucho ser maestro, pero le disgusta que casi todo lo relacionado a la mejora educativa, desde el microcosmos del salón de clases hasta las políticas nacionales, esté diseñado como un justificante administrativo “sin provocar cambios reales”.

Para Gabriela de la Cruz, investigadora del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la UNAM, hay varias aristas a discutir sobre la propuesta. La primera de ellas es la temporalidad con la que sale. “Esto ha sido un continuo de todos los gobiernos que toman como botín a la educación y tratan de hacer cambios en periodos tan cortos que regularmente acaban en fracaso. Como siempre, se toma la educación como botín político para aparentemente gestionar cambios, pero sin planeación, ni previsión de lo que significa transformar una cultura educativa”.

Uno de los principales problemas que detecta la investigadora es que el plan se vuelve frágil cuando se observa cómo se piensa concretar. “Un elemento fundamental y que a mi preocupa especialmente es la parte de la formación docente. Se anuncia mucho que los docentes han participado en esta propuesta, lo cual me parece muy loable, pero no se trata sólo de mostrar que han participado, sino de cómo se van a formar para una nueva cultura de la enseñanza, del aprendizaje, de la evaluación. Eso se deja de lado y un proyecto como este requiere esfuerzos consistentes paralelos que no se ven con claridad”.

Otro problema, dice De la Cruz, son los recursos. “Se pone en el centro la labor educativa basada en el diálogo, pero cómo vamos a dialogar con docentes, con grupos excesivamente numerosos... ¿cómo se concreta el diálogo en el ámbito real?”. El panorama no es sencillo, alrededor del 80% de las niñas y los niños que cursan primaria en México no alcanzaban desde antes de la pandemia los conocimientos esperados en comprensión de lectura y matemáticas.

¿Grados o fases?

Otro aspecto de la transformación curricular del plan, además de la organización por cuatro campos (Lenguajes; Saberes y pensamiento; Ética, naturaleza y sociedad; De lo humano y lo comunitario), es transitar de grados escolares al establecimiento de contenidos por las llamadas Fases de aprendizaje en cuanto a organización didáctica y laboral. “Me pregunto cómo se concretará. Quizá lo ideal sería encontrar otro tipo de esquemas de docencia y sería maravilloso que se favoreciera el trabajo colaborativo docente para llevarlo al esquema de fases y potencializarlo”. El problema, agrega, es que pensando en lo que queda del sexenio, esto no tendría que ser un borrador, a estas alturas ya tendría que estar perfectamente explicado y practicado. “Nos va a pasar lo mismo que con Peña Nieto, que salió al final su llamado Nuevo Modelo Educativo y acabó con el nuevo gobierno”. De hecho algunos niños habrán migrado de plan en plan según los caprichos de los dos últimos gobiernos y el actual.

3 de cada cinco menores que perdieron un año escolar en pandemia viven en AL y el Caribe.

En una mesa sobre el tema realizada en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, en el Posgrado en Pedagogía, el doctor Rafael García señalaba que no hay una explicación concisa sobre cómo se vincularán las fases y los campos con relación a los grados escolares. Para el especialista, esta idea se presenta en otros ejemplos de sistemas educativos en el mundo, como Canadá y diversos países de Europa con ejemplos muy claros sobre cómo se trabajan los campos formativos, pero aquí falta entenderlo y operarlo, que es muy complejo en términos didácticos.

Un gran problema que detectan los principales organismos internacionales sobre la formación educativa básica en el mundo es que menos de las tres cuartas partes de los maestros están capacitados según los estándares nacionales, lo que resulta en 130 millones de niños matriculados en escuelas que ni siquiera están aprendiendo lo básico. Otro problema que retoma García, es que tras la desaparición del INEE, no hay un programa de formación de profesores, de capacitación rigurosa, ni panorama educativo que permita hacer un diagnóstico porque esa herramienta desapareció. García cuestiona si de la fantasía o de la realización utópica se puede sacar un proyecto así cuando en realidad no hay ni medios ni recursos para apoyar seis fases de aprendizaje sin articulaciones que sean capaces de generar didácticas acertivas y viables.

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Ignoran pandemia

De la Cruz dice que otro punto peligrosamente ignorado son los efectos de la pandemia en la educación, que se aborda de manera tangencial. Tres de cada cinco niños y niñas que perdieron un año escolar en el mundo durante la pandemia, viven en América Latina y el Caribe. “Es un tema que no se desarrolla, pero internacionalmente hay una discusión sobre cómo responder a un retorno que tiene que ver con nivelar y rediseñar”. Explica que cuando se habla de rediseñar, tiene que ver con la evaluación diagnóstica para entender cómo se pueden acelerar procesos que pudieron quedar incompletos, procesos de aprendizajes que no se desarrollaron y que se tendrían que analizar para compensar carencias y potencializar recursos.

Organismos internacionales como la UNESCO señalan que lo que vivido durante la pandemia equivale a uno o dos años de perdida en el aprendizaje. Hay muchos países que históricamente han aprendido que las más duras lecciones siempre dejan algo positivo. “Vivimos una experiencia de enseñanza remota de emergencia y tendríamos que ver qué podemos recuperar de esto. Se está dejando de lado la evidencia y la experiencia, así como la capacidad de los docentes para generar alternativas ante una situación caótica. La propuesta pierde el contexto que hemos atravesado y eso es muy lamentable”.

80% DE MENORES de primaria no alcanzan niveles de comprensión de lectura y matemáticas.

Son muchos los retos para los docentes. Uno de los primeros es asumir esta identidad en un nuevo contexto con los recursos y medios a su alcance frente a un nuevo programa. “Espero que el reto no sea atendido de una manera individual, cada quien con sus propios recursos. Implica esfuerzos sistemáticos y sistémicos. De otra manera, se queda desprotegido el profesor”.

En un mundo ideal, De la Cruz señala que la propuesta debería montarse sobre engranajes en múltiples niveles: a nivel micro, del aula donde se recupere su experiencia y se generen espacios de colaboración y reflexión; a nivel medio, donde se pueda trabajar con recursos, espacios, material, nuevas formas de organización y grupos más reducidos; y a nivel macro, con políticas que verdaderamente rijan y articulen. “Se subraya la revalorización del docente, pero sin espacios para realizarla de manera exitosa, de formación continua y trabajo colaborativo, regresaremos a la visión mecánica de siempre”.

“Ha sido un continuo de todos los gobiernos que toman como botín a la educación y tratan de hacer cambios en periodos tan cortos que regularmente acaban en fracaso”
Gabriela de la Cruz
Investigadora del IISUE-UNAM

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