El doctor Francisco Bolívar Zapata, investigador emérito del , se sumerge en sus recuerdos, detonados por las preguntas de varias generaciones de investigadores que participan en el coloquio ¿Cómo se inventó la ingeniería genética? Bolívar se traslada a un laboratorio en San Francisco, California, donde se hizo historia a mediados de los años 70.

En 1977, se logró por primera vez realizar la producción de proteínas humanas en bacterias mediante técnicas de ingeniería genética. Se clonaron más de 300 genes, incluyendo la insulina. Fue así que su trabajo se convirtió en pionero a nivel mundial en el área de la biología molecular y biotecnología.

“Recibí una comisión de la UNAM para trabajar por tres años en el laboratorio de Herbert Boyer”, señala el científico sobre uno de los personajes que desarrolló la tecnología de ADN recombinante, una metodología para unir artificialmente fragmentos de ADN (ácido desoxirribonucleico) que no se encuentran juntos en la naturaleza. Esta fue la técnica permitió la transferencia de genes de una especie a otra.

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Bolívar Zapata habla sobre el trabajo multidisciplinario de un laboratorio donde se compartían ideas y los esfuerzos metodológicos derivaban en consorcios y grandes proyectos como en ese momento fue Genentech, la primera compañía de biotecnología cofundada en 1976 por Boyer junto con el inversionista Robert Swanson.

Bolívar Zapata recuerda este capítulo de la historia de la biotecnología y lo utiliza para subrayar una de las ideas que han ayudado históricamente a fortalecer el trabajo científico: “No hay que tenerle miedo al sector productivo”, señala y agrega que finalmente esa es una de las ideas con las que se funda el Instituto de Biotecnología de la UNAM en México, también para tener la oportunidad de crear patentes y empresas que le den sustento a las ideas que surgen en un laboratorio.