El etiquetado de alerta “es un fiasco, no sirve”, dicen tenderos y empleados de tiendas en torno a los octágonos que, desde hace seis meses, avisan sobre altos niveles de sodio, grasas, azúcares o calorías en alimentos y bebidas preenvasadas no alcohólicas.

Octavio P., dueño de una tienda, afirmó: “Es un fiasco, porque nadie pone atención a esos cuadritos y, si los ven, les vale, se ríen, lo toman como algo chusco, dicen ‘tiene sodio’ y se lo comen.

“Son chavos y niños los que más compran esos alimentos y los adultos, de repente, cuando tienen una fiesta se llevan papas… Lo que sí ha cambiado es que hay personas que han cambiado a productos sin azúcar”, explicó a

Los octágonos de advertencia que alimentos y bebidas no alcohólicas preenvadas tienen en el empaque, mostrando cuáles tienen un alto contenido calórico, se hicieron obligatorios desde el pasado 1 de octubre de 2020.

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En esa fecha entró en vigor la Norma Oficial Mexicana NOM- 051-SCFI/SSA1-2010, Especificaciones generales de no alcohólicas preenvasados-Información comercial y sanitaria, la cual tiene varias fases.

Por ello, desde hace más de medio año, los productos deben indicar en las etiquetas si tienen mayor contenido de sal, azúcar o grasa de lo recomendado al día, en caso de que se coman más de 100 gramos de dicho producto.

Así que como alerta se les ponen octágonos que dicen: “exceso calorías”, “exceso grasas saturadas”, “exceso sodio”, “exceso azúcares”, “contiene edulcorantes” y “no recomendado para niños”, entre otras leyendas.

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En el ADN del consumidor

El presidente de la Asociación Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), Cuauhtémoc Rivera, consideró que “no jaló el etiquetado ni el consumo de esos productos [con alto contenido calórico] disminuyó”, porque el gusto por esos alimentos es una costumbre difícil de quitar, es parte del ADN de la gente.

A pesar de que “se buscó que el etiquetado echara abajo la compra de estos productos, (...) no bajó, el etiquetado no jaló”, dijo Rivera.

Para el presidente de ANPEC, la compra de estos alimentos y bebidas preenvasadas “están en el ADN del consumidor mexicano”, es decir, los seguirán consumiendo, añadió Rivera.

Hay quienes “siguen comiendo lo que les gusta”, explicó el presidente de la Comisión de Comercio interior de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), Raúl Picard.

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Señaló que hubo una caída de ventas de este tipo de productos, pero no se sabe si fue porque la pandemia afectó el poder adquisitivo de la gente o si fue por el etiquetado, pero hay caídas en el consumo de diversos productos de 20% o más.

Si le preguntas a la gente, “80% dice: ‘Lo que me gusta lo sigo comiendo’ o habrá cosas que no sabía que tienen tantos sellos. Pero, si te gusta, te lo comes.

“Nos damos cuenta de que sólo, te exagero, 2% de la población se fija en el etiquetado, los demás comen lo que quieren, tienen hábitos y pasará mucho tiempo para que cambien”.

De cualquier forma, las empresas han hecho un esfuerzo para reformular productos y reducir grasas y azúcares, pero hay algunos en los que no se puede, por ejemplo, no se le puede quitar grasa a un chocolate.

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El representante de la Concamin consideró que la verdadera solución es que haya campañas complementarias para enseñarle a la gente a tener una dieta balanceada y a hacer ejercicio, sobre todo ahora que el confinamiento por la pandemia tiene a chicos y grandes sentados frente a computadoras o videojuegos.

Analizan nuevas medidas

De acuerdo con fuentes del sector que pidieron no revelar su nombre, el gobierno federal y especialmente el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, ya se dieron cuenta de que los mexicanos tienen una afinidad por alimentos con alto contenido calórico y que la etiqueta no disminuyó la compra y el gusto por ellos.

Las fuentes afirmaron que el sector privado está preocupado por las acciones que pudieran tomarse contra este tipo de alimentos y bebidas no alcohólicas, en lugar de tener estrategias integrales para mejorar la salud de los mexicanos.