La inflación en México repuntó en el primer mes del año, para llegar a 7.91% a tasa anual, impulsada en parte por el dinamismo de los precios de los servicios, mismos que no han dejado de aumentar y registraron su mayor alza en casi 21 años, revelaron datos publicados por el Inegi.

El índice de precios subyacente, que incluye bienes y servicios cuyos precios son menos volátiles, es decir, la parte dura de la inflación, se aceleró a tasa anual, al pasar de 8.35% en diciembre anterior, a 8.45% en enero.

Al interior del índice sub- yacente, mientras el incremento anual en las mercancías moderó su alza, los servicios aceleraron su marcha, al pasar de 5.19% en diciembre a 5.51% en enero, su tasa más elevada desde mayo de 2003, cuando fue de 5.55%.

El tema de la inflación que más preocupa es el relacionado con el rubro subyacente y, en específico, los servicios, donde se observa un mayor impacto de choques internos del país, advirtió James Salazar, subdirector de análisis económico de CI Banco.

A su interior, destacan incrementos en los servicios turísticos en paquete, con alza anual de 12.90% el mes pasado; loncherías, fondas, torterías y taquerías, con 12.31%; hoteles, 10.76%, y restaurantes, 10.53%.

“El motor del consumo y empleo no ha estado tan mal, e incluso la recuperación que vimos en 2022 superó las expectativas. Ese crecimiento del PIB de alrededor de 3% fue arriba de lo esperado y te habla de que sí hay cierta mejoría en el gasto interno, y esto se traduce en presiones en los precios de este tipo de servicios”, explicó Salazar.

Mucho se ha dicho respecto a que la inflación era importada, pero la realidad es que el choque externo era el efecto más importante, pero también había choques internos, e incluso de demanda, particularmente en servicios, dijo a su vez Adrián Muñiz, subdirector de análisis económico de Vector CB.

En su opinión, ahora se diluyen algunos choques externos y prevalecen los que estaban, pero nadie veía, y el problema es que a la parte interna le están metiendo presión los incrementos adicionales a los salarios de este año.

“Nadie lo quiso ver, pero la presión salarial sobre los precios siempre estuvo, podríamos discutir si era mucha o poca, pero era evidente que existía, y ahora es lo que estamos observando”, agregó.

En su opinión, aun cuando se espera que la inflación se desacelere este año, el balance de riesgos para 2023 sigue sesgado al alza.

Además del tema salarial, otro factor que puede impactar es algún nuevo choque externo, destacó Muñiz, como por ejemplo el de los incrementos en los precios de las materias primas.

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