La obligación que tendrán los jóvenes a partir del próximo año de inscribirse al (RFC) pone sobre la mesa la importancia de promover la cultura fiscal al igual que la financiera.

A pesar de que contribuir con los impuestos está en la Constitución, no todos están conscientes de esta obligación a la hora de hacer valer sus derechos.

De ahí que especialistas consideran que si bien se han dado algunos pasos hacia una cultura contributiva o fiscal, a la que le han puesto nombres como civismo fiscal o cultura tributaria, es necesario que sea reforzada de la misma manera como se estaría impulsando la educación financiera desde los libros de texto para que, a temprana edad, las personas sepan que es una obligación en beneficio de todos.

La directora General de Orientación y Asesoría de la Procuraduría de la Defensa del Contribuyente ( Prodecon ), Angélica Campoamor , dice a EL UNIVERSAL que hemos avanzado bastante en la cultura contributiva.

Explica que muchas personas van entendiendo la parte que establece la Constitución de que todos los mexicanos y el resto de personas que viven en el país tienen la obligación de contribuir con el gasto del sector público.

Está segura de que se avanza en esta cultura contributiva y qué mejor oportunidad para los jóvenes y aquellas personas mayores de 18 años que no se han inscrito al RFC de empezar a ser parte de la educación fiscal.

“Los invito a formar parte de esta cultura contributiva, porque a medida que vamos teniendo ese sentimiento de poder contribuir con el desarrollo de un país, en ese sentido lo haremos posible”, exhorta la funcionaria.

Pone de relieve que muchos hablan de obligaciones fiscales , pero llama a no olvidar que también contamos con derechos por ser contribuyentes: “Cada individuo es responsable de cumplir con esta cultura contributiva, de dar su granito de arena y que todo vaya mejorando”.

Establece que en la medida en que todos estemos atendiendo ese tipo de obligaciones, se van a ejercer los derechos.

Campoamor destaca que en la Prodecon los mexicanos tendrán de la mano a un defensor del contribuyente, todo para fortalecer esta cultura contributiva.

Desde su punto de vista, es erróneo cuestionar “por qué el de al lado no da nada”; al contrario, sugiere “vamos a contribuir todos de la mano para contar con un mejor país”.

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Ponerla de moda

Para Guillermo Mendieta , integrante de la Comisión Técnica de Auditoría Fiscal del Colegio de Contadores, tanto la educación fiscal como la financiera pueden estar de moda.

Aunque cree que siempre ha existido la obligación y los derechos del contribuyente para exigir hacia dónde van los impuestos pagados y en qué se ocupan. Enfatiza que el cumplimiento de dichas obligaciones es a partir de que uno empieza a laborar o generar ingresos.

“La cultura o educación fiscal no es nada más a partir del próximo año ahora que los jóvenes deben estar en el RFC, debería estar siempre”, opina.

Reconoce que, evidentemente, lo anterior toma cierta relevancia porque al menos en esta primera mitad de sexenio, la bandera más importante ha sido la recaudación y una mayor vigilancia y revisión del fisco, debido a que no hay impuestos nuevos.

Dice que los jóvenes deben saber que, aunque no trabajan, deben estar en el RFC por la reforma que aprobó el Congreso. No tienen, por el momento, una preocupación como tal porque es sólo para llevar el registro. Más adelante, cuando se encuentren laborando, tendrán que presentar sus obligaciones fiscales.

El contador refiere que contribuir es una obligación de todos los mexicanos porque está establecido en la Carta Magna.

“Todo el que recibe un ingreso está obligado a pagar un tributo o impuesto hacia la Federación, para que de ahí se tengan los servicios y beneficios como agua, alumbrado, drenaje, seguridad, salud y educación, entre otros”.

Desde su perspectiva, sería bueno darle énfasis a la educación fiscal para que el contribuyente pague sus impuestos y no para buscar un castigo.

“Es como la parte financiera, si uno no ahorra, se endeuda, sabemos que el final no es bueno, pero lo que quiere decir es que ahorrar es para tener un mejor futuro o para conseguir metas”.

Por eso, cree que en materia fiscal se puede decir que quien paga impuestos tendrá beneficios y va a dormir tranquilo.

Al final, tener una educación fiscal desde la primaria implicaría lo mismo como el contenido financiero y sexual, para tratar de educar a los niños con el objetivo de que cuando sean jóvenes adultos sepan cuáles son sus obligaciones y derechos.

“Deben saber que con el pago de impuestos se tiene el derecho a recibir una buena educación, salud, seguridad y eso evidentemente implicaría una exigencia para el gobierno”.

Mendieta dice que la cultura fiscal no debe quedar en las áreas de estudio de la contaduría. Debe ser generalizado para llegar no sólo a contadores, administradores o economistas, sino también a médicos, sicólogos, ingenieros y el resto de disciplinas.

¿Qué es la cultura contributiva?

Se trata del conjunto de valores que se manifiestan en el cumplimiento de los deberes tributarios con base en la razón, la confianza y la afirmación de los valores de ética, respeto a la ley, responsabilidad ciudadana y solidaridad social de los contribuyentes.

Busca generar una cultura fiscal a través de acciones educativas y formativas en valores, en la que el ciudadano es el eje de los ejercicios para promover el cumplimiento voluntario.

El tema se ha abordado desde siempre, cada vez que se plantea la necesidad de establecer un nuevo pacto fiscal, como lo fue antes de las elecciones intermedias de junio pasado.

En la última Convención Hacendaria que se realizó, el gremio de los contadores puso de manifiesto la urgencia de impulsar una nueva cultura contributiva.

Se consideraron necesarias acciones encaminadas a la formación de valores que incorporen principios en la conciencia social, con el fin de generar hábitos de compromiso en cada individuo, en las que evasión y elusión fiscal sean conductas rechazadas, al ser contrarias al compromiso social.

En la cultura contributiva siempre participan dos partes: al lado de los contribuyentes está el Estado, que tiene el deber de actuar siempre con respeto a los derechos de los pagadores de impuestos. Y se encarga de destinar los recursos al bien común.

Por otro lado, debe haber la certeza del colectivo social afectado por la carga tributaria, de que los recursos generados se van a destinar a políticas a su servicio, a través del presupuesto básico para la formación de la nueva cultura contributiva.

Campaña de Prodecon

En ese contexto, Angélica Campoamor dice a los jóvenes que no deben temer al estar en el RFC.

Al inscribirse empoderan su información, porque se eliminan las dudas que pudieran existir y podrán saber su estado fiscal.

Comenta que hay casos en que la persona desconocía que ya estaba inscrita en el RFC, luego de que alguna vez trabajó con alguien y lo inscribió, o aprendiendo algún oficio o por su profesión comenzó a trabajar en un despacho o una empresa y la dieron de alta, pero lo ignoraba.

Recuerda que en Prodecon lanzaron una campaña para orientar a los jóvenes para registrarse ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT) .

En la procuraduría utilizan las redes sociales y un lenguaje sencillo para apoyarlos con trámites que pueden ser presenciales o en línea en el portal del SAT. Sólo necesitan poner su nombre, un contacto, teléfono o correo electrónico, y CURP para poder inscribirse al padrón de contribuyentes.

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