Como ya he dicho varias veces, llego tardísimo a todo. Así que mi texto de hoy es “Muuuuuuy 2014”, pero bueno: acabo de descubrir @ByeFelipe, una cuenta de Instagram tan divertida como deprimente y aterradora. En ella se publican pantallazos de chats entre un hombre y una mujer heterosexuales, que no se conocen entre sí, y que casi siempre tienen esta secuencia:
1. Él le manda a ella mensaje “ligador”.
2. Ella no lo pela o le dice que no está interesada.

3. Él reacciona de forma violenta, la insulta (cosas como “pinche puta” o “estás bien gorda y fea y te contacté por lástima”) o le manda fotos de su pito.
Algunos ejemplos (con traducciones abajo):

26 de octubre
¡Órale! ¡Estás preciosa! ¿Cómo es que una chica como tú está soltera? ¿Los hombres son estúpidos o qué?
29 de octubre
¿Te parezco atractivo?
Ayer
¡¡¡Estás BIEN PINCHE FEA!!! ¿Por qué estás en este sitio? Ningún hombre nunca te va a pelar...

–¿Cómo estás?
–Hola, ¿te conozco?
–¿Quieres que nos conozcamos mejor?
–¿Quién eres?
–Soy de Astoria. Me pareces sexy.
–Tengo novio, no me interesa.
–Cuando quieras divertirte, avísame. ****PITO****

–Hermosa dama, ¿le interesaría chatear? Estoy en la misma área y tengo mucho que ofrecerle a la mujer correcta.
–Yo creo que no haríamos una buena pareja, ¡pero te deseo suerte!
–Vete a la chingada, ni siquiera te mandé el mensaje yo, alguien me hackeó la cuenta. No me interesa una vieja bruja y fea como tú. Bloquéame y no me vuelvas a contactar, ¡o voy a asumir que me estás acosando!

Hola.
Hola.
Neeeeeta.
Ése es el pinche problema con las chavas como tú. Toda su vida tienen lo que se les da la gana y cuando aparece UN BUEN TIPO DE VERDAD, ¡lo pinches ignoran! Así que chíngate, princesita. Buena suerte a los güeyes que intenten hablar contigo, pinche reina de hielo. Nunca serás capaz de amar de nuevo, tú corazón está frío y ES TU ELECCIÓN. Lo siento, la verdad duele, ¡pero cuando me ignoras no me dejas más opciones!
Eres una culera. Te crees mucho y por eso crees que puedes ignorar a la gente. Pinche zorrita.
Nomás deja que te vea allá afuera, le voy a decir a todo mundo que eres una perra. Tú y tú “novio” imaginario que no pinches existe.
Quizá eres una pinche lesbiana. Cuánto a que te gusta la panocha.
De todos modos seguramente estás bien fea. A huevo eres lesbiana.
Y así, horas y horas de diversión-horror-ganas-de-vomitar.
Levante la mano a la que le suene familiar.
o/
Estos bellos “diálogos” generalmente ocurren en plataformas de dating, como OkCupid o Tinder. Entonces, no faltan les genies que dicen: “Ay pues para qué estás en la app del ligue, quién te manda”. ¡Ah! ¡Sí! Y para qué estás en internet y para qué sales a la calle vestida así y para qué te asomas a la ventana y para qué existes y para qué naciste, ¡TE LO BUSCASTE! O sea: ¿si soy mujer y abro Tinder tengo que platicar-salir-coger con cualquier güey con el que haga match, aunque desde la primera línea demuestre ser un pésimo conversador, o “atenerme a las consecuencias”? Eso no venía en los términos y condiciones, ¡qué confusión!
Pero, oh sorpresa, muchos son mensajes de Facebook enviados por quiénsabequiénes, que no son tus amigos y sepa la bola cómo dieron con tu cuenta, pero a huevo quieren que les hagas caso.
En las entrevistas, Alexandra Tweten, la chava que creó ByeFelipe, dice una frase muy ilustrativa: no todos los hombres son así, pero todas las mujeres que estamos en internet hemos recibido mensajes por el estilo. Más allá de balconear a los ByeFelipes, le interesa poner el tema “sobre la mesa”, hacer visible ese tipo de violencia y señalar lo frecuente que es.
Antes de que los apocalípticos digitales se pongan locos y pidan que tiremos las laptops por la ventana: no, no es culpa de las apps ni del internet ni de las computadoras ni del nientiendo. Lo mismo ocurre en la “vida real”. A todas nos ha pasado que vamos en la calle, un güey nos grita un “piropo”, lo ignoramos o le contestamos que no sea metiche / no esté chingando, y él responde algo así como “Uuuuy, ¡salió enojona!” o “Y aparte sangrona y malagradecida” o un elegante “Pinche vieja”. A poco no. O algo peor: hace un par de años, en el metro, un chavo que se veía “decente” (típico “nice guy”) me quiso hacer la plática. Yo andaba corriendo, no estaba de humor y me daba hueva ser sonriente y batearlo de forma “amable” (como si tuviera que serlo), así que le dije un cortante “Tengo prisa, adiós”. Lo rebasé y el güey procedió a agarrarme gachísimo-puerquísimo la nalga... y luego se echó a correr. Yo me quedé en shock y no supe cómo reaccionar, así que nomás le grité de cosas en lugar de perseguirlo y llevarlo con los tiras. Pero bueno. Es un ejemplo de cómo hay hombres a quienes les resulta in-con-ce-bi-ble que los rechaces, que ven su masculinidad amenazada y reaccionan de la peor manera para que NO DIGAN QUE SOY PUTO WEEEY NO WEEEY NO ME DEJO WEEEY NO SOY MANDILÓN WEEEEY.
Y por eso hay varios ByeFelipes que, al momento de aparecer en el Instagram, ya tienen órdenes de restricción. (Me pregunto qué cosas horripilantes pasarán en México cuando intentas proceder legalmente cuando te acosan en línea, como el famoso caso del acosador serial que voltea la tortilla y denuncia a sus víctimas en el MP... ¡y ahí sigue!). Porque algunos no se conforman con unas líneas de odio torpemente aporreadas en el teclado. Y aquí está este tumblr como triste prueba.
¿Alguien conoce un equivalente de ByeFelipe en español? ¿Y si lo empezamos? Pongámonos de acuerdo en los comentarios.
***
Yo entiendo lo que es la ardidez. Es terrible. Una vez, en la prepa, hasta le dediqué una canción de Lacrimosa a un ex.
Y ahora estoy arididididididididísima porque le mandé unas quejas, vía messenger de Facebook, a uno de mis restaurantes favoritos... ¡y me dejaron en leído! ¡EN LEÍDO! Que el ligue de Tinder te ignore, bueno, ni modo, ¡pero el establecimiento en el que acabas de cenar! Estoy a punto de hacerles un #ByeFelipe de #plaquejas, ¿eh? Culeros.