Cuando en agosto pasado el hoy Presidente Electo Donald Trump visitó México las duras críticas por tal visita ocasionaron una debacle en el Gabinete del Peña Nieto y provocaron la caída de Luis Videgaray, en aquel entonces, Secretario de Hacienda y Crédito Público.

La indignidad a la que somete Peña Nieto a los mexicanos una vez más queda descrita claramente en el titular que daba el día de ayer el portal de noticias financieras y económicas Bloomberg “Mexico Names Trump’s ‘Wonderful Man’ as Foreign Minister”.

En un mensaje escueto y poco sensible, el presidente de México, aseguró que comprendía la molestia por el aumento en el precio de la gasolina escudándose en la coyuntura internacional pero olvidando que una de sus primeras promesas de campaña fue terminar con los “gasolinazos” del entonces presidente Felipe Calderón.

Al inicio de su gestión y ya como parte del proceso de negociación para la aprobación de la Reforma Energética, el gobierno prometió reducir los precios del gas, la electricidad y la gasolina. Por el contrario, los incrementos han sido la constante y hoy, justo cuando la aprobación de Peña Nieto y su gobierno está por el suelo, vivimos un aumento a la gasolina de casi el 20% que impactará en la economía del país y que ha dado pauta a una escalada de violencia y vandalismo justificada como protesta social en todo el país.

En ese contexto, Peña Nieto consideró una buena idea, hacer cambios en su gabinete y regresar a una figura que parecía haber caído en el ostracismo. Videgaray, que luego del triunfo de Trump se encargó de trabajar para si mismo una campaña en que se le encumbraba considerando su intromisión en las decisiones de la cancillería al invitar a Trump, como un acto “visionario” antes del triunfo del republicano que hoy se jacta de haber logrado la cancelación de una inversión millonaria en San Luis Potosí.

Pareciera que con la salida de Claudia Ruiz Massieu a esta se le castiga por no haber hecho un acercamiento con un candidato racista y antimexicano y que , el único que recibe recompensa -como acertadamente lo señaló ayer León Krauze- por una de las peores decisiones de la diplomacia mexicana, es el propio Videgaray. No sólo eso, traer de vuelta a Videgaray solo prueba la falta de sensibilidad de Peña Nieto frente a los agravios que Trump ha hecho a los mexicanos y los que hará una vez tome el cargo en los últimos días de este mes.

El inexperto “hombre maravilla” será ahora el responsable de llevar la relación de México con un presidente estadounidense decidido a terminar las relaciones económicas con México y castigar a cualquier empresa que intente invertir en nuestro país. El regreso de Videgaray sin embargo, también tiene otra lectura: a menos de dos años del fin de esta administración le abre de nuevo la puerta a la sucesión presidencial, un lugar que, por ser el mejor amigo y mano derecha de Peña Nieto, parecía natural hasta salida en septiembre pasado. Ahora, parece que la llegada de Trump, una mala noticia para el mundo en general, puede ser una buena noticia para Videgaray y apuntalarlo para convertirse en el candidato del PRI al 2018. Veremos.​

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