Durante las últimas semanas, el Estado de México ha sido un tema abordado  recurrentemente en los medios de comunicación debido a la cercanía de sus elecciones. Esto significa que durante las últimas semanas hemos escuchado declaraciones oficiales que refieren una realidad distinta a la que vive la población, ya que suelen hacer alusión solo a los avances alcanzados o bien a minimizar los problemas en la entidad. Un claro ejemplo es el discurso pronunciado por el actual mandatario estatal Eruviel Ávila en la inauguración de una planta de Peñafiel en Tecámac. A través de dicho discurso, el gobernador expresó su reconocimiento a las Fuerzas Federales y a la colaboración que han mantenido con los cuerpos policiacos estatales y municipales, así como que se había reducido la incidencia delictiva pero que no se encontraba “satisfecho” o “conforme” pues “la gente todavía demanda más y mejor seguridad” y, por ello, le pedía a sus funcionarios “más entrega, más pasión” . Además dio a conocer algunas cifras referentes a delitos de alto impacto comentando que hay otros estados “gobernados por diferentes partidos” con mayores índices delictivos que el Estado de México.

A partir de dichas declaraciones oficiales pareciera que en la entidad se ha optado porque la seguridad dependa de la participación de las Fuerzas Federales y de la “entrega” y “pasión” de los funcionarios estatales, más que de la implementación de políticas públicas basadas en evidencia y su respectiva evaluación. Asimismo pareciera que la dimensión del problema de seguridad se observa exclusivamente bajo el lente político y que si en la entidad no se alcanzan niveles tan altos de incidencia delictiva como en otros estados, pues la problemática no es tan grave.

Desde esta perspectiva, pareciera que las autoridades minimizan las afectaciones económicas y psicosociales tanto de la delincuencia como la violencia para la población, como se aprecia al final del discurso de Eruviel Ávila cuando expresa que concluye “con una cifra que es un poquito, que hace un poquito de ruido, que es el homicidio doloso. El Estado de México tiene por cada 100 mil habitantes, 11.99 homicidios dolosos; mientras que hay 16 estados del país, 16, de diferente extracción política o partidista, muy superiores al Estado de México”. Ante dicha aseveración valdría la pena cuestionarle: ¿cómo puede hacerle solo un poquito de ruido que hayan sido asesinadas 12 personas por cada 100 mil habitantes, es decir, que se hayan registrado 2 053 carpetas de investigación por el homicidio doloso de 2 256 personas durante 2016?, ¿cómo puede hacerle solo un poquito de ruido que aproximadamente la vida de 2 000 familias haya sido trastocada por la falta de seguridad en la entidad?

Ante lo expresado por el mandatario respecto a la disminución de los índices delictivos vale la pena hacer un análisis más detallado del comportamiento de los ilícitos en la entidad, con el fin de presentar objetivamente sin sesgo alguno cuál es la dimensión de la crisis de seguridad en el Estado de México. Si bien varios delitos de alto impacto han disminuido, hay dos a los cuales hizo referencia Eruviel Ávila que han aumentado en la entidad: el secuestro y la extorsión. En el caso del secuestro en el fuero común estamos hablando que su tasa por cada 100 mil habitantes aumentó de 0.97 a 1.48, es decir, un incremento de 52.58% de 2015 a 2016, esto sin contar los casos atendidos en el fuero federal. Además habría que mencionar que la tasa de secuestros del fuero común es la más alta registrada desde 1997 de acuerdo con la información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Mientras que en el caso de las extorsiones estamos hablando de que su tasa por cada 100 mil habitantes aumentó de 3.82 a 5.80, es decir, un alza de 51.83% de 2015 a 2016.

Frente a la problemática de seguridad del Estado de México y dado el proceso electoral que se avecina, considero necesaria una revisión focalizada en la materia de las plataformas electorales de quienes se han postulado como candidatos para ocupar la gubernatura de dicha entidad. Esto con la finalidad de identificar si efectivamente cuentan con propuestas de acción o política pública basada en evidencia o bien si se trata meramente de la enunciación de buenas intenciones o de exigir que los funcionarios trabajen con “entrega” y “pasión” como lo está realizando la actual administración. Conocer las propuestas de los candidatos en esta materia es fundamental, pues permite tener indicios respecto a qué tanto conocen el problema de seguridad, si realmente buscan subsanar los déficits institucionales que se han mantenido desde hace décadas y atender eficientemente la compleja situación por la cual atraviesan ciertos municipios como Ecatepec de Morelos, Tlalnepantla de Baz, Nezahualcóyotl, Naucalpan de Juárez, entre otros. Esta cuestión no implica algo menor pues estamos haciendo referencia a uno de los problemas que más le preocupa a la población, su seguridad.

Lamentablemente, tras la revisión de las plataformas electorales de los partidos políticos, coalición y candidaturas independientes no es posible encontrar propuestas de acciones o de políticas públicas basadas en evidencia. En términos generales, encontramos enunciados de buenos deseos e intenciones, encontramos objetivos que son planteados equivocadamente como propuestas y encontramos el planteamiento de acciones que ya son llevadas a cabo como, por ejemplo, la aplicación de controles de confianza a los policías estatales y municipales o el establecimiento de mecanismos de denuncia ciudadana. Con la finalidad de que se aprecie el vacío de las plataformas electorales en materia de seguridad, a continuación enlisto algunas propuestas de los candidatos en cuestión a partir de las cuales considero que dicho vacío se vuelve tangible:

  • Renovación moral de la policía y ministerios públicos.
  • Garantizar el derecho universal a la justicia y a la seguridad pública y combatir permanentemente la corrupción a través de mecanismo de control, transparencia y rendición de cuentas de mandos policiacos e instituciones vinculadas con la seguridad pública y la administración de justicia.
  • Impulsar acciones educativas y de difusión que rescaten y promuevan valores cívicos.
  • Mano dura contra quien cometa feminicidio, secuestro, crimen organizado y narcotráfico.
  • Reducir los índices de violencia en el Estado de México, en coordinación con los municipios, instituciones gubernamentales, sociedad civil organizada e iniciativa privada.
  • Creación de la Universidad de Ciencias de la Seguridad para atender integralmente las problemáticas que se deriven de la materia.
  • Implementar mecanismos de comunicación entre los tres niveles de gobierno, para vincular y procesar en el combate al delito.
  • Prevención del delito y adicciones, principalmente en las escuelas y al interior de las familias.
  • Garantizar los derechos humanos de la sociedad.
  • Entre otras.

Debido al “poquito ruido” que causa tanto la violencia como la delincuencia en el Estado de México, que para enfrentarla solo se necesita “entrega y pasión” de los funcionarios y el vacío de las plataformas electorales en la materia; pareciera que para los actores políticos la seguridad solo se atiende con buenas intenciones y ocurrencias que basta con que sean enunciadas con un adecuado y llamativo fraseo que capte la atención de la población sin importar el costo económico.

Doria Vélez

Directora de Investigación

@Dorsvel @ObsNalCiudadano

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