“La moda es un arte aplicado”, dice el diseñador belga Dries Van Noten, en una entrevista para el diario español El País. Debo ser honesta con ustedes: esta frase me llegó tanto que decidí escribir sobre los  cambios que desde hace algunos meses he notado en el arte de hacer moda.


Hoy, la manera de consumirla ha cambiado radicalmente: todo evoluciona y se transforma, en ocasiones más rápido de lo previsto. “¿Será sano? ¿Será natural?”, nos preguntamos.  Hoy, como consumidores buscamos novedades todo el tiempo, esperar seis meses suena hasta ilógico, las marcas se sienten presionadas por ofrecer piezas it, casi a la velocidad de la luz. Nos cansamos de ver lo mismo, y todo sucede a los tiempos de internet.


Las redes sociales han tocado las fibras más sensibles de la industria, para bien y para mal. Todos los activos de la industria hemos presenciado estos cambios y hemos sido víctimas de ellos. Me pregunto si es correcto que la presión para crear y desarrollar es lo más sano y natural para la industria, sobre todo bajo la premisa de que la moda es de una forma de arte y expresión, personal y colectiva. Los números en redes sociales se convierten en prioridades. ¿Será que la ecuación ahora funciona ahora así? Sinceramente, no lo creo: ofrecer un valor agregado es lo que debe regir y prevalecer. Deben regir, como siempre, la calidad, originalidad y visión sobre las colecciones y otros conceptos.


En una industria tan demandante y galopante, la frase “reinventarse o morir” es una realidad muy común. Pero, ¿es necesaria tanta presión desmesurada por crear o será que hemos perdido la capacidad de asombro y la verdadera esencia de la industria se encuentra tambaleante?


En otra entrevista, Grace Coddington, una de las figuras más sobresalientes de la industria (y de quien podría escribir una columna entera), tocaba ese tema. “Antes todo era controlado, te sabías las temporadas. Todo estaba organizado. Pero hoy en día un niño de 14 años puede dar su opinión sobre el tema y la gente lo escucha, creo que las redes sociales han democratizado la moda, antes era un medio elitista, ahora no lo es”, declaró.


Es cierto, las redes sociales han  inventado nuevos canales en donde la gente se expresa con libertad  y anonimato. Más que ser bueno o malo, es parte de  un sistema democrático, en el que deben existir opciones tanto para el consumidor como para los diseñadores que interpretan la moda en maneras muy distintas. Es justamente esa libertad creativa la que no se debe perder, porque representaría un golpe muy fuerte para la industria.


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Con cariño, Gina.


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