En estos tiempos de negación de derechos de personas LGBTI, nunca está demás recordar que existe el Protocolo para resolver casos que involucran la orientación sexual e identidad de género de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Como podrán ver, se incluyen las herramientas jurídicas YA VIGENTES en México para resolver muchísimos casos de discriminación. ¿Incluida la discriminación el trabajo? Sí, tiene un apartado dedicado a ella (si te despidieron, si te maltrataron, si te negaron una promoción, si no reconocen a tu familia en tu empresa, etc.). ¿En la escuela? También. Seas alumnx LGBT o seas familiar LGBT de unx alumnx, ya estás protegido de la discriminación que puedes padecer en la escuela. ¿Incluye todo el tema de las detenciones arbitrarias y trato policíaco? O sea, ¿qué hacer si te detienen por delitos como “atentar contra la moral pública”? Sí. ¿Herramientas para defenderme en un juicio de guardia y custodia porque me quieren quitar a mis hijos por ser LGBT? Sí. El Protocolo sirve para darles argumentos para protegerse en cualquier juicio imaginable en el que su orientación sexual, identidad de género o expresión de género se convierta en un factor relevante de decisión judicial.
Sé que el cambio social a través del litigio no da para todo lo que se necesita. Cuando tienes que cambiar TODA la estructura, todas las instituciones, el litigio es lento, lentísimo (incluso cuando lo tienes bien diseñado, que tampoco necesariamente es el caso de México). Pero es algo. Los litigios importan no solo por el resultado que tiene para cada parte, sino también por los diálogos que pueden suscitar. Porque pueden servir -pueden, no estoy diciendo que siempre lo hagan- como un mini-hack al sistema. Eso es lo que hizo Alex Alí Méndez con el tema de matrimonio. No quiero imaginarme qué sería del tema de no ser por él, que fue el responsable de la lluvia de litigios que llevó a la jurisprudencia de la SCJN del año pasado. Uno a uno. Estado por estado.
Lo que más me importa decir es: LOS DERECHOS YA ESTÁN CONQUISTADOS. Ya están ahí en la Constitución y en los tratados. No importa cuánto lo nieguen los anti-derechos, los derechos ya están. Sé que cuando sistemáticamente se violan (como pasa cada día que un estado no modifica su legislación para reconocer matrimonio igualitario o como pasa cada vez que una empresa no contrata a alguien por ser LGBT), esto parece poco. Pero no lo es.

Falta mucho por hacer. Aunque el derecho a la no discriminación en el empleo está reconocido por tratados internacionales y por la misma Ley Federal del Trabajo, el procedimiento para hacerlo exigible es un suplicio. Aunque tenemos el derecho a la información y a la educación sexual, sigue sin haber educación sexual en las escuelas que cumpla con lo necesario para aprender de derechos sexuales y reproductivos y de la no discriminación (aunque los conservadores digan lo contrario y repitan la idea de que la "ideología de género" ya se imparte en las escuelas). Aunque el matrimonio ES nuestro derecho, son más las legislaciones que siguen sin modificar sus códigos civiles que las que lo han hecho. Como muchos otros problemas del país, existe una brecha importante entre el derecho constitucional y el derecho que de hecho nos permite vivir nuestras vidas cotidianas en paz. Y la lucha tiene que seguir, en TODOS los ámbitos.
Desde el Ejecutivo Federal: ahorita que se ha abierto la puerta a toda la administración pública federal -algo que nunca antes se había hecho-, hay que aprovecharlo y meternos a TODOS los órganos. Educación, trabajo, salud, vivienda, procuración de justicia. Todos. Desde el legislativo, lo mismo. Y desde el judicial. El Protocolo sirve para esto último. Tenemos una SCJN que, ante la presión de la Iglesia, no se ha doblegado. Sigue fallando casos a favor de los derechos de las personas LGBT y hay Ministros que hasta están hablando en medios reiterando la realidad que son constitucionalmente estos derechos. Aprovechémoslo.
Los argumentos y las herramientas para hacerlos exigibles ya están. Hay que usarlos.