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Un proyecto no realizado

Un proyecto no realizado
21/01/2016 |00:00
Redacción El Universal
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Por Pedro Tzontémoc *





Por cada proyecto realizado hay sin duda muchos más que se quedan en el intento. He decidido compartir uno de los que no realicé por motivos que ya carecen de importancia pero que, dada su vigencia a la luz de los actuales acontecimientos, rescato del olvido.

A continuación, la transcribo el proyecto base que desarrollé para realizar en París en el año 2000…

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Transfronterización De fin de milenio

Una de las características del siglo XX ha sido la migración masiva de diversos grupos humanos y, con ellos, su cultura, religión, costumbres, visión del mundo... los motivos que la provocan son distintos; la guerra, la persecución política y religiosa, el hambre, la búsqueda de mejores condiciones de vida, pero la consecuencia es la misma; la transformación del mundo.

La globalización genera extrañas manifestaciones sociales; el mundo es cada vez más universal y, como contrapartida, está más cerrado sobre sí mismo. Las identidades se mezclan, se refuerzan, se defienden y se integran. El sincretismo transforma al mundo y éste pierde sus fronteras, la transfonterización se impone y se sobrepone a los programas que cierran las puertas a este fenómeno de fin de milenio. La migración es, sin duda, un signo de nuestro tiempo, quizá el más claro.

Efectos nocivos que la acompañan, como la xenofobia o la intolerancia, resultan menores en comparación con las ventajas que la inmigración tiene implícitas, tales como la incorporación de ideas revitalizantes y el enriquecimiento cultural de primera mano. No hay que olvidar que los momentos de mayor esplendor de la humanidad fueron posteriores a intercambios de este tipo; la expansión de la cultura griega y del imperio romano, la presencia árabe en Europa en el siglo XV, las grandes expediciones y el consecuente encuentro con América, la integración europea, sólo por mencionar algunos ejemplos. Estamos pues, ante el umbral de una revolución filosófica sin precedentes.

La globalización se expresa en dos sentidos: en una integración paulatina y absoluta de las costumbres o en el refuerzo de identidades que luchan por no desaparecer. La primera llevaría irremediablemente a un mundo de un solo rostro, la segunda es la que nos interesa registrar, la pluralidad de cosmovisiones interactuando en un mismo espacio, en una misma ciudad.

De entre todas las ciudades cosmopolitas del mundo, París fue seleccionado por razones de estructura y antigüedad. Esta cuidad se cierra en espiral sobre sí misma, los 20 distritos que la conforman, constituyen un universo delimitado y bien definido. Otra importante característica de París es su permanencia en la historia, durante prácticamente este milenio ha sido una ciudad de cruces y encuentros, cuna y centro de convergencias culturales.

En el preludio del tercer milenio, París sigue siendo una ciudad universal, donde diversos grupos se incorporan cada día para habitarla, transformarla y enriquecerla con su manera propia de percibir el mundo. Ahí están representados todos los continentes, todas las religiones, todos los grupos étnicos interactuando entre sí; cada uno de ellos recreando su propio universo, reconstruyendo su hábitat cultural natal. El mapa étnico de París se reorganiza, se define día tras día y cada una de las miles de expresiones culturales, tiene como elemento común a la ciudad misma; ésta les pertenece a todos.

El Sena, la Torre Eiffel, la Plaza de la Concordia hacen las veces de una escenografía común al teatro de la diversidad humana que se expresa cotidianamente en París.

Como ejemplo basta decir que ahí se conjuntan importantes centros de culto tan diversos como la mezquita del distrito 5º, la iglesia de San Ignacio en el 13º, de significativa presencia negra y la imagen de la virgen de Guadalupe dentro del corazón mismo de París; la catedral de Notre Dame.

Cada proyecto es en sí mismo una experiencia vivencial profundamente comprometida. El fotógrafo debe, desde mi punto de vista, integrarse a lo fotografiado, hacer suya la realidad que tiene enfrente, incorporarla a su propia cosmovisión y traducirla en imágenes.

Se seleccionarán cinco familias inmigrantes de diferente religión, cultura y país de procedencia, cuya presencia étnica en París sea significativa. Como contrapunto de contexto se elegirá también a una familia tradicional de origen francés.

Como método de trabajo, se convivirá de manera total con cada una de las familias durante un mes completo logrando con ello una presencia habitual en su hogar, con el objeto de captar, de manera natural, su vida cotidiana y con ello sus ritos y costumbres, su alimentación y vestimenta, así como los eventos que se susciten durante el periodo de convivencia. Con este procedimiento se pretende participar de la vida como la viven ellos, situación que sin duda se reflejará en las imágenes obtenidas en cada una de las experiencias.

Se hará un retrato de cada familia frente a un mismo monumento, representativo de París, como hilo conductor que unifique a cada una de las series que integren el portafolio completo. De forma paralela, se tomarán fotografías que rescaten las vivencias personales durante el proceso de trabajo. Estas imágenes serán parte de una bitácora visual que dé sustento a la tesis de la fotografía como una experiencia vivencial…

 

* Pedro Tzontémoc nace en la Ciudad de México en 1964.

De formación fundamentalmente autodidacta. Inicia sus estudios de fotografía 1981, considerando de mayor importancia los realizados a manera de pláticas con la maestra Kati Horna.

Ha publicado diez libros y ha realizado diecinueve exposiciones individuales. Ha participado en más de cincuenta exposiciones colectivas en México y el extranjero.

Actualmente coordina la colección luz portátil – Artes de México de libros de fotografía.