Por Pedro Tzontémoc *

Hace ya quince años que murió, en la ciudad de México, la fotógrafa húngara-española-mexicana, universal en términos reales, Kati Horna.

No pretendo hacer una semblanza histórica de su vida ni de su obra, hay que dejar esto a quienes no la conocieron, condición que les permitirá, quizá, mayor objetividad.

Entre 1985 y 1987, en los inicios de mi actividad fotográfica, tuve la oportunidad de cruzar el portón ruidoso de su casa y acceder a un mundo mágico en aparente desorden, pero no, en él que todo tenía un porqué, una historia, un misterio... como la estrecha puerta de lámina perforada por canicas de colores que al filtrar luz encendían constelaciones. Nunca supe a dónde conducía, quizá al cuarto oscuro, quizá.

Durante las pláticas con Kati podía hablarse de todo. De cosas verdaderamente importantes: del color azul de las botellas de vino blanco, de historias fantásticas arrebatadas a su memoria, del milagro de la vida cotidiana y de fotografía, aunque de fotografía se hablaba poco. Sin embargo, de manera silenciosa e imperceptible, como aprendiendo magia, sembró una semilla en mi corazón, justo ahí donde se gesta la mirada. Aprendí que una buena fotografía consiste en la capacidad de reproducir la emoción y la intensidad que motivaron la acción, voluntaria e íntima, del obturador. Aprendí que cada fotografía final es una obra con tamaño y carácter innatos, con ánimo y conciencia intrínsecos, es decir que cada fotografía, cada buena fotografía, es un ser en sí misma con espíritu y voluntad propios.

Hoy todo ha cambiado, la técnica fotográfica ha evolucionado en un sentido e involucionado en otro. Cada sujeto porta una cámara y se dice, por ese simple hecho que todos somos fotógrafos y sí, tanto que la imagen se ha banalizado a tal grado que hasta se habla de una aplicación que nos dirá hacia dónde realizar la toma… Millones de fotografías se producen cada día, nos saturan: la vida se vive para ser fotografiada y no para vivirla y son pocas, muy pocas las fotos que transmiten la experiencia vivida, no hay tiempo para asimilarla. Más se nos va volviendo menos.

Extraño esas pláticas que, en términos cuantitativos fueron pocas, pero tan significativamente cualitativas que dejaron una huella permanente en mi proceso creativo venidero, conversaciones reveladoras que influyeron en mi desarrollo personal y necesariamente en mi formación profesional.

Recuerdo que una tarde me comentó que ella se había hecho fotógrafa porque su verdadera vocación era ser vagabunda y esa fue su mejor enseñanza, no me canso de decirlo. Curiosamente Kati Horna pasó los últimos 61 años de su vida sin salir de México y aún así, cada una de sus fotografías tomadas en ese periodo, en esa aparente inmovilidad, responde a un movimiento vivencial profundo porque nunca dejó de habitar en ella ese vagabundo implícito de mirada luminosa.

§

Aquí, una brevísima reseña biográfica: Kati Horna (Budapest, 19 de mayo de 1912 - 19 de octubre de 2000 en México). Llega a México en 1939 después de haber fotografiado su natal Hungría, el París de preguerra mundial y la guerra civil española a lado de fotógrafos memorables como Robert Capa. En México trabaja durante años, fotografiando los rostros (el espíritu) y la obra de intelectuales y artistas mexicanos, realiza obras inmortales que congelan el infinito fluir de instantes de una vida inmersa en el surrealismo cotidiano, no aquél que se genera como recurso intelectual sino a un proceso vivencial propio y honesto. Durante su paso por la Academia de San Carlos, primera universidad de América, forma a varios fotógrafos quienes debieron aprender, fundamentalmente, el amor por la vida y la pasión con la que ésta debe vivirse, incluyendo, claro está, a la fotografía.


 

* Pedro Tzontémoc nace en la Ciudad de México en 1964.

De formación fundamentalmente autodidacta. Inicia sus estudios de fotografía 1981, considerando de mayor importancia los realizados a manera de pláticas con la maestra Kati Horna.

Ha publicado diez libros y ha realizado diecinueve exposiciones individuales. Ha participado en más de cincuenta exposiciones colectivas en México y el extranjero.

Actualmente coordina la colección luz portátil – Artes de México de libros de fotografía.

www.pedrotzontemoc.com

Google News

Noticias según tus intereses