En el mundo de las carreras , más allá del poder del motor , entran en juego otros factores que resultan esenciales para un desempeño óptimo a la hora de querer obtener resultados excepcionales.
Entre ellos, está el peso del modelo y el diseño del vehículo . El segundo de estos factores importa no por la apariencia del auto, sino por el impacto que este pueda tener en la aerodinámica del coche.
Sin embargo, hace 50 años, los diseñadores de los vehículos americanos no lo tenían tan claro y aunque buscaban aplicar los conceptos básicos de aerodinámica, había otros que con el tiempo probaron ser desacertados.
Uno de los casos más conocidos en cambiar la manera en la que se desarrollaban los autos de carreras fue el de los enormes alerones que usaron los autos a finales de la década de los sesenta en el serial de carreras NASCAR .
Ante la reglamentación que limitaba la potencia de los vehículos participantes, las marcas tuvieron que idear una manera en la que pudieran ganar segundos en cada vuelta sin sacrificar el peso de sus modelos. Una de las marcas pioneras en lograr esto fue Dodge, quienes en su Dodge Charger 500 , modificaron el frente para hacerlo más atractivo, mas no por eso, más funcional.
Después de perder varias carreras contra Ford en 1969, Dodge decidió cancelar las actualizaciones incrementales. La mayoría de los ingenieros estaban agobiados por las repercusiones comerciales de estos resultados y como consecuencia, el equipo de desempeño decidió probar suerte incluyendo a los antiguos diseñadores de misiles.
Entre ellos, se encontraban un par de diseñadores que propusieron cambiar radicalmente el frente de sus autos para darle un aspecto más similar al de un misil con la idea aerodinámica básica del alcance de un cohete.
Al incorporar esta idea, el auto lucía completamente distinto de lo acostumbrado, pues también se le incorporó un enorme alerón y las reacciones no tardaron en llegar.
En septiembre de 1969 Dodge presentó el Charger Daytona que, sin modificaciones mecánicas importantes, era 32 kilómetros por hora más veloz que el auto que inició la temporada en los primeros meses de ese año.
Este modelo era capaz de registrar velocidades de hasta 321 kilómetros por hora en sesiones de clasificación y naturalmente, la competencia se dio cuenta que ese era el camino a seguir en el desarrollo de sus modelos.
La incorporación del famoso alerón fue con el objetivo de darle mayor estabilidad al auto, pues a causa de las altas velocidades que registraba, era necesario agregar algo que mantuviera al auto en constante contacto con el piso. El llamado “downforce”.
Al año siguiente de que se presentó el Daytona, Plymouth incorporó un diseño muy similar a su Superbird con resultados bastante exitosos en la temporada de 1970 .
Como lo señalan las reglas del NASCAR, para que un auto compita en dicha categoría, debe de haber una versión de producción en serie a la venta pública. De esa manera, Dodge y Plymouth vendieron los Charger y Superbird con dicha configuración estética.
Ambos fueron un fracaso comercial, pues a la gente no le gustaba el aspecto del enorme alerón colocado en la cajuela de los autos, el cual ganó unos centímetros extras para que el maletero pudiera abrir en su totalidad.
No obstante, hoy son una pieza de colección altamente valorada y son de los autos americanos más buscados por los coleccionistas.