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Veracruz

Para María del Cristal Herrera León la educación es la base del éxito. Le gusta romper paradigmas. Cuando va en una aeronave y mira hacia abajo siente qué tan grandes son sus logros.

A los nueve años, María no era de las que jugaba con las muñecas, su tiempo libre era para buscar y aprender nuevas cosas.

Optó por los consejos de su madre: prepararse para la vida. A los 15 años tomó una gran decisión: ser parte de la Armada de México. “Si me hubiera quedado con otra mentalidad no estaría aquí”, afirma.

Desde pequeña la disciplina militar le atraía y hoy se gradúa como ingeniera en Ciencias Aeronavales y forma parte de la primera generación de mujeres piloto aviador de la Secretaría de Marina.

En su último año de secundaria María presentó el examen para ingresar a la Heroica Escuela Naval Militar. En su escuela tenía compañeros que no creían que una mujer podía lograrlo, pero se equivocaron.

Hoy recibirá de manos del presidente Enrique Peña Nieto el sable que la distingue como guardiamarina piloto aviador.

Uno de sus profesores la asesoró con los temas que vendrían en las pruebas. Contrario a algunos de sus compañeros, él sí confió en ella y veía en la joven un sueño que no pudo cumplir por un problema de salud.

En casa, María y Rogelio no podían creer que su única hija abandonaba el hogar a temprana edad. Terminaban los días en los que madre e hija pasaban horas juntas. “Son sacrificios que valoras con el paso del tiempo”, resalta la piloto.

“Se sorprendieron de mi decisión, mi mamá tuvo miedo, pero no quiso impedir ni truncar mi sueño”.

Los primeros días de partida fueron difíciles para su madre, aunque por dentro sentía un gran vacío, fue fuerte y decidió no verla un tiempo para que aprendiera a estar sola.

Su indicativo es Nashira, nombre de una estrella: la portadora de buenas noticias, y así es.

María, de 20 años, es seria, tímida y reservada, pero cuando se trata de aviones y helicópteros, su semblante cambia por completo.

“Surcar el cielo de México es una experiencia, es tener el control por completo de la aeronave y una responsabilidad, sabes que todo lo que pase es bajo tu propio riesgo. Debes mantener la mente clara en todo momento”, comenta.

No está en contra de lo que la sociedad dice sobre tener hijos y dedicarse al hogar, lo respeta, pero ella nació para volar. Ha sentido lo que es un avión acrobático, y va por más. En un futuro le gustaría volar helicópteros y estar en un operativo.

“Quiero explotar al máximo mi carrera, quiero que llegue un punto en el que diga: ‘Nadie me puede contar de eso porque yo sé lo que es y lo que se siente’”, por eso agradece que en la Marina exista la apertura de género: “Es una oportunidad para todas las mujeres que quiere romper paradigmas; para aquellas que deciden dedicarse a cuidar a sus hijos y al hogar está muy bien, pero hay mujeres que quieren hacer algo diferente a eso y yo quiero dejar una marca en la institución. “Si tienes en claro lo que quieres, nada se hace difícil. Hay que tenerle el amor a la carrera; si cada uno estudiara lo que le apasiona, no sería un trabajo”.

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