La violencia contra las mujeres es resultado de la discriminación que sufren, en particular en los centros de trabajo, y es un problema estructural que persiste por cuestión de género, afirmó Tania Ramírez Hernández, directora adjunta de Vinculación, Cultura y Educación del Conapred.
El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) ha recibido mil 726 quejas presentadas por mujeres desde 2011 y hasta la fecha, de las cuales 73 por ciento están relacionadas con actos de discriminación en el mundo laboral.
Los datos muestran que la mayoría de las querellas son por discriminación hacía las mujeres embarazadas, con 594, y la segunda causa es por razones de género, con 360 casos.
La Encuesta Nacional sobre Discriminación (Enadis) 2010 revela a su vez que 50 por ciento de las féminas concuerdan con que en México no son respetados sus derechos.
“Este tipo de violencia tiene a menudo un componente de género determinado por la discriminación, lo que las coloca lejos del ejercicio y goce de sus derechos”, expuso la funcionaria.
En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer que se celebra el 25 de noviembre, señaló que la problemática de tener un empleo genera circunstancias complejas que conducen a la inseguridad.
De acuerdo con la Encuesta, 11.6 por ciento de las mujeres perciben las prácticas de abuso, acoso, maltrato o violencia como una de los mayores inconvenientes a enfrentar.
Sin embargo, Ramírez Hernández aseguró que 21.2 por ciento de las encuestadas mira la principal dificultad en el ámbito laboral, “y es visible en todos los sectores del país”.
“La discriminación ha generado situaciones y contextos de mayor vulnerabilidad para las mujeres, incluso en términos de violencia”, argumentó la directora adjunta, quien reiteró que este grupo poblacional vive todavía en un escenario de desventaja ante los varones.
Pese a que la ley lo prohíbe, acotó, en México hay también una amplia desigualdad en la remuneración de los salarios, puestos de nivel directivo, edad y falta de acceso laboral por cuestiones de embarazo.
De todas las mujeres de 15 años y más que alguna vez han trabajado, 14.9 por ciento declaró que les solicitaron certificado de ingravidez para ingresar, no tuvieron renovación del contrato, disminuyó su salario, o fueron despedidas a causa del embarazo, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) 2011.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) señala que las mujeres mexicanas ganan 18.3 por ciento menos de sueldo que su contraparte masculina.
Mientras que la tasa de participación económica de la población femenina alcanza 44.6 por ciento, en comparación con 78.1 por ciento correspondiente a los hombres, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
“La inclusión es fundamental para el desarrollo de nuestro país, pero estamos olvidando a los mayores talentos y capacidades de trabajo por hacer a un lado a las mujeres”, enfatizó Ramírez Hernández.
De no sufrir las conductas de discriminación laboral, indicó, las mujeres con una fuente de trabajo son capaces de sostener el PIB per cápita de una manera significativa durante los próximos 25 años.
“El empleo es uno de los ejes fundamentales que debemos entender al pensar en la inclusión de las mujeres, una fuerza de trabajo significativa en desarrollo del país, tanto en un escenario de crisis actual como futura”, finalizó.
El Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS) y el Conapred impulsan actualmente la adopción de la Norma Mexicana en Inclusión Laboral, la cual prevé que hombres y mujeres gocen de los mismos derechos.