Cada vez estamos más cerca el proceso electoral para integrar la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México, misma que aprobará una Constitución Política para la capital del país. El artículo séptimo transitorio del dictamen constitucional, nos indica que será un grupo de cien hombres y mujeres los que tendrán la enorme responsabilidad de redactar nuestra Constitución, de los cuales sesenta serán electos por el principio de representación proporcional, catorce serán senadores de la República, otros catorce corresponderán a diputados federales, seis serán ciudadanos designados por el presidente de la República y seis más por el jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

Si bien los cargos de diputados constituyentes son honoríficos, ello no implica que la Asamblea Constituyente esté exenta de erogaciones, toda vez que requerirá diversos recursos, ya sean materiales, desde papelería, internet, o bien de naturaleza humana, como secretariado, asesores y servicios parlamentarios; para así tener un adecuado funcionamiento.

Esta Asamblea Constituyente deberá contar —desde luego— con un órgano encargado de la operación y optimización del ejercicio de sus funciones políticas y administrativas; así como un cuerpo directivo que coordine el desenvolvimiento de las sesiones, un área encargada de comunicar a la sociedad el avance de los trabajos de la asamblea y las discusiones en su interior, así como comisiones encargadas de tratar los temas que serán incluidos en nuestra Constitución, de menos.

Aunque es cierto que habrán diputados designados por el Presidente de la República y el jefe de Gobierno, no se justifica su adherencia a grupos parlamentarios de partidos políticos, pues si bien es verdad que todos los diputados pueden tener identidad con alguna fuerza política en específico, el nombramiento de los diputados designados atiende a su capacidad y desempeño institucional y no a una afinidad partidaria.

Por ello, el Reglamento para el Gobierno Interior de la Asamblea Constituyente es de vital importancia, pues delineará no sólo los aspectos técnicos y procedimentales de las sesiones, sino también los mecanismos de acuerdos entre fuerzas políticas al seno del órgano constituyente, e incluso podrá plantear un referéndum para la propia Constitución, y así dotar de mayor legitimidad el texto constitucional. La elección para conformar la Asamblea Constituyente se realizará el primer domingo de junio de este año, para que se instale el 15 de septiembre, debiendo aprobar la Constitución Política de la Ciudad de México a más tardar el 31 de enero de 2017, por las dos terceras partes de sus integrantes, es decir, serán poco más de cuatro meses de trabajo constituyente, los cuales deberán desempeñarse con la mayor eficiencia, funcionalidad y organización posible.

El cinco de junio, mientras en varios estados de la República elegirán gobernador y ayuntamientos, en nuestra ciudad elegiremos a las y los ciudadanos que nos representarán en este proceso histórico para la capital del país. Para esta gran labor, la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México estará dispuesta a apoyar con los recursos a su alcance a la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México, para que cuente con facilidades logísticas, humanas y materiales suficientes para su desarrollo y podamos tener una Constitución consensuada por las distintos sectores de la sociedad, una Constitución que marque un nuevo capítulo en la vida de México y su capital.

Diputado presidente de la Comisión de Gobierno de la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México

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