El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, no retomará las relaciones con Israel hasta que retiren todas las medidas de seguridad impuestas tras el ataque del día 14 en el que murieron dos policías israelíes y sus tres asaltantes árabe-israelíes.

“No habrá ningún cambio en las relaciones con Israel si la situación de Al- Aqsa no vuelve a como era antes del día 14 de julio”, dijo el presidente palestino, pese a que Israel retiró ayer los detectores de metal y las cámaras en los accesos a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén.

Tras la escalada de violencia en la que han muerto hasta ahora cuatro palestinos en disturbios por las fuerzas de seguridad y tres israelíes de una familia asesinados por un palestino en un casa de una colonia en Cisjordania ocupada, Abbas decidió congelar la comunicación con Israel, incluida la colaboración en seguridad.

“Continuaremos con la congelación de las relaciones bilaterales con Israel y pararemos toda coordinación en seguridad hasta que se eliminen las instalaciones que ha puesto en Al Aqsa”, insistió antes de una reunión con representantes de facciones palestinas.

Desde hace días y como signo de protesta, cientos de musulmanes decidieron rezar en el exterior de la explanada. Israel decidió retirar los detectores tras una intensa movilización diplomática internacional por temor a que los enfrentamientos de los últimos días se extienden a todos los territorios palestinos. Una crisis diplomática con Jordania a raíz de un incidente mortal en la embajada de Israel en ese país habría influido también en la decisión.

En las primeras horas del martes los obreros empezaron a desmontar los detectores en una de las entradas de la explanada, el tercer lugar santo del islam donde está situada la mezquita Al Aqsa y la Cúpula de la Roca, indicó un periodista de la AFP en el lugar.

Sin embargo, el país mantuvo unos corredores vallados y anunció un nuevo plan de seguridad basado “en tecnologías avanzadas y otros medios”, ante lo que los palestinos decidieron mantener la protesta y seguir rezando en la calle.

Naciones Unidas y las principales potencias dieron la bienvenida al retiro de los detectores y confiaron en que ello permita poner fin a la crisis en la Ciudad Vieja, en el este de Jerusalén, que Israel ocupó en la Guerra de los Seis Días de 1967 y se anexionó unilateralmente en 1980.

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