Los cambios en la política hacia Cuba que el presidente Donald Trump anunciará este viernes en Miami afectarán a un sector clave en su economía: el turismo.

El mandatario condicionará además seguir avanzando en la relación bilateral a que el gobierno del presidente Raúl Castro dé pasos democráticos.

“Es un intento de cambiar lo que el presidente dice que es un mal acuerdo y comenzar el proceso de dejar claro al régimen cubano que hay hitos que tiene que alcanzar si quiere continuar este tipo de relación: elecciones libres y liberación de los presos políticos”, adelantaron ayer altos funcionarios de la Casa Blanca.

De acuerdo con sus versiones, el mandatario limitará sustancialmente los viajes a Cuba de los estadounidenses, que en los últimos tiempos han podido hacer turismo gracias a las flexibilizaciones del gobierno de Barack Obama, y prohibirá a las empresas de su país hacer transacciones con compañías cubanas controladas por las fuerzas armadas y los servicios secretos.

Esta última medida tiene en el punto de mira a GAESA, el brazo empresarial de las fuerzas armadas cubanas, que se estima que controla alrededor de 60% de la economía de la isla y 80% del sector turístico. La mayor preocupación de la Casa Blanca es que el dinero estadounidense esté sirviendo para financiar a los dirigentes de La Habana.

Se tiene previsto que Trump hable hoy en Little Havana, el histórico barrio del exilio duro en Miami. Los cambios que anunciará serán presentados como el cumplimiento de otra de sus promesas de campaña.

Sin embargo, se prevé que los vuelos comerciales directos entre ambos países, así como los cruceros no se vean afectados.

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