El presidente francés François Hollande presidió ayer su último Consejo de Ministros antes de pasar el testigo al centrista Emmanuel Macron, cuya elección ha dejado al Partido Socialista al borde de la ruptura.

El contundente triunfo de este joven novato de 39 años, quien asumirá el poder el domingo, ha provocado una onda de choque al interior de los partidos tradicionales de izquierda y derecha que amenaza con redibujar el mapa político francés.

Las fracturas dentro del Partido Socialista gobernante salieron a la luz desde el martes, después que el ex primer ministro Manuel Valls anunciara querer ser candidato del movimiento de Macron, La República en Marcha, para las elecciones legislativas del 11 y 18 de junio.

Sin embargo, su oferta fue rechazada por la nueva mayoría presidencial que indicó ayer que la candidatura de Valls, quien no está afiliado al movimiento de Macron, no cumple “por el momento” con los criterios requeridos.

“Actualmente, consideramos que no es oportuno para el movimiento En Marcha integrar esta candidatura”, resumió uno de sus portavoces.

Por su parte, el ex candidato socialista a la presidencia, Benoit Hamon, anunció la creación de un movimiento “transpartidario”, para intentar “reconstruir la izquierda” tras su derrota en las presidenciales.

Hamon, quien llegó en quinto lugar en la primera vuelta de las elecciones con apenas 6.4% de los votos, precisó que no abandonará el Partido Socialista. Dijo que su movimiento será lanzado el 1 de julio, después de las elecciones legislativas.

Estos comicios son cruciales para Macron, quien está abocado a la formación de un gobierno para librar la incierta batalla de las legislativas en un país profundamente dividido.

El joven presidente centrista y proeuropeo debe juntar personalidades de la derecha y de la izquierda moderadas, para intentar construir una mayoría parlamentaria y así poder aplicar sin frenos su programa.

Macron ha prometido rejuvenecer a la clase política, incorporando candidatos que como él jamás han ocupado cargos electivos.

El presidente electo ha anunciado que la mitad de los candidatos para los 577 escaños que están en juego en la Asamblea Nacional en las legislativas serán rostros nuevos.

La onda de choque de la victoria de Macron alcanzó también al ultraderechista Frente Nacional (FN) de Marine Le Pen, con el anuncio de que su influyente sobrina y diputada, Marion Maréchal-Le Pen, se retira temporalmente de la política.

Maréchal-Le Pen, de 27 años, considerada la estrella ascendente del partido, explicó en una carta publicada en un periódico regional que renuncia a su escaño de diputada y a presentarse a un nuevo mandato en las legislativas por motivos “personales”.

Algunos miembros del FN veían en ella una alternativa en momentos en que la legitimidad de Marine Le Pen estaba en entredicho tras su derrota frente a Macron.

La noche de las elecciones Maréchal-Le Pen, que representa al sector más duro del partido, admitió que sufrió una “decepción” y pidió una “reflexión” sobre la estrategia de su tía.

Mientras tanto, Hollande, presidió ayer su último consejo de ministros. El gobierno le presentó al final de la jornada su dimisión, de acuerdo con lo previsto. Posteriormente participó junto a Macron en la ceremonia del aniversario de la abolición de la esclavitud. Hollande saldrá del Elíseo el domingo como uno de los jefes de Estado más impopulares de Francia, dejando detrás suyo un escenario político muy complejo.

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