Nueva York.— Los mosaicos salpicados de mugre en las paredes de la estación del Metro de Nueva York apenas son visibles: miles de hojas de colores fueron pegadas encima, una a una, por personas de todo el mundo. Un recordatorio para Donald Trump, presidente electo estadounidense, del repudio que sienten muchos.

Cuatro muros de la estación Union Square, epicentro de los trenes que corren por toda la ciudad y transportan a millones de usuarios, le advierten al hombre que será el próximo mandatario de la Unión Americana que no permitirán acciones racistas en el país.

“En Estados Unidos tenemos amor para los inmigrantes”. “Trump, te estamos vigilando, racista”, son algunos de los mensajes que escribieron con plumón permanente.

La mayoría está escrito en inglés y expresa la solidaridad con los inmigrantes, al mismo tiempo que rechaza las deportaciones y el muro que supuestamente construirá para separar a México de Estados Unidos.

Apenas el domingo pasado Mike Pence, vicepresidente electo de Estados Unidos, declaró en una entrevista con la cadena ABC: “[Trump] va a cumplir su promesa al pueblo estadounidense. Vamos a asegurar la frontera. Vamos a construir el muro. Vamos a poner fin a la inmigración ilegal de una vez por todas y encontraremos una manera de que nuestros vecinos paguen por ello”.

El proyecto inició hace seis meses. Esta terapia surge de un proyecto que inició hace seis meses Mathew Chávez, un artista que de esta manera propone a las personas una vía pacífica para desahogarse de sus problemas. Sin embargo, desde el triunfo de Donald Trump el pasado 8 de noviembre, unos cuantos mensajes se convirtieron en miles y miles.

Los problemas personales que plasmaban los ciudadanos en los papeles de colores ahora llevan una carga de libertades civiles y también de política internacional.

“Indocumentados, yo soy el primero de mi familia en terminar la universidad, deja de frustrar nuestros sueños”, escribió un joven.

“Nadie es ilegal” se lee en otra hoja de color rojo que llama la atención y es inevitable que pase desapercibida entre la masa de mensajes que colorea las paredes y los muros del Metro de Nueva York.

Resistir. A las cinco de la tarde la estación Union Square está repleta, es la hora en la que miles de personas salen de sus trabajos. El Metro de Nueva York es el sistema de transporte urbano más grande de Estados Unidos.

Un reporte de la Autoridad de Tránsito (MTA, por sus siglas en inglés) informó que hasta 2010 casi 5 millones 156 mil 913 ciudadanos se transportaban en una de sus 474 estaciones.

Love”. Este paso es uno de los más transitados. Patricia es una estudiante de 23 años, baja apresurada del convoy para transbordar y llegar a su casa. Pero de su mochila saca rápidamente un papel color rosa. “Love”, eso dice.

Rápidamente dice que no supera el triunfo del republicano, sienten mucha tristeza y teme que las promesas de campaña de Donald Trump se cumplan.

El magnate inmobiliario prometió deportar a 3 millones de inmigrantes, además de renegociar o retirar a Estados Unidos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

A la protesta pacifica también se unen los turistas. Asiáticos y europeos dejan un mensaje y se toman su foto del recuerdo.

A sólo tres paradas del Metro de Union Square se encuentra la estación de la avenida 57, la misma donde se localiza la Torre Trump, el edificio dorado que se impone ante otros rascacielos, que es el centro de operaciones del presidente electo de la Unión Americana. Aquí tres mujeres rubias, de 50 años, se fotografían con gorras rojas, ríen y llevan estampado con letras blancas: “Make american great again”.

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