Latinoamérica registra las tasas más altas de feminicidios en el mundo, una región que es señalada por ser “tolerante” ante la violencia contra las mujeres y niñas, con ausencia de estadísticas oficiales y políticas que llevan a que los pocos casos que son denunciados queden en la impunidad.

Con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, ayer iniciaron 16 días de activismo para ampliar los fondos y poner fin al maltrato que sufren ellas.

Recientemente la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) reveló que en promedio 12 mujeres son víctimas de feminicidio a diario en la región, una cifra tan alarmante que en 12 años, de continuar la media, las mujeres asesinadas pueden sumar alrededor de 54 mil, la población total de un país como Saint Kitts y Nevis. De las 25 naciones más violentas en el mundo, 14 están en América Latina.

Otro informe difundido en enero de este año por la ONG mexicana Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal (CCSPJP) señala que 41 de las ciudades más violentas del mundo son latinoamericanas.

Adriana Quiñones, asesora en América Latina y el Caribe para eliminar la violencia contra las mujeres y las niñas de la ONU, dijo que las estadísticas muestran que “hay una tolerancia a la violencia generada contra las mujeres” y revelan fallas de los gobiernos.

“Los datos que recolectamos en cada país son diferentes porque hay muchísimos prejuicios, se habla de crímenes pasionales, no se investiga, hay gran impunidad y en la realidad no contamos con cifras oficiales”, aseguró.

La dependencia económica y las uniones tempranas son las principales causas para que las mujeres caigan en situaciones de violencia y muchas de ellas no terminan “sus estudios y comienzan su vida reproductiva a edad muy temprana”, advirtió.

Brasil, según la Organización Mundial de la Salud, tiene la quinta mayor tasa de feminicidios del mundo, con 4.8 casos por cada 100 mil mujeres.

Argentina tiene una media de uno cada 30 horas con 271 asesinatos en lo que va de 2016, además, 97% de las argentinas admite haber sufrido acoso en espacios públicos y privados. Perú registra 108 feminicidios en 2016. En Centroamérica, las cifras las encabeza Guatemala, donde se registraron hasta el 31 de octubre de este año 630 feminicidios; le sigue Honduras con 228 asesinatos entre enero y junio.

Quiñones señaló que los gobiernos no están poniendo los recursos suficientes para eliminar la violencia. “Hay leyes supremamente buenas y avanzadas en la región, pero no son implementadas porque cuando las mujeres van a esos servicios no está el equipamiento”. El feminicidio, como lo define ONU Mujeres, suele ser la última etapa de una cadena de violencia.

En Chile esta semana dos mujeres fueron asesinadas por sus esposos sumando 33 los feminicidios este año, mientras que el gobierno tramita un proyecto de ley que amplía el delito de feminicidio a las parejas que no estén casadas. En Uruguay son 18 los casos. La falta de denuncia en las primeras etapas de violencia se da, según Quiñones, por factores como el miedo y la mala atención. Pese a que existen normas contra esta práctica los casos no bajan. La ley boliviana castiga hasta con 30 años de prisión a los maltratadores, pero en lo que va del año ya son 94 los asesinatos. En Paraguay, que lleva en 2016 al menos 35 feminicidios, se aprobó la semana pasada en el Parlamento la ley de protección integral contra la violencia hacia las mujeres. En Venezuela el problema sube, en el primer semestre del año hubo 75 asesinatos de mujeres frente a los 57 de 2015 en el mismo periodo.

En México un promedio de siete mujeres fueron asesinadas al día entre 2013 y 2015, cifra que en el periodo de 2001 a 2006 fue de 3.5.

“Lo primero es entender los derechos humanos de las mujeres”, indicó Quiñones y aseguró que “los países deben posicionarlos como una agenda de Estado”.

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